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Rezar a Dios cantando.
Una adecuada formación para los protagonistas de la Música Sacra


Por: Javier Ordovàs | Fuente: Catholic.Net



Según informó New Liturgical Movement, músicos católicos hicieron un llamado a un mayor cuidado de la música sacra.

Francisco alertó de una cierta “mediocridad, superficialidad y banalidad”

 

El año pasado, una declaración internacional sobre la Música Sacra titulada "Cantate Domino Canticum Novum" fue firmada por más de 200 músicos, sacerdotes, liturgistas y académicos para llamar la atención sobre este importante componente de la liturgia y denunciar lo que consideran son "graves preocupaciones" sobre su cuidado y promoción.

 



La declaración coincidió con el aniversario número 50 de la Instrucción Musicam Sacram, promulgada el 05 de marzo de1967. El texto publicado en seis idiomas y divulgado por New Liturgical Movement expresa el gran amor de los firmantes "por el tesoro de música sagrada de la Iglesia" y la "profunda preocupación por su lamentable estado actual".

La declaración recuerda la gran valoración de la música para la adoración de Dios en la Sagrada Escritura y la Tradición, respaldada por los santos, los teólogos, los Papas y los laicos de la Iglesia Católica, en un testimonio constante en todas las épocas de la historia de la Iglesia.

 

"En realidad, lo que ocurrió en algunos sectores de la Iglesia de aquel tiempo (1967) no estuvo siempre de acuerdo ni con Sacrosanctum Concilium ni con Musicam Sacram: en efecto, se forzó una implementación, en ocasiones sin vigilancia por parte del clero o de la jerarquía eclesiástica, de ciertas ideas que no estuvieron jamás presentes en los documentos del Concilio. En algunos países, el tesoro de la música sagrada, cuya preservación el Concilio había pedido, no sólo careció de protección sino que incluso se lo impugnó”.

 



El texto denuncia la pérdida de la comprensión de la música sacra como "parte inherente de la esencia misma de la liturgia como culto público, formal y solemne de Dios". Esta comprensión exige que los fieles se unan a las partes cantadas de la Eucaristía en la forma apropiada determinada por la Liturgia. El no cantar la Liturgia, el reemplazo de la música sacra por "música utilitaria" y la falta de formación sobre la tradición y patrimonio de la Iglesia fueron calificados como señales del "vicio de 'pereza litúrgica'".

 

Además, los redactores indicaron que "el secularismo de los estilos musicales populares ha contribuido a la desacralización de la liturgia, mientras que el secularismo de tanto comercio orientado al lucro ha impuesto con mayor rigor a las parroquias unas mediocres colecciones de música". El peligro de esta influencia es que la Iglesia no haga uso de su riqueza cultural para evangelizar, sino que "en gran parte está siendo ella misma usada por la cultura secular predominante, que nació en oposición al cristianismo, y que desestabiliza el sentido de adoración que está en el corazón de la fe cristiana".

 

Los firmantes advirtieron sobre los efectos negativos de un entendimiento errado de la inculturación de la fe y el descarte de los mejores recursos artísticos como el canto gregoriano en favor de otras tendencias. "Si deseamos que los hombres busquen a Jesús, necesitamos preparar la casa con lo mejor que la Iglesia puede ofrecer", explicaron. "No invitamos a los hombres a nuestra casa, la Iglesia, para ofrecerles un subproducto de la música o del arte, puesto que se puede encontrar música de estilo pop mucho mejor fuera de la Iglesia".

 

La declaración lamentó la falta de valoración de la tradición de la Iglesia en algunos ambientes y el clericalismo que impone la visión de algunos sacerdotes con escasa preparación en música sacra.

Los firmantes propusieron, con el propósito de restaurar la dignidad de la liturgia y de su música en la Iglesia", una serie de iniciativas:

  • La primera de ellas es reafirmar la dignidad de la música sacra,
  • Seguida por la "educación del buen gusto musical y litúrgico" que comience desde los niños.
  • Abrir espacios a un laicado bien preparado en áreas vinculadas con el arte y la música" y
  • Mejorar los estándares de las catedrales y basílicas en cuanto repertorio y competencias musicales y en las celebraciones de las dos formas del Rito Romano.

Para los obispos debiera ser una prioridad la educación litúrgica y musical del clero", de forma que los sacerdotes puedan "aprender y practicar las melodías litúrgicas".

Finalmente llamaron a los editores a no difundir "música inapropiada para la liturgia" con intención comercial. "Los editores católicos debieran tener como objetivo principal la educación de los fieles en la sana doctrina católica y en las buenas prácticas litúrgicas, y no el ganar dinero".

 

El Papa Francisco, en sus comentarios al Congreso, subrayó el valor de la música sacra e invita a una mejor formación

Pidió una mejor formación y una renovación en la calidad de la música que ayude a los fieles a acercarse mejor a Dios.

 “Es necesario que la música sagrada y el canto litúrgico sean plenamente ‘inculturados’ en los lenguajes artísticos y musicales de la actualidad para que sepan encarnar y traducir la Palabra de Dios en cantos, sonidos, armonías que hagan vibrar el corazón de nuestros contemporáneos, creando también un oportuno clima emotivo que disponga a la fe y sustituya la acogida y la plena participación en el misterio que se celebra”.

Francisco también alertó de una cierta “mediocridad, superficialidad y banalidad” que se da a veces y escapa “de la belleza y de la intensidad de las celebraciones litúrgicas”.

“Los protagonistas de este ámbito, músicos y compositores, directores y coristas, animadores de la liturgia, pueden dar una preciosa contribución a la renovación, sobre todo de calidad, de la música sacra y el canto litúrgico”.

 Para ello el Papa propuso “una adecuada formación musical, también en cuanto se preparan para ser sacerdotes, en el diálogo con las corrientes musicales de nuestro tiempo, con las instancias de las diversas áreas culturales y en actitud ecuménica”.

 

 En su discurso, el Santo Padre mencionó la importancia de la participación del pueblo y afirmó que la Iglesia está llamada a “salvaguardar y valorar el rico y multiforme patrimonio heredado del pasado, utilizándolo con equilibrio en el presente y evitando el riesgo de una visión nostálgica o ‘arqueológica’”.







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