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Autor: | Editorial:



El pecado original hirió al Varón y a la Mujer de diversa manera – En el varón se desordenan más los instintos y en la mujer los deseos del alma
1. EL PECADO ORIGINAL HIRIÓ AL VARÓN Y A LA MUJER
DE DIVERSA MANERA


1) El pecado original no hirió de la misma manera al varón que a la mujer. Habiéndolos herido a ambos, los hirió de manera disimétrica, a cada cual a su modo. Varón y mujer serán afectados por las mismas concupiscencias e incurrirán en los mismos vicios capitales, pero de manera diversa. Ambos padecen de gula, pero la gula del varón está más cerca de la voracidad animal, mientras que la gula de la mujer es más refinada, se inclina a las golosinas, los dulces y las exquisiteces. Ambos padecerán la lujuria, pero el varón regresará hacia la instintividad animal y la posesividad física, mientras la mujer tenderá a la posesión afectiva y la dominación espiritual del alma del varón.

2) Ambos padecen la ira, pero el varón tiende a manifestar y descargar su cólera en forma corporal, física. A su ira la podríamos llamar ira caliente; mientras que la mujer tiende a descargar la suya más bien verbalmente, mediante la palabra hiriente, el agravio, la maledicencia y el maleficio: hiriendo con la lengua o dañando indirecta y astutamente. A la suya, aunque sea tremenda, podemos calificarla de ira fría. La del varón es ira regresivamente animal, instintiva. La de la mujer es una furia más angélica, pero de un angelismo malvado, es más demoníaca, medita más el daño que quiere hacer. Pensemos en la Ira de Aquiles que canta Homero en la Ilíada y en la ira de Medea en la tragedia de Eurípides.

3) Ella va al juez con un ojo morado, pero no hay grabación de lo que ella le dijo antes a él. Si riñen dos varones es posible que corra sangre y hasta que uno quede muerto. Entre mujeres el terreno principal de la querella es el verbal y si llegan a las manos, lo que procuran más bien es afear a la otra, desgreñándola y arañándole el rostro.

2. EN EL VARÓN SE DESORDENAN MÁS LOS INSTINTOS ANIMALES
Y EN LA MUJER MÁS LOS DESEOS ESPIRITUALES


4) La disimetría de la herida del pecado original en la naturaleza del varón y de la mujer consiste pues en que el varón tiende a regresar a lo instintivo y a los apetitos del cuerpo. En él el polo animal tiende a predominar y a deshumanizarse. En él predominan los apetitos del cuerpo, la concupiscencia de la carne. La mujer, en cambio, tiende a desequilibrarse por lo que podemos llamar su polo angélico: por los apetitos del alma o la concupiscencia de los ojos. Por eso se ha dicho que el pecado dominante del varón es la lujuria y el pecado dominante de la mujer es la avaricia, la ambición.

5) Una de las consecuencias del pecado original en el ser humano es la pérdida del control racional de las pasiones. A esas pasiones descontroladas se les llaman concupiscencias. Son los deseos, afectos y pasiones desordenados y que el ser humano mismo no logra gobernar con su razón. Hemos dicho que las concupiscencias afectan tanto al varón como a la mujer, pero no de la misma manera, sino a cada uno a su manera. Los dos quieren las mismas cosas, pero de manera diferente. Hay un dicho que ilustra este hecho: ‘el varón quiere una casa para tener una mujer, y la mujer quiere un hombre para tener una casa´.

6) Hemos visto que se distinguen dos formas de concupiscencia en el ser humano, que corresponden a sus componentes corporal y espiritual. La que corresponde al componente corporal o animal se llama concupiscencia de la carne. Y la que corresponde al componente anímico o espiritual se llama concupiscencia de los ojos.

7) La concupiscencia de la carne es el desorden de los apetitos instintivos residentes en el cuerpo, del elemento que el hombre tiene de común con el animal. Son ellas la gula y la lujuria, que corresponden al apetito de la propia conservación por la comida y al de la conservación de la especie por la sexualidad. A su frustración corresponde una ira animal.

8) La concupiscencia de los ojos, es el desorden de los apetitos, afectos y deseos del alma: avaricia, vanidad, ambición. El desorden en los deseos de consideración social, de bienestar y comodidades, de seguridad, de ser querido, apreciado. Son los deseos que podemos llamar más propiamente espirituales o humanos. A su frustración corresponde más bien, aunque no exclusivamente, una ira más fría y espiritual.

9) El pecado original desordena al varón sobre todo por la concupiscencia de la carne y tiende a devolverlo a la compañía de los animales. Como el rey Nabucodonosor, reducido a la condición de los peores vagabundos que hemos conocido: "arrojado de en medio de los hombres, come hierba como los bueyes, su cuerpo se empapa del rocío del cielo, le crecen los cabellos como plumas de águila, y las uñas como las de las aves de rapiña" (Daniel 4, 30). Al varón, el pecado original tiende a bajarlo a lo corpóreo, físico, instintivo, animal. En él predominan los instintos sobre la razón, se desordena por perder el gobierno de sus apetitos instintivos y tiende a achancharse, y aveces es un verdadero "puerco". Por ejemplo, vemos cómo el varón suele comer y beber en exceso, aunque le haga daño y ese descontrol suele irse agravando con los años.

10) A la mujer le pasa lo contrario, tiende a subirse a lo angélico e incluso a "usurpar lo divino". Ella se inclina al ejercicio ilegal de la divinidad, y a la usurpación de la divina providencia. Y no por mal, ella quiere el bien pero quiere hacerlo a su manera. Y quiere ser ella quien diga lo que es bueno y lo que es malo, ¡también para vos!. Pero por ese camino de sus propias buenas intenciones, es por donde la mujer se hace dominadora.

11) El varón se hace lujurioso, es incapaz de morir a su pasión sexual por amor a su esposa cuando en realidad lo que le haría feliz a ella sería que él muriera un poco a su pasión. Y ella es dominadora y a veces usa la debilidad pasional del varón para manipularlo. Pero eso, en vez de reforzar el vínculo de la amistad entre él y ella, produce la debilidad del vínculo amoroso, y por ese eslabón se rompe. Cuando no están sanados él y ella de sus respectivos desequilibrios por la gracia, el matrimonio entra en crisis, la amistad matrimonial se hace imposible. Las pasiones matan el amor. La lujuria del varón asquea a la mujer y la dominación de la mujer harta al hombre. Y en consecuencia se hace imposible también la felicidad que Dios ha destinado para el hombre en la amistad matrimonial. Es esa felicidad de la amistad matrimonial, la que se corrompe por la corrupción de la virtud de él y de ella. Es ese malentendido entre él y ella lo que impide la plena felicidad que Dios tiene reservada a esa creación maravillosa que él hizo.

12) Resumiendo: el principal obstáculo para que se entiendan el varón y la mujer en el noviazgo y en el matrimonio consiste en que el pecado original los hirió de manera disimétrica. No produjo lo mismo en el varón que en la mujer.

13) Estas mismos hechos los expresa el relato del origen en su lenguaje simbólico ¿Por qué Satanás la tentó a Eva y no a Adán? La tentó a Eva con querer tener la ciencia del bien y del mal y con querer ser como Dios, porque ella es la que podía entrar más fácilmente en esa tentación del ejercicio ilegal de la divinidad y la usurpación de la divina Providencia. En ella lo que tiende a desordenarse es el polo espiritual. ¿Y qué pasó cuando Eva fue como Dios? ¡No fue corriendo a comunicarle su conocimiento y poderes a su esposo! Fue y le dio de comer. Atendió a su corporeidad. ¿Lo convirtió en el primer mantenido? ¿Sugiere el relato que descuidó la espiritualidad de Adán, para la que había sido llamada a ser compañía del varón, por atender a su instintividad, sumergiéndolo más en ella? ¿Sugiere que quiso tomar el dominio y el gobierno del varón? ¿Nacía así ese indiscreto amor tan femenino, que domina a los que ama convirtiéndolos en mantenidos o de dominados a base de atenciones? Ese parece ser el tipo de manipulación en que descuella nuestra civilización, que no es tanto ‘machista´, sino que está más bien bajo el signo de Eva, y efectivamente reduce al varón a macho y así somete al hombre para desactivarlo como líder espiritual digno de ser obedecido.

3. LA SANACIÓN DE LAS HERIDAS DEL PECADO
POR LA GRACIA DE CRISTO


14) Las heridas del pecado original deben ser sanadas. Y es ésa la sanación que Jesús trae al mundo y es eso lo que está impidiendo la acedia de nuestros gobernantes y de los poderosos de este mundo y de Satanás el príncipe de las tinieblas.

15) Por eso vemos la ruina matrimonial que cunde cada vez más, la incapacidad de nuestros jóvenes que están engañados por todos los espectáculos y la industria del espectáculo, por la telenovela y por lo demás, para comprender cuál es el camino de la verdadera felicidad: el de la amistad entre el Varón y mujer. Eso es "Acedia del Mundo". Acedia contra la verdadera felicidad del varón y la mujer, que Dios planeó desde el Principio.

16) Porque Dios quiso que fueran felices en esa amistad pero el Mundo se lo impide a los dos. A ella la mete cada vez más en la dominación por el feminismo, y a él lo achancha cada vez más y lo hunde en la lujuria proponiéndole el espectáculo de la mujer objeto. Esta es la hora de la Acedia conyugal en el Mundo, es muy concreta, muy real y muy destructora de la verdad y la felicidad esponsal y familiar.

17) El remedio cristiano lo propone Pablo en la carta a los Efesios: ¿al varón que le dice? "Tenés que amar a tu mujer como Jesús a la Iglesia, es decir, morir por ella." ¿Sos capaz de morir por tu mujer? ¿Sos capaz de morir por lo menos a tus instintos y a tu pasión? Tenés que mortificar tu pasión para alcanzar la castidad. "¡Padre, qué está diciendo! ¡pero si eso es imposible!". Esto no lo dice nadie en el mundo de hoy pero es lo que hay que decir porque esta es la verdad. Y los que dicen que la castidad para el varón es imposible mienten o se engañan.

18) Y a la mujer ¿qué le dice Pablo en la carta a los Efesios? Tenés que obedecer a tu esposo (que es peor que morir). Y en eso consiste la restauración maravillosa de la herida del pecado original en él y en ella. El varón aprende a morir por su esposa, la ama como Cristo a la iglesia y es capaz de ofrendar y descubrir que muriendo a su pasión, encuentra una felicidad mayor que es la felicidad humana, porque la otra lo baja a lo instintivo. Y ella aprende a obedecer y se salva de su afán de dominación. Se restablece la salud primitiva en cada uno de ellos. El hombre adquiere el dominio de sus pasiones, la mujer se baja de su ambición angélica excesiva y los dos se encuentran como Cristo y la Iglesia en la verdadera caridad.

19) ¿Pero entonces la felicidad humana excluye el elemento físico, corporal? No, supone necesariamente como expresión del amor. Pero para expresarlo también lo sacrifica. El amor necesita sanar mediante la gracia sacramental la naturaleza herida, porque debido a ella, la sexualidad tiende a deshumanizarlos, a pesar de la mejor buena voluntad y hasta a pesar de llevar una vida de sacramentos y piedad. La castidad es aquella virtud que devuelve a la persona la integridad perdida por el pecado original e integra su sexualidad en la persona (CIC Nº 2337 ss.).

20) Las pasiones quitan el autodominio y el que no es dueño de sí mismo no puede entregarse, como lo exige la felicidad conyugal que se alcanza por la entrega sincera del uno al otro. "La voluptuosidad propia del sexo, - dice Abelardo Pithod - al hacer perder al alma su autodominio y señorío, la deja con una fuerte sensación de que se ha perdido, por unos pocos instantes, a sí misma. Que se ha entregado y sometido enteramente a la vehemencia de lo biológico y pasional. Que ha caído, por un momento, bajo el dominio animal. La propia imagen de dignidad de la persona espiritual, dignidad que se basa en cierto dominio sobre sí y sobre el cuerpo, se ve como ultrajada"6

21) La salvación cristiana, vino a restaurar, como lo dice Jesús: ´lo que era en el principio´. Es decir, una sexualidad humana oblativa según el designio divino creador. De esa manera es posible sustituir el modelo posesivo que había sobrevenido a consecuencia del pecado original y era el corriente en el mundo de la humanidad irredenta. El mismo modelo, por otra parte, del que cada pareja de esa humanidad está presa, hasta que por la fe y la gracia sanadora del sacramento matrimonial, accedan ambos a la posibilidad de vivir según el modelo de la cultura esponsal católica. El varón cristiano ya no se relacionará posesivamente con el cuerpo de la esposa, sino que lo amará como a su propia carne. Y ella confiará en su esposo y podrá obedecerle gozosamente.

4. FINALIDAD SACRIFICIAL DEL INSTINTO EN LA EXPRESIÓN DEL AMOR


22) De ahí que el gran psicólogo alemán Rudolf Allers ha dicho que “entre el instinto y el amor hay una diferencia notable y al mismo tiempo esencial. El instinto no busca más que su propia satisfacción, el amor busca el bien del otro. El amor solo quiere dar, el instinto sólo quiere tomar. En el amor es natural el sacrificio, el instinto, por su naturaleza, desconoce el sacrificio, trata de apoderarse de su presa. En el dominio del instinto no hay elección, ni decisión, ni sacrificio. Ellos existen solamente en el dominio del amor”.

23) Allers afirma “la finalidad sacrificial del instinto en el amor humano”. El instinto, dice, tiene primariamente la función de asegurar ciertos valores vitales. Existe además para servir al amor humano como medio de expresión y de realización. ¿Y cómo expresa el amor? Sacrificándole lo instintivo. El instinto, afirma Allers, existe para proporcionar un alimento al sacrificio que exprese el amor y lo realice.

24) “Vemos bien aquí, dice Allers, esto que le reprochan a la visión moral cristiana todas las doctrinas que, en nombre de la naturaleza y de la libertad, preconizan una moral sexual. Pero esto que ellas llaman la naturaleza, son solamente funciones muy primitivas; y lo que exigen en el nombre de la libertad, es más bien libertinaje; lo que presentan como una nueva moral, es en realidad una antigua moral, pagana y primitiva”

25) Sin embargo, observa Allers, “Amar quiere decir estar dispuesto al sacrificio. Poder e igualmente querer hacer sacrificios es pues un rasgo esencial de la naturaleza humana. Pedimos que el mismo niño sepa sacrificarse; no solamente para que se encuentre preparado para la vida que lo obligará muchas veces, sino también para que se vuelva realmente un ser humano, para que desarrolle en sí estas cualidades esenciales que hacen del hombre un ser tan diferente de todos los que existen sobre la tierra”. “Para que el hombre realice lo que hay de más alto en su naturaleza, es necesario que pueda oponer su voluntad a los impulsos o a los deseos imperiosos que corresponden a la parte inferior de su ser”7 .

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PARA COMENTAR

1) ¿Cómo hirió el pecado original al varón? ¿Cómo hirió a la mujer?
2) ¿Cuáles son las consecuencias para la relación entre ellos, especialmente en el matrimonio?
3) ¿Cómo los sana la gracia de Cristo en el sacramento de sanación que es el matrimonio?
4) ¿Cómo sirve el instinto a la expresión del amor?

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