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Cómo ayudar a la sociedad desde la familia
Con la llegada del Papa León XIV, regresa al panorama de la sociedad la cuestión social, por lo que he pensado en lo mucho que podemos ayudar desde la familia.


Por: Silvia del Valle | Fuente: Catholic.net



Ya que es la célula básica de la sociedad, también es el lugar más adecuado para educar a nuestros hijos para que no sean indiferentes a las cuestiones sociales y a las problemáticas que más aquejan su entorno. Por eso, aquí te dejo mis 5 Tips para lograrlo.

PRIMERO. Educa con valores desde los primeros años.
Es necesario recordar que la base de una sociedad justa comienza en casa. Inculcar valores como la empatía, el respeto, la honestidad y la responsabilidad prepara a los hijos para actuar con ética y conciencia social en el mundo. Pero es necesario que demos un paso más y no nos quedemos solo en los valores, sino que seamos valientes y eduquemos a nuestros hijos en virtudes, que son hábitos buenos y que nos permiten tener un estilo de vida único. Es necesario que como familia, y en especial como mamá y papá, nos pongamos de acuerdo para escoger los valores y las virtudes en los que queremos educar a nuestros hijos, de acuerdo con sus edades y su madurez. Después, debemos comunicarlo a nuestros hijos de forma clara, para que también ellos colaboren en la vivencia de estos valores y virtudes. Cada año podemos hacer una revisión para adaptarlos y adecuarlos a las características de nuestra familia y del entorno.

SEGUNDO. Practica la solidaridad como estilo de vida.
La solidaridad es uno de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, junto con la subsidiariedad, la participación, el destino universal de los bienes y el bien común. La solidaridad implica saber que todos necesitamos de todos, y que podemos ayudarnos unos a otros conforme a nuestras posibilidades, siempre en la búsqueda del bien común por encima de los bienes personales. Es un llamado a ayudar a la sociedad para lograr que sea mejor. Es importante para nuestros hijos que les enseñemos no solo la teoría, sino también cómo vivirla y cómo hacerla un estilo de vida. Podemos organizar pequeñas acciones solidarias, como donar ropa, ayudar a vecinos, mantener los parques limpios, apoyar causas locales, etc. Así, podemos generar un estilo de vida familiar basado en la ayuda social.

TERCERO. Promueve el diálogo y la escucha activa.
Para que haya diálogo, primero debe haber escucha, pero no una escucha pasiva que solo ahogue lo que los demás dicen, sino una escucha activa que nos lleve a la acción. La mayoría de los conflictos suceden por no saber escuchar, por no hacer empatía y por no estar dispuestos a salir del “yo” para pasar al “nosotros”. Una sociedad más tolerante y menos violenta empieza con familias que dialogan. Enseñar a resolver conflictos sin agresión y a valorar diferentes puntos de vista crea ciudadanos empáticos y pacíficos. Y todo esto está en nuestras manos, pero debemos comenzar por nuestra familia, poniendo el ejemplo.

CUARTO. Fomenta el compromiso con el entorno.
Como la solidaridad nos dice, no podemos quedarnos solo en la familia, sino que debemos abrirnos a la sociedad, compartiendo un poco de lo que vamos generando en nuestra familia con quienes nos rodean. Participar en actividades comunitarias, cuidar el medio ambiente o colaborar con organizaciones locales fortalece el sentido de pertenencia y responsabilidad social desde pequeños. Sería bueno que comenzáramos con actividades pequeñas y acordes a su edad.



Y QUINTO. Debemos ser ejemplo de coherencia y acción.
Nuestros hijos aprenden más de nuestras acciones que de nuestras palabras, por lo que es importante que nuestras acciones sean claras y coherentes, para que nuestros hijos las puedan imitar. Debemos estar atentos a cómo reaccionamos cuando alguien se nos cierra mientras manejamos, cuando alguien pide ayuda en la calle o cuando en la colonia alguien necesita apoyo. Si nuestros hijos ven que ayudamos al que lo necesita, que ponemos la basura en su lugar en vez de tirarla cuando se nos antoja, que damos el paso al que lo necesita o que tendemos la mano a quien no puede valerse por sí mismo, aprenderán a comportarse de la misma forma y lo harán un estilo de vida. Papás y mamás que viven lo que predican forman ciudadanos que no solo opinan, sino que actúan para construir una sociedad mejor. Y nunca como hoy necesitamos una sociedad mejor.







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