El Santísimo Nombre de Jesús
Este es el Cordero de Dios
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net

En el inicio de nuestro año queremos acompañarnos con Jesús. ¿Quién es Jesús? Ciertamente estos días lo hemos contemplado como el Verbo Hecho Carne, Dios-Hombre, pero San Juan Bautista nos lanza por otros caminos para comprender mejor a Jesús y hoy nos lo muestra como “El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Nuestros ambientes campesinos están repletos de imágenes de corderos ¿por qué la podríamos aplicar a Jesús?
Difícil interpretar porque no es “cordero” en ninguno de los sentidos que ahora acostumbrarnos: ni por la mansedumbre, ni por su sentido de grey, ni por su docilidad… aunque quizás muchas de estas cualidades se las podríamos aplicar a Jesús. Pero si tratamos de pensar lo que significa el “Cordero” a través de la historia del pueblo de Israel, estaremos en mejores condiciones para comprender el sentido que quiere darle San Juan. Un sentido podría ser el cordero que se utiliza para los sacrificios, la víctima que suprime todos los otros sacrificios y la necesidad de ritos para renovar, como Israel, la relación con Dios.
Pero Jesús no es aquí la nueva víctima cultual, sino aquel por el que Dios interviene ofreciendo a los hombres la reconciliación perfecta con Él. No podemos ignorar tampoco otras dos figuras muy importantes: el cordero pascual sacrificado en la noche de la Pascua, la noche de la liberación, cuya sangre en los dinteles de la puerta era señal de pertenencia al pueblo y garantía de salvación. Ni tampoco el cordero o chivo expiatorio que el pueblo enviaba al desierto cargando los pecados arrojados sobre sus lomos. Son figuras, pero Jesús es mucho más que estos signos porque Él verdaderamente nos da la liberación y nos ofrece la salvación, porque Él no solamente borra “pecados”, sino “el pecado del mundo”.
Nos encontramos en situaciones complicadas y difíciles, y Cristo ahora se nos presenta como el verdadero libertador. Acerquémonos a Él, confiemos nuestras pobres esperanzas a su presencia pascual y libertadora. Cristo es el Cordero que quita el pecado del mundo.
