El Hijo del Hombre va a ser entregado Tenían miedo preguntarle acerca de este asunto
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net
Cuando Zacarías se dirige a los habitantes de Jerusalén su esperanza está muy debilitada, pero su profecía los alienta y los llena de ilusión. La visión nos presenta a un joven midiendo con un cordel en la mano toda Jerusalén y sugiere el retorno de los exiliados que comienzan a reconstruir aquella ciudad destruida, devastada.
Pero el mensaje va más allá y se eleva hasta el sentido mesiánico de una nueva Jerusalén donde habrá muchos hombres y mujeres, donde habrá ganados, pero, sobre todo, donde se sentirá la alegría de la presencia de Dios, por eso dice: “Canta de gozo y regocíjate, Jerusalén, pues vengo a vivir en medio de ti… Muchas naciones se unirán al Señor, ellas serán también mi pueblo y yo habitaré en medio de ti” Cuando escucho estas palabras dirigidas a un pueblo casi acabado, desalentado, me pongo a pensar en nuestro pueblo y sus desalientos, y siento estas palabras dirigidas a nosotros.
Es el recuerdo de la presencia fiel del Señor en medio de su pueblo, que hace que se unan los demás pueblos. Es el sueño de Zacarías de la unidad de todos los hombres en torno a Dios. Es la fuerza que nos hace levantarnos para construir de nuevo, es estar conscientes que más allá de los fracasos que hemos tenido, nos fortalece la presencia de Dios que sigue siendo fiel a su pueblo.
Necesitamos escuchar estas palabras y hacernos conscientes de esa presencia de Dios en medio de nosotros. Hay motivos para seguir esperando, hay motivos para construir, hay motivos para hacer un mundo nuevo. El sueño de una nueva Jerusalén se va construyendo con los granos de arena que cada día vamos aportando.
Es verdad, son casi nada, son una pequeñez, pero es todo nuestro esfuerzo y todo nuestro poseer. El Señor hace lo demás. No podemos quedarnos en lamentos y quejas, en diatribas contra autoridades y las otras personas.
Debemos asumir nuestra propia responsabilidad y poner nuestro esfuerzo con ilusión y esperanza porque el Señor reconstruye con nosotros. Por eso también hoy nosotros podemos decir: “Canta y regocíjate porque el Señor está en medio de ti”