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El hambre en el mundo: un desafío ético y ecológico
Una reflexión sobre el mensaje del Papa Francisco al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícaola.


Por: Redacción | Fuente: Catholic.net



El Papa Francisco ha enviado recientemente un mensaje sobre el hambre en el mundo, un problema que afecta a millones de personas y que tiene graves consecuencias para el medio ambiente y la paz. En su mensaje, el Pontífice ha denunciado la dicotomía desgarradora entre el hambre y el derroche de comida, y ha llamado a la colaboración y la esperanza para construir un sistema alimentario más justo y sostenible. A continuación, resumimos los puntos principales de su discurso.

El hambre y el derroche de comida: una contradicción inaceptable

El Papa Francisco ha señalado que nuestro mundo se enfrenta a una contradicción inaceptable: por un lado, millones de personas son acosadas por el hambre, mientras que, por otro, una gran insensibilidad se hace ver en el derroche de comida. Los alimentos que cada año se desperdician generan masas de gases con efecto invernadero, mientras un racionamiento correcto bastaría para alimentar a todos los que pasan hambre. El Papa ha recordado que el hambre es una forma de violencia que atenta contra la dignidad humana y que exige una respuesta urgente y solidaria.

El cambio climático y la crisis económica: amenazas para la seguridad alimentaria

El Papa ha alertado de que estamos llevando el mundo a límites peligrosos: el clima está cambiando, los recursos son expoliados; los conflictos y la crisis económica amenazan la subsistencia de millones de personas. Estos factores ponen en riesgo la seguridad alimentaria y agravan la situación de vulnerabilidad de muchas poblaciones, especialmente las rurales, que dependen de la agricultura para su supervivencia. El Papa ha instado a tomar medidas para mitigar el impacto del cambio climático y para promover el desarrollo humano integral.



Las comunidades rurales: las primeras damnificadas y las más olvidadas

El Papa Francisco ha expresado su cercanía y apoyo a las comunidades rurales, que son las primeras damnificadas por la crisis ecológica y económica, y las más olvidadas por las políticas públicas. El Papa ha denunciado que estas comunidades no cuentan con recursos para hacer frente a la situación producida por el cambio climático y las hostilidades, y se ven excluidas del acceso a la financiación. El Papa ha pedido que se reconozca y se proteja el derecho de estas comunidades a la tierra, al agua, a las semillas, a la educación y a la salud.

Los pueblos indígenas: víctimas de atropellos y guardianes de la biodiversidad

El Papa Francisco ha dedicado una especial atención a los pueblos indígenas, que son víctimas de penalidades, privaciones y atropellos. El Papa ha lamentado que se les niegue su identidad, su cultura, su lengua y sus tradiciones, y que se les despoje de sus territorios y recursos. Al mismo tiempo, el Papa ha valorado el aporte de los pueblos indígenas a la conservación de la biodiversidad, gracias a sus conocimientos acerca de la gestión de los recursos naturales y su conexión con el entorno. El Papa ha reclamado que se respete y se dialogue con los pueblos indígenas, y que se les garantice su participación en las decisiones que les afectan.

Las mujeres: pilares de la seguridad alimentaria y sujetos de derechos



El Papa Francisco ha reconocido el papel fundamental de las mujeres en la seguridad alimentaria y en el desarrollo rural. El Papa ha afirmado que las mujeres son pilares de más de la mitad de los hogares que sufren inseguridad alimentaria en las zonas campesinas, donde además muchos jóvenes carecen de formación, recursos y oportunidades. El Papa ha subrayado que las mujeres son agentes de cambio y de innovación, y que su empoderamiento es clave para erradicar el hambre y la pobreza. El Papa ha exigido que se elimine toda forma de discriminación y violencia contra las mujeres, y que se les reconozca y se les garantice sus derechos.

La juventud: el futuro de las comunidades rurales y la esperanza de un mundo mejor

El Papa Francisco ha dirigido un mensaje de aliento y de confianza a la juventud, que es el futuro de nuestras comunidades rurales y en ella reside un importante potencial de innovación y de cambio positivo. El Papa ha animado a los jóvenes a no abandonar el campo, sino a comprometerse con él, aportando sus ideas, sus talentos y su creatividad. El Papa ha invitado a los jóvenes a cultivar la esperanza que brota de una acción colectiva, y a participar activamente en la construcción de un mundo más fraterno y solidario.

La colaboración y la investigación: claves para un sistema alimentario más integrador y sostenible

El Papa Francisco ha hecho un llamado a la colaboración entre todos los actores involucrados en el sistema alimentario, desde los productores hasta los consumidores, pasando por los gobiernos, las organizaciones internacionales, la sociedad civil y el sector privado. El Papa ha propuesto que se trabaje en la construcción de un sistema agrícola y alimentario más integrador, que responda a las necesidades de las personas y del planeta, y que promueva la soberanía alimentaria, la agroecología y la economía social y solidaria. El Papa ha destacado también el papel de la investigación y la tecnología, que deben favorecer una agricultura sostenible y respetuosa del medio ambiente, y que deben estar al servicio del bien común y de los más pobres.

La distribución equitativa y la reducción del desperdicio: imperativos éticos y ecológicos

El Papa Francisco ha concluido su discurso con dos recomendaciones concretas para hacer frente al hambre en el mundo: suprimir el dispendio de alimentos y abogar por una distribución equitativa de los recursos. El Papa ha recordado que el desperdicio de alimentos es un escándalo moral y ecológico, que implica una falta de respeto por los dones de Dios, por los que sufren hambre y por el cuidado de la casa común. El Papa ha sugerido que se adopten hábitos de consumo más responsables y solidarios, y que se apoyen las iniciativas que recuperan y redistribuyen los alimentos que sobran. El Papa ha insistido también en la necesidad de una distribución equitativa de los recursos, que garantice el acceso de todos a los alimentos, al agua, a la energía y a los bienes básicos. El Papa ha afirmado que esta es una cuestión de justicia y de fraternidad, que requiere una conversión personal y social, y una reforma de las estructuras económicas y políticas.







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