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Prestar atención a las "piedras vivas" que están heridas y dispersas
El Papa a la 94ª asamblea plenaria de la "Riunione delle Opere per l'Aiuto alle Chiese Orientali"


Fuente: Vatican News



El Santo Padre Francisco recibió en audiencia esta mañana en la Sala Clementina en el Vaticano, a los participantes en la 94° Asamblea Plenaria de la ROACO (Reunión Obras Ayuda Iglesias Orientales) , que tuvo lugar desde el pasado 21 de junio y que concluyó hoy con el encuentro con el Pontífice.

Dirigiéndose a los miembros del organismo de ayuda a las Iglesias Orientales, Francisco recorrió las realidades eclesiales y geográficas afectadas por la guerra. Al principio del discurso, evidenció cómo el hecho de encontrarse "en presencia da confianza y ayuda a su trabajo" porque, precisó, "tenemos necesidad de encontrarnos, para hacer dialogar mejor las palabras y los pensamientos, para acoger las preguntas y los gritos que llegan de tantas partes del mundo, especialmente de las Iglesias y de los países por los que desarrollan su trabajo". "Yo mismo soy testigo de ello, porque precisamente en este contexto, en 2019, anuncié mi intención de ir a Irak, y gracias a Dios, hace unos meses, pude cumplir este deseo", añadió el Sucesor de Pedro.

El Santo Padre también recordó la situación en Eritrea y la "grave crisis en el Líbano", que han sido objeto de las reuniones de la ROACO de este año. Y pidió, en particular, rezar el 1° de julio "junto a los jefes de las Iglesias cristianas" del país de los cedros. El pensamiento de Francisco se dirigió también a Tierra Santa, a los pueblos de Israel y Palestina, por los que expresó una esperanza: "Siempre soñamos que en el cielo se extienda el arca de la paz, dada por Dios a Noé como signo de la alianza entre el cielo y la tierra y de la paz entre los hombres". "A menudo, sin embargo, incluso recientemente, esos cielos -recordó el Pontífice- están surcados por artefactos que traen destrucción, muerte y miedo".

Prestar atención a las piedras vivas

Otro grito de dolor se eleva también desde Siria, recordó el Santo Padre, "siempre presente en el corazón de Dios". Pero parece, subrayó "que no logra tocar el corazón de los hombres que tienen en manos el destino de los pueblos". El legado de los enfrentamientos y la violencia es dramático: "queda el escándalo de diez años de conflicto, de millones de desplazados internos y externos, de las víctimas, de la necesidad de reconstrucción que sigue siendo rehén de la lógica partidista y de la falta de decisiones valientes por el bien de esa martirizada nación".



Francisco recuerda seguidamente que las reflexiones de la ROACO examinaron la situación eclesial en Etiopía, Armenia y Georgia.

“A veces es necesario reconstruir edificios y catedrales, incluso los destruidos por las guerras, pero antes es necesario prestar atención las piedras vivas que están heridas y dispersas”.

El mensaje de Fratelli tutti

El Obispo de Roma expresó también que sigue "con aprensión la situación surgida con el conflicto en la región etíope de Tigray, en Etiopía, sabiendo que su alcance abarca también a la vecina Eritrea". "Más allá de las diferencias religiosas y confesionales", recordó el Papa, "nos damos cuenta de lo esencial que es el mensaje de la Fratelli tutti, cuando las diferencias entre etnías y las consiguientes luchas por el poder se erigen en sistema. Su pensamiento volvió también al 2016, cuando al final del viaje apostólico a Armenia, junto con el Catholicos Karekin II, se soltaron palomas al cielo, "como signo y deseo de paz en toda la región del Cáucaso." "Desgraciadamente -observó-  esa región ha sido herida de nuevo en los últimos meses, y por eso les agradezco la atención que han prestado a la realidad de Georgia y Armenia, para que la comunidad católica siga siendo signo y fermento de vida evangélica".

La gratitud de Francisco



Dirigiéndose a los participantes en la 94ª asamblea plenaria de ROACO, el Papa extendió también su gratitud a otras valiosas realidades que buscan calmar el grito de dolor procedente de tierras martirizadas:

A través de ustedes deseo hacer llegar mi agradecimiento a todas las personas que apoyan sus proyectos y los hacen posibles: a menudo son simples fieles, familias, parroquias, voluntarios..., que se saben 'todos hermanos' y dedican un poco de su tiempo y de sus recursos a aquellas realidades de las que ustedes se ocupan. Me han dicho que en 2020 la colecta para Tierra Santa pudo recaudar aproximadamente la mitad que en años anteriores. Ciertamente, pesaron mucho los largos meses en los que la gente no pudo reunirse en las iglesias para las celebraciones, pero también la crisis económica generada por la pandemia. Si por un lado esto es bueno para nosotros, porque nos empuja a una mayor esencialidad, sin embargo no puede dejarnos indiferentes, pensando también en las calles desiertas de Jerusalén, sin peregrinos que van a regenerarse en la fe, pero también a expresar una solidaridad concreta con las Iglesias y las poblaciones locales. Renuevo, pues, mi llamamiento a todos para que redescubran la importancia de esta caridad, de la que ya hablaba San Pablo en sus Cartas y que San Pablo VI quiso reorganizar con la Carta Apostólica Nobis in animo de 1974, que vuelvo a proponer con toda su actualidad y vigencia.

La 94ª Asamblea Plenaria de ROACO, inaugurada el 21 de junio, contó con la presencia de numerosos invitados de Oriente Medio y África. Las obras se inauguraron con un enfoque en Tierra Santa. A continuación, los trabajos se centraron en Etiopía, Armenia y Georgia y, finalmente, a toda la región de Oriente Medio.







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