Santa Teresa Benedicta
¿Qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net
Duras estas palabras de Jesús para nuestro mundo. Todo nos invita a la comodidad, al placer, al menor esfuerzo. La sicología y la sociología nos dicen que hay que aceptarse como cada quien es y sólo así será feliz. Que no hay que tener complejos, ni sentimientos de culpa… hay que disfrutar la vida y ser feliz, sin importar el cómo.
El Papa Francisco nos pone en guardia contra esta tentación: “como hijos de esta época, todos nos vemos afectados de algún modo por la cultura globalizada actual que, sin dejar de mostrarnos valores y nuevas posibilidades, también puede limitarnos, condicionarnos e incluso enfermarnos”.
Quizás lo más triste sea que no nos damos cuenta. Tan inmersos estamos en esta cultura que nos envuelve que muchas actitudes las vemos como normales y las justificamos ingenuamente. En cambio Cristo habla de renunciar y de tomar la cruz para poder ser felices. ¿Una contradicción? ¿No se puede ser feliz siguiendo a Jesús? Al contrario, está demostrado: quien se acepta a sí mismo como es, quien reconoce sus cualidades y sus defectos pero se siente libre para actuar es más feliz. Esto es lo que nos propone Jesús para encontrar la verdadera libertad.
Lo que el mundo nos propone es esclavitud, cadenas de placer, de tener o de poder… que nos atan y nos someten. La cruz de Jesús libera porque encierra en sí misma las dos dimensiones que hacen al hombre feliz: reconocerse Hijo de Dios, saberse amado de Dios, en el plano vertical de la cruz; y saberse hermano y amar a los hermanos, en el plano horizontal de la cruz.
Así se tiene la vida plena con Dios y la vida plena y compartida con los hermanos. Sólo quien vive así, encuentra la vida, de lo contrario la perderá. También a ti se dirigen las palabras de Jesús en este día: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida?”. Palabras profundas y sabias llenas de una ternura que invita a un nuevo estilo de vida y a revisar los valores que mueven nuestras acciones.
¿Qué le respondes a Jesús? ¿Qué valores hay en tu corazón? Que hoy vivas plenamente para Dios y para tus hermanos, así encontrarás la verdadera alegría.