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La liturgia de la Palabra
Las partes de la Misa.


Por: José de Jesús Beaumont Galindo | Fuente: Semanario Alégrate



Para comentar esta parte de la Misa, qué mejor que leer éstas catequesis del Papa Francisco de los años 2017 y 2018:

“La Liturgia de la Palabra es la «mesa» que el Señor dispone para alimentar nuestra vida espiritual. Es una mesa abundante que se basa en los tesoros de la Biblia, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, porque en ellos la Iglesia anuncia el plan trazado desde antiguo que se cumple en Cristo.

Cuando se lee la Palabra de Dios. — La primera Lectura, la segunda, el Salmo responsorial y el Evangelio— debemos escuchar, abrir el corazón, y no pensar en otras cosas o hablar de otras cosas.

Dios habla y nosotros escuchamos, para después poner en práctica lo que hemos escuchado. Es muy importante escuchar. Algunas veces quizá no entendemos bien porque hay algunas lecturas un poco difíciles. Pero Dios nos habla igualmente de otra manera.

El diálogo entre Dios y su pueblo, alcanza su cumbre en la proclamación del Evangelio. Por eso, la misma liturgia distingue al Evangelio de las otras lecturas y lo rodea de particular honor y veneración. De hecho, su lectura está reservada al ministro ordenado, que termina besando el libro; se escucha de pie y se hace el signo de la cruz en la frente, sobre la boca y sobre el pecho; los cirios y el incienso honran a Cristo que, mediante la lectura evangélica, hace resonar su palabra eficaz.



Para hacer llegar su mensaje, Cristo se sirve también de la palabra del sacerdote en el momento de la homilía, ¿Qué es la homilía? Es «retomar ese diálogo que ya está entablado entre el Señor y su pueblo». Recordad lo que dije la última vez, la Palabra del Señor entra por las orejas, llega al corazón y va a las manos, a las buenas obras.

Por eso, después de la homilía, un tiempo de silencio permite sedimentar en el alma la semilla recibida, con el fin de que nazcan propósitos de adhesión a lo que el Espíritu ha sugerido a cada uno. El silencio después de la homilía, un hermoso silencio se debe hacer allí y cada uno debe pensar en lo que ha escuchado.

Después de este silencio, ¿cómo continúa la misa? Con la profesión de fe de la Iglesia, expresada en el «Credo». Así, el rezo del «Credo» hace que la asamblea «recuerde, confiese y manifieste los grandes misterios de la fe, antes de comenzar su celebración en la Eucaristía». La respuesta a la Palabra de Dios acogida con fe se expresa después en la súplica común, denominada Oración universal, porque abraza las necesidades de la Iglesia y del mundo. La oración «universal», que concluye la liturgia de la Palabra, nos exhorta a hacer nuestra la mirada de Dios, que cuida de todos sus hijos.” Hasta aquí sus palabras.







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