Tres parábolas sobre el reino
Por: Pbro. Francisco Ontiveros Gutiérrez | Fuente: Semanario Alégrate

El Reino de los cielos
El centro de la predicación de Jesús ha sido el asunto del Reino. El reinado de un Dios que es Padre es con lo que irrumpe la acción de Jesucristo en el mundo. Un reinado que no es una acción que hemos de esperar en la pasividad. El reinado de Dios en nuestras vidas nos demanda una actitud a la altura de tan grande realidad; nos demanda tener encendidas nuestras lámparas, esperar con ánimo de aventura la propuesta de Dios que seguro nos ha de poner en marcha, en busca de una tierra mejor. El tema central de la predicación de nuestro Señor, tal como lo condensan los evangelios es la soberanía de Dios, la cual nos ofrece un nuevo estilo de vida. Es una forma abundante de estar en el mundo, en un nuevo modo de ser y estar. Una manera novedosa de ver y de relacionarlos. Una manera siempre nueva y fecunda de establecer lazos y vínculos siempre generosos. El Reino es Jesús.
La parábola de la cizaña en el trigo
En la parábola de la cizaña sembrada entre el trigo aparece una clara contraposición, lo cual ayuda formidablemente a entender, por contraste, lo que el Señor quiere decir. Muchos estudiosos modernos, por las complejidades que esconde esta parábola, niegan que, de forma general, el autor de esta parábola sea el Señor. Aún con todo, no podemos negar que se trata de un mensaje alegórico, por medio del cual el Señor quiere llamar nuestra atención, siendo que lo más importante, para la meditación personal, consiste en vivir siempre con diligencia y atención, pues sólo en el final, en el momento de la cosecha se sabrá quien es trigo y quien cizaña. Por ahora, los hijos del reino y los hijos del maligno conviven juntos.
La parábola del grano de mostaza
Los estudiosos sostienen que esta parábola nos ha llegado por dos versiones, una es la de Marcos (cfr. 4,30-32), y la otra de Lucas, que según ellos está tomada de la fuente Q, (cfr. Lc 13,18-19). Y ellos sostienen que la presentación que hace Mateo de esta parábola es una combinación de ambas versiones. La intención de esta parábola es presentar el Reinado de Dios como un proceso que comienza pequeño, inapreciable, fácil de pasar por alto, pero que una vez que crece se ensancha y se hace cada vez más fuerte y se convierte en un nido que alberga a los pájaros. El reino de Dios en la vida de cada uno es un proceso que comienza con pequeños detalles y después tiene alcances sorprendentes.
La parábola de la levadura en la masa
La parábola de la levadura en la masa tiene bastantes semejanzas con las anteriores. El mismo Jesús usó el término “levadura” en la connotación negativa propia del judaísmo, incluso llamó a cuidarse de la levadura de algunos. Sin embargo, ahora no está usando esa acepción negativa. La función de la levadura es fundamental en el pan, pues ella se encarga de fermentar el pan y de hacerlo sabroso, agradable. El reino de Dios, por pequeño e inapreciable que se presente, tiene la función de fermentar y dar sabor. “La historia del pecado ha vuelto soso e insípido el mundo, el reino lo restaura y llena de sabor” (cfr. Lohfink G. Las cuarenta parábolas de Jesús).