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La importancia de la honestidad
La honestidad no está en las palabras y discursos, sino en las actitudes


Por: Francisco Mario Morales | Fuente: Catholic.net



Reflexionemos sobre dos importantes valores: la honestidad y la sinceridad, que tanta falta hacen hoy en día.

Cuando alguien confía en nosotros, debemos cuidar siempre no defraudar ni perder esa confianza. Porque perder la confianza y defraudar es algo muy decepcionante.

Cuando los padres confían en sus hijos, los hijos confían en sus padres, la mujer en el hombre, la esposa en el esposo; cuando se confía en la autoridad, se tiene el deber de ser honesto, pero para ser honesto se necesita ser sincero, primero con uno mismo y después con los que confían en uno.

Pero para ser honesto, hay que reconocer las propias limitaciones y aceptar los propios errores. De esa forma también se irá madurando. Si se madura se ira siendo cada vez más congruente.

Mentir es un acto de deshonestidad, una mentira pone en duda todas las verdades. Mentir lleva a que con el tiempo se descubran todas las falsedades de la persona. Para lograr la confianza del individuo, es necesario ser honesto, porque no olvidemos que después de la primera mentira toda verdad se convierte en duda. Y cuando se miente con frecuencia se llega a creer que la mentira es la verdad.



Ser honesto es actuar de la misma forma cuando estás en medio de mucha gente que cuando no tienes a nadie al lado. Es una conciencia en paz.

Honestidad significa no tener nada que ocultar. “el que ha sido digno de confianza en cosas sin importancia, será digno también en las importantes” (Lc. 16, 10).

La honestidad no está en las palabras y discursos, sino en las actitudes.

Ser honesto es ser sabio.









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