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Lo bueno de los niños
Un niño es lo que a unos molesta mientras a otros encanta; lo que muchos adoran y otros desprecian; lo que todos admiran pero no todos respetan.


Por: Marcelino de Andrés y Juan Pablo Ledesma |



Un ni?s mucho. Un ni?s tantas cosas.

Un ni?s lo que a unos molesta mientras a otros encanta; lo que muchos adoran y otros desprecian; lo que todos admiran pero no todos respetan. Es un ser humano -con defectos inclu?s- pero adem?y sobre todo es un mont?e cosas buenas.

Un ni?s la pureza con las manos sucias, la sabia intuici?on el pelo alborotado y las agujetas desabrochadas; es la inocencia con una resortera detr?de la espalda y la esperanza del ma? con una lagartija en el bolsillo.

Un ni?s la simplicidad profunda que cuestiona el porqu?e todo, a todos y en cualquier momento; es la incansable dulzura disfrazada no pocas veces de capricho y picard? es la bondad c?ida acurrucada tras mil grandes detalles sin importancia pero que cada uno vale todo un “te quiero mucho”.

Un ni?s la sencillez sin complejos pero con respuestas de pensador consumado; es la delicada ternura capaz de penetrar cualquier coraz?on una simple mirada; es la impotencia que todo lo puede y alcanza con la sola fuerza de un “gracias” impregnado de confianza.

Un ni?s un pu? de sue?que a todos nos despierta a realidades enormes quiz?a olvidadas; es un mar de espontaneidad que cautiva y recrea las sensibilidades a?s; y tambi?es un manojo de nervios detr?de un bal? de un pupitre escolar.

Los ni?son todo eso y son mucho m?

Los ni?son un mundo, un universo inabarcable que cabe en una cuna y puedes levantar con un solo brazo; son algo a lo divino con el vestido arrugado o la camisa de fuera; son lo humano casi sin estrenar con la carita sucia pero con sonrisa y mirada de ?el; son la eternidad hecha tiempo dentro de unas andaderas o subido en un triciclo.

Los ni?son, en el mundo, s?olo y reclamo de paz, aunque altavoces del ruido, de los gritos y el relajo; de las sociedades son la ilusi?el futuro pero al presente caminando a gatas; del hogar son la alegr? aunque de vez en cuando rompan porcelanas.

Los ni?son un canto a la vida que descuella entre tanta sinfon?de muerte; son ventanas al cielo que oxigenan la tierra; son -ojala siempre- el fruto de un amor que en ellos se completa y perpet?son el dep?o de esperanzas grandiosas para pap?y abuelos; son corazones peque?pero que llenan inmensos vac?.

¡Qu?antidad de cosas buenas son los ni?

 

 

 

 



 

 

 







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