El culto que agrada a Dios
Por: Pbro. Luciano Conde Hernández | Fuente: Semanario Alégrate

Vivimos un tiempo de preocupación y discusión sobre el verdadero culto a Dios o sobre el culto que le agrada, ha habido muchas aportaciones válidas y valiosas al respecto, algunas ponen el acento en la participación de los sacramentos, otros se inclinan por la justicia y la caridad, algunos más, confunden la religiosidad popular con la actividad litúrgica de la Iglesia y se quedan con lo primero; entonces, ¿cuál es el culto que agrada a Dios?
Ante tales confusiones, trataré de poner en claro algunos puntos que nos ayudarán a entender mejor no sólo cuál es el culto que agrada a Dios, sino también cuál es el que nos acerca más a Él.
Lo primero que tenemos que saber es que el hombre puede y debe rendir culto a Dios desde dos niveles: el natural y el sobrenatural. Comencemos con aquel que desde nuestra naturaleza podemos ofrecer a Dios. Hace muchos años llegó a mis manos un libro llamado “Que mis palabras te acompañen”, escrito por la Mtra. Emma Godoy, escritora, filósofa, psicóloga, pedagoga y locutora mexicana que se distinguió por promover la defensa de la dignificación de la vejez, murió en 1989 en Jalisco; ese libro me ayudó a entender cómo de modo natural podemos rendir culto a Dios, ella decía que podemos acercarnos a Dios desde nuestra inteligencia, voluntad y capacidad de asombro, que son los caminos de la ciencia, la moral y el arte. La ciencia nos conduce a la verdad, la moral a la bondad y el arte a la belleza; de manera que, en el buen uso de la inteligencia, el sano ejercicio de la voluntad y la experiencia perceptiva de la belleza llegaremos a Dios, porque de este modo nos asemejamos a Él, quien es la Verdad Absoluta, el Sumo Bien y la Belleza Perfecta, que dejó impresa en su creación. Lo cierto es que no sólo los humanos podemos dar este culto a Dios, sino toda la creación, el cántico de Daniel comienza diciendo: “Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos” (Dn 3,57-88.56). Cada criatura desde su condición natural alaba al Señor.
La forma sobrenatural de culto al Señor solo nosotros podemos ofrecerlo, este se lleva a cabo mediante la sagrada liturgia. “La liturgia, en cuanto acción de Cristo y del pueblo de Dios es el centro de la vida cristiana. Ella constituye el culmen hacia el cual tiende la acción de la Iglesia y a la vez la fuente de donde mana su fuerza vital” (SC, 10; CCEC 219). Por el triple ministerio (profetas, sacerdotes y reyes), efectuamos el culto divino mediante la palabra, la celebración litúrgica y la caridad.















