La Misa es la Misa, en latín u otro idioma
Por: Salvador I. Reding Vidaña | Fuente: Catholic.net

Las nuevas disposiciones papales en Traditionis Custodes, sobre la celebración de la santa misa en idioma latín, conocida como tridentina o tradicional, ha creado una ola no sólo de protestas de quienes están apegados a ésta, sino de disensos y muchas agresiones al Santo Padre (de nuevo). Veamos unas reflexiones al respecto.
Primero que nada: no hay diferencias en su contenido, textos y oraciones entre la misa celebrada en latín o en cualquier otro idioma, cuya versión haya sido bien examinada y aprobada para que la traducción sea precisa. Hay que insistir; el sacrificio de la misa es el mismo en cualquier idioma. El ordinario de la misa no cambió su esencia tras el Vaticano II. El misal tradicional tridentino (de 1570) fue modificado en 1962. Y no recuerdo quejas por eso.
¿Cuál fue entonces la razón para celebrarla en idiomas vernáculos? Acercarse más a los fieles y tener mayor participación de ellos. Sobre todo mayor comprensión. El latín es una lengua que solamente se estudia en círculos muy limitados. Prácticamente académica y de uso interno en al rito romano de la iglesia católica. Nada más.
Cuando el Papa Ratzinger sorpresivamente leyó su renuncia, redactada en latín, algunos de los presentes reconocieron no haber entendido bien qué es lo que estaba leyendo, por el desuso mismo de la lengua latina dentro de la propia Iglesia. Así son las cosas con el idioma. Esto fue nota de prensa.
Quienes asistían durante tiempos preconciliares al Vaticano II, lo hacían con una devoción que sobrepasaba su condición de no entender lo que escuchaban del oficiante. Continuar en el mundo con oraciones en un idioma desconocido para millones de católicos, seguirían siendo participantes sin entender lo escuchado.
Escuchar la misa en el propio idioma da una mucho mayor participación de los fieles, que en una lengua que les es desconocida. Todo esto se explicó y repitió ad nauseam cuando se dispuso que la misa se dijera en el idioma (autorizado) del pueblo presente. Nada nuevo, no se está inventado nada por el Papa Francisco.
¿Qué ha hecho este Papa respecto a la celebración de la misa en latín? Ponerle muchas restricciones, necesidad de permisos, pero NO prohibirla, como algunos escandalizados lo gritan: ¡el Papa nos quitó nuestra misa! No, no lo hizo. Ahora bien ¿por qué las nuevas disposiciones? Por una razón que la mayoría de la gente no tiene en mente.
Estaba siendo objeto de desunión, de partir la iglesia en dos, la apegada a la misa tridentina y a las demás, y eso era muy grave. Con la división interna que ocasionó el arzobispo Lefebvre tuvimos bastante. Para Francisco, la libertad de celebrar en latín, "fue usada para aumentar las distancias, endurecer las diferencias, construir oposiciones que hieren a la Iglesia y obstaculizan su camino, exponiéndola al riesgo de la división". La crisis tras del Traditionis Custodes, ha demostrado que tiene razón Francisco.
No he visto siquiera un intento de tratar de demostrar que las misas en latín y en otros idiomas sean diferentes. No hay diferencia, salvo el idioma, que estrictamente no es diferencia en el santo sacrificio, que contiene exactamente lo mismo, en su parte de instrucción, la preparación para la consagración, ésta misma, la comunión y las gracias y bendición final. Comparando misales en latín y en otro idioma, se ve la completa similitud, que quienes se apegan a la misa tridentina niegan sin probar nada.
Hay ciertos protocolos diferentes, como que el celebrante esté de espalda a los fieles en la misa tridentina. Por allí leí que estando el sacerdote así, le estaba dando frente a Jesús, cuando en realidad apenas iba a consagrar el pan y el vino. Cuando se inició este cambio, de poner la mesa del altar ante los fieles, un sacerdote me comentó que sentía una mayor intimidad con Jesús dando la espalda al pueblo, pero que en cierta forma lo veía como un acto egoísta suyo.
El otro aspecto, consecuencia del motu proprio Traditiones Custodes es agredir, difamar al Papa Francisco, volver a los absurdos alegados de que no es Papa, que el único Papa es Benedicto XVI, cuando éste ha dicho claramente que él renunció a la sede como obispo de Roma y Papa, y que hay un solo Papa: su sucesor legítimamente electo; Mario Bergoglio.
Igual que como han intentado algunos demostrar teológica y canónicamente que la elección de Bergoglio fue inválida, ahora pretenden demostrar que no tiene autoridad para sus nuevas disposiciones sobre la misa tridentina. Tuercen la enseñanza teológica, la tradición y el derecho canónico, para beneficio (triste beneficio) de quienes no quieren reconocer al Papa Francisco como tal o sus disposiciones y trato al mundo, cuando el Papa Emérito, (tan emérito como cualquier otro obispo) lo reconoce. Defienden al emérito Ratzinger contradiciéndolo, sí, caray.
Volviendo a las misas, hay en todo esto serias confusiones que provocan errores en la defensa de la misa tridentina (la del Concilio de Trento). Por el sólo hecho de celebrarse usando el latín, se le atribuyen gracias y valores que le desconocen a la celebración en otros idiomas. Muy grave error.
Por allí leí en un sitio que sistemáticamente descalifica a Francisco, este texto: “La Misa Tradicional Latina ha sido una fuente de unidad para la Iglesia Católica por más de 1,500 años, produciendo grandes santos, pecadores arrepentidos y almas ganadas para Cristo en todo el mundo”. Error de inferencia. La misa en diversos idiomas no ha sido fuente de desunión en la Iglesia, de ninguna manera, no existe prueba alguna de ello. Y es la misa en su esencia del sacrificio de Cristo lo que ha producido esos santos y demás, independientemente del idioma, pues en las lenguas vernáculas, la santa misa sigue teniendo los mismísimos resultados, por obra de Jesús sacramentado.
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