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Si saben interpretar el aspecto que tienen el cielo y la tierra, ¿por qué no interpretan entonces los signos de los tiempos?
Meditación al Evangelio 21 de octubre de 2022 (audio)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



Al escuchar las lecturas de este día que nos invitan a una reflexión sobre los acontecimientos y  a una interpretación de su significado para nuestros días, se hace urgente una reflexión y una toma de decisiones ante las graves amenazas de guerra, las fuertes divisiones, la violencia y la intolerancia de los pueblos. El Papa Francisco en días pasados, contemplando los negros nubarrones de guerra que se ciernen sobre la humanidad, afirmaba que “la comunión con Cristo, no impide, es más, empuja, a buscar el encuentro y el dialogo con todos los que creen en Dios, para construir juntos un mundo más justo y fraterno” y nos invitaba a la sinodalidad, a caminar juntos.

El Papa no hace más que confrontar nuestra situación con las palabras que  hoy nos presenta San Pablo. Un gran reto ante naciones y pueblos que se han visto divididos y enfrentados por luchas de tierras, de ideologías y de sentimientos. Sin embargo, también se presenta como la gran oportunidad para dar un testimonio de que a partir del Evangelio es posible construir una nueva humanidad. San Pablo en su carta a los Efesios nos recuerda este día que debemos mantenernos unidos con el vínculo de la paz porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu; una sola esperanza, un solo Señor… un solo Dios y Padre de todos.

Si Cristo nos invita a que examinemos los signos de los tiempos, tendremos que reconocer que estamos viviendo tiempos que nos retan por la cantidad de divisiones, de pleitos y actitudes agresivas. Pero también ésta será la gran oportunidad para hacer visible nuestra esperanza que se traduce en vivir con un solo corazón y con una sola alma. No podemos vivir como el avestruz que esconde la cabeza para no darse cuenta del peligro; necesitamos levantar nuestro rostro y percibir de dónde soplan los vientos para poder juzgar y distinguir si las acciones que hacemos son buenas o están deformadas por el mal. Delante de Dios ¿Qué nos dicen los tiempos que estamos viviendo? ¿A qué nos invita el Espíritu?








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