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Santa Juana Francisca de Chantal

Lo van a matar, pero al tercer día va a resucitar. - Los hijos están exentos de impuestos
Meditación al Evangelio 12 de agosto de 2024 (video)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



¿Son legítimos los impuestos? Es una pregunta que con frecuencia nos hacemos. Claro que si estuviéramos seguros de la recta y justa distribución de los impuestos no nos cabría ninguna duda. Los gobernantes y autoridades tienen la obligación de velar por el bien de toda la comunidad y para ello deben exigir la participación de todos.

Las palabras críticas de Jesús sobre un sistema que está cobrando impuestos a los hijos, nos llevan a revisarnos nosotros también para ver quiénes son los que pagan impuestos y a quiénes benefician. Nos hemos convertido en cómplices, o al menos lo hemos tolerado, de un sistema que parece no tener en cuenta a los más débiles y desprotegidos. Buscamos evitar pagar los impuestos, y con frecuencia quienes usan estas artimañas son quienes tienen más recursos.

En una sociedad justa, la autoridad debería buscar el bienestar de todos, privilegiando a los más desprotegidos. La actitud de libertad de Jesús frente al templo y a las autoridades nos tendría que hacer reflexionar en nuestra propia libertad, que no libertinaje, de estas estructuras que a veces oprimen y son injustas. Por otra parte, Jesús ,aunque se entristece porque ya se acerca su muerte y como humano le duele el sufrimiento pues no es insensible al dolor, lo asume con un camino de liberación.

No pide aceptar el sufrimiento de una manera absurda, sino que le da el sentido de salvación y liberación. Huir del sufrimiento, procurar mejores condiciones de vida, es una actitud cristiana; pero no es cristiano sacrificar la libertad, la verdad o la salvación por miedo al sufrimiento; no es cristiano callar ante la injusticia por temores; no es cristiano dejar de lado la fraternidad por la propia comodidad.

Cristo anuncia su entrega en manos de los hombres, pero como un camino de resurrección. Que nuestro dolor y nuestro sufrimiento tengan ese sentido de dar vida.









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