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El que pierda la vida por mí y por el Evangelio, la salvará
Meditación al Evangelio 21 de febrero de 2020 (audio)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



Nosotros nos movemos en un mundo de símbolos que nos ayudan a mantener nuestras decisiones y nuestras opciones. Uno de los más conocidos es la cruz que vemos por todas partes y en muy diferentes formas. Pero uno de los peligros que tenemos los hombres, es despojar a los signos de su significado y dejarlos solamente en objetos que ya nada recuerdan.

Este peligro corremos con la cruz de Jesús. Nos hemos acostumbrado tanto a ella que ya solamente parece un objeto de adorno y no significa presencia, compromiso, opción de vida. Es más, la misma cruz, muchas veces, en sí misma, se ha tornado signo de todo lo contrario a lo que significa para Jesús. Encontramos ricas cruces llenas de joyas, encontramos cruces grandísimas para atropellar, encontramos cruces que apartan, discriminan y dividen, encontramos cruces que son pretexto para nuestras luchas y egoísmos.

De la misma forma que sucedió en los tiempos de Jesús que esperaban un mesías guerrero, poderoso, implacable; ahora también nosotros hemos desvirtuado el sentido de la cruz y la hemos llenado de nuestras propias ambiciones y prejuicios. Hoy nuevamente nos habla Jesús y nos invita a cargar “su cruz”, pero nos insiste en que no es cualquier cruz de las que ahora nos hemos inventado. Es la cruz que significa condenación del mundo, oposición al mal, esperanza de resurrección. Cuando nos invita a seguirlo nos indica el camino y el modo: negándose a sí mismo y caminando a su lado.

Es la única forma de darle sentido a la cruz. No es complejo de inferioridad ni falsa humildad, no es cargar masoquistamente con el dolor… es asumir responsablemente, junto con Jesús, la misma misión que Él ha venido a realizar en medio de nosotros. El objetivo de la cruz es dar nueva vida en ese modo paradójico en que lo hace Jesús: perdiendo su vida para dar vida; sirviendo para que los demás tengan plenitud; entregándose para encontrar nueva resurrección. Señor, permíteme seguir tu camino cargando con mi cruz de cada día lleno de esperanza y de fe.







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