Hay muchas personas que huyen del silencio, porque sienten miedo, desasosiego, vacío y aburrimiento. Pero el silencio es un valor espiritual muy importante, sobre todo, ahora que vivimos en medio del infortunio de mucho ruido. Aprende a buscar y a desear libremente aquel silencio, que es activo y fecundo.

Debes cultivar ese valor espiritual, porque allí florecen un sin fin de variadas virtudes: Sólo en el silencio reposado y tranquilo encontrarás la verdad de ti mismo; el sentido profundo del dolor; las grandezas y limitaciones de los demás; la admirable nitidez de tu pasado; sólo en el silencio profundamente personal analizarás el tiempo presente y podrás prepararte con esperanza para el futuro.

Únicamente en el silencio interior alimentamos y hacemos crecer la sabiduría del corazón; encontremos en él plenitud y felicidad. De haber guardado silencio jamás, se han arrepentido los hombres, pero de hablar mucho, nos hemos arrepentido todos; ten especial cuidado, porque de qué sirve que tus labios callen, si tu corazón está envidiando, murmurando y haciendo la guerra.

Guarda silencio y escucharás con más nitidez la voz de Dios y los gritos de auxilio de quienes te están necesitando.