Todo aquel adolescente o joven que desea comenzar un proceso de acompañamiento y discernimiento vocacional requiere mostrar signos de una “inquietud vocacional”, de tal manera que, a partir de ella, pueda dar el paso de la vocación genuina a la vocación específica. Pero, ¿qué es la inquietud vocacional? La expresión hace referencia al hecho en todo adolescente o joven que comienza a preguntarse sobre su vocación, como expresión normal de la maduración de su fe. Una verdadera vida discipular desemboca, tarde o temprano, en la toma de conciencia de la llamada de Dios.

El término “inquietud”, con todo el peligro de subjetividad que conlleva, expresa bien la poca claridad para definir de manera inicial sus intereses vocacionales, y por tanto, estos no son suficientemente específicos para pensar en el ingreso formal inmediato al Seminario Menor o Mayor según sea el caso. La “inquietud vocacional” puede ser espontánea, en este caso podrá estar unida a la imagen de personas que ya viven una vocación, como un sacerdote, seminarista o religioso según sea el caso. Al respecto, es necesario señalar que se habla sólo de una posibilidad que seguirá madurando. Pero esta inquietud también puede ser fruto de la formación catequética vocacional recibida.

Con todo ello “la inquietud vocacional” marca el enlace con un proceso anterior. Habrá jóvenes que van pasando gradualmente del terreno vocacional de la pastoral juvenil al terreno juvenil de la pastoral vocacional. Es determinante con ello la aparición del interés vocacional que se da en los adolescentes y jóvenes que en principio será de manera genérica y frágil, pero que posteriormente adquirirá la consistencia necesaria para poder considerar una posibilidad de promoción en una institución formativa. He aquí la función de la etapa de SemFam (Seminario en Familia), quien respetando con delicadeza estos procesos de maduración sin forzarlos, ayudará al joven a dar un paso vocacional en su vida.