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Santísimo Nombre de María

Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso
Meditación al Evangelio 12 de septiembre de 2024 (video)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



Las fiestas patrias salpican con sus gritos y sus ruidos todos los rincones de nuestra patria, aunque muchos ciudadanos piensan que las situaciones actuales no están para celebraciones y fiestas, sino todo lo contrario. Ciertamente, estas celebraciones tendrán sentido si al conmemorar nuestra historia, miramos nuestra patria desde la fe y nos comprometemos a servir a la nación colaborando a construir un proyecto de vida al estilo de Jesús.

Ser cristianos y mexicanos nos compromete a luchar a favor de la promoción humana individual y social con una perspectiva que nos lleve más allá de lo puramente material. Tendremos, todos, que aportar para hacer realidad ese anhelo legítimo de libertad y justicia que hay en todos los corazones.

El Evangelio de este día nos ofrece pistas muy oportunas para asumir, todos, nuestra responsabilidad ante los desafíos que el presente nos ofrece y está muy acorde con las prioridades para el desarrollo de la Nación: combate frontal a la pobreza, educación integral y de calidad para todos, y trabajar por la reconciliación, armonía e integración, de los distintos componentes sociales, búsqueda de superación de la violencia y la corrupción.

Al igual que Jesús asumimos que la reconciliación debe ser un servicio que los discípulos aporten a nuestra sociedad con su testimonio, respeto, perdón y valoración de los demás. Si Cristo propone el perdón, el amor a los enemigos, nosotros también sabemos que la justicia, la libertad, la pluralidad y la continua construcción del País, solamente se garantiza si dejamos a un lado la violencia que sólo provoca muerte, atraso y destrucción.

Nadie tiene derecho a sembrar un estado de miedo y de muerte, mediante actividades ilícitas y delincuenciales poniendo en riesgo todo lo que hemos alcanzado en nuestro camino histórico, como es la libertad y las instituciones democráticas. Hoy, coloquemos nuestra patria delante de Jesús, hagamos nuestra oración y pensemos qué nos pide Jesús que aportemos para la construcción de una patria que asemeje el Reino que Él vino a instaurar.









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