Menu


Ideas rechazadas e ideas aceptadas
Promover perspectivas mentales que nos permitan juicios más ponderados.


Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net



Cada día rechazamos o aceptamos ideas y opiniones que nos llegan a través de Internet, televisión, radio, libros, o simplemente comentarios de otros.

Un opinionista anticipa que habrá crisis económica. Otro indica que mejorará la situación. Un tercero dice que todo depende de cómo será la producción de petróleo en varios lugares del planeta.

El lector puede quedar indiferente ante estas informaciones, o puede acoger alguna de ellas, o puede rechazarlas todas porque cree conocer una hipótesis mejor.

El ejemplo anterior se aplica a miles de temas, no solo respecto del futuro. Mientras unos aceptan que fue una grave injusticia tirar bombas atómicas en la Segunda guerra mundial, otros (los hay) creen que fue una opción útil y benéfica para ahorrar miles de vidas...

No resulta fácil descubrir por qué aceptamos algunas ideas y por qué rechazamos otras. Mucho depende de la apariencia que tenga el “informante”: es más aceptable lo que procede de quien es considerado un experto.



Pero ni siquiera eso basta. Aceptamos o rechazamos ideas desde prejuicios (en el sentido neutro del término), lecturas y estudios anteriores, experiencias de haber sido engañados incluso por expertos, cierta simpatía a lo que vaya de acuerdo con un partido político o con el otro.

Por eso es bueno, de vez en cuando, detenerse y ver qué informaciones y datos hemos aceptado últimamente, cuáles hemos descartado como falsos o al menos insuficientes, y por qué procedimos de esta manera.

Al hacer un examen sobre nuestras aceptaciones y sobre nuestros rechazos, quizá descubriremos que no siempre hemos procedido de modo maduro y serio, y que necesitamos corregir algunas maneras de pensar que pueden llevarnos a errores o nos apartan de lo verdadero.

Ese examen no será suficiente para que logremos aceptar siempre ideas buenas, pues más de una vez volveremos a equivocarnos; ni para rechazar siempre ideas malas, pues también será posible que consideremos como falso lo que era verdad.

Pero al menos nos hará más críticos, más maduros, más conscientes de nuestros modos de pensar y de acoger o rechazar las ideas que prensa, televisión, radio y tantos otros medios informativos difunden continuamente.



Sobre todo, ese examen nos ayudará a promover perspectivas mentales que nos permitan juicios más ponderados y serenos ante las ideas y opiniones que llegan a diario ante nuestra mente sedienta de verdad.







Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |