Orar como hijos, no como esclavos
Por: Redacción | Fuente: Catholic.net
En su catequesis del 6 de noviembre de 2024, el Papa Francisco lanzó una invitación audaz y transformadora: replantearnos cómo vivimos nuestra relación con Dios y, más específicamente, cómo oramos. En una reflexión que busca trascender la repetición mecánica de oraciones o el deber rígido, Francisco propuso la imagen de una oración libre, guiada por el Espíritu Santo, en la que cada palabra sea un acto de libertad y confianza, no de obligación o temor.
El Papa subraya una verdad a menudo pasada por alto: el Espíritu Santo es, a la vez, el “sujeto y el objeto” de la oración. Es decir, el Espíritu no solo inspira nuestra oración, sino que se nos entrega a través de ella. Al orar, buscamos recibir al Espíritu para poder orar de verdad, como hijos que dialogan con su Padre, y no como esclavos atemorizados que cumplen con un deber para evitar castigos.
Esta idea de la oración como un acto de libertad, en contraste con la rigidez del deber, resulta un llamado renovador. “Hoy debo rezar esto... porque he prometido esto... ¡De lo contrario, iré al infierno!” –esa visión fatalista, dice el Papa Francisco, no es oración. La verdadera oración es espontánea, inspirada por el Espíritu y sincera, no un acto programado y frío. Cuando alguien se sienta a orar sin sentir nada en el corazón, el Papa sugiere detenerse y cuestionarse: ¿Por qué no siento el deseo de orar? ¿Qué está pasando en mi vida?
Orar como hijos es estar en conexión genuina, abrir el corazón con la libertad y confianza de quien sabe que el Padre del Cielo le da su Espíritu sin medida, como el mismo Jesús prometió. Para el Papa Francisco, esta visión ofrece consuelo y esperanza: si nosotros, con nuestras imperfecciones, damos siempre lo mejor a los niños a nuestro alrededor, ¿cuánto más nos dará el Padre el don de su Espíritu?
Cómo vivir esta visión de la oración
- Fomenta la libertad en tu oración: En vez de centrarte en una lista de oraciones por cumplir, dedica un momento de tu día a conectar con Dios en libertad, dejando que sea el Espíritu Santo quien guíe tus palabras.
- Reflexiona sobre tus emociones en la oración: Si no sientes deseo de orar, tómate un tiempo para examinar las razones. Pregúntate qué situaciones de tu vida podrían estar afectando tu relación con Dios y la espontaneidad de tu oración.
- Pide el Espíritu Santo de manera sencilla y diaria: Antes de comenzar a rezar, haz una breve petición al Espíritu Santo. Jesús mismo nos aseguró que el Padre nunca niega su Espíritu a quienes lo piden; confía en esta promesa y hazla tuya.