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Homilia del 5 de Octubre 2018

Condúcenos, Señor, por tu camino
¿Cómo Dios nos habla hoy?


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato | Fuente: Catholic.net



Job 38, 1. 12-21; 40, 3-5: “¿Alguna vez en tu vida le has dado órdenes a la mañana o has llegado hasta donde nace el mar?

Salmo 138: “Condúcenos, Señor, por tu camino”

San Lucas 10, 13-16: “El que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”

 

En cierta ocasión con un grupo de amigos nos internamos en la selva. Durante la noche cayó una tormenta impresionante. Cada rayo y cada relámpago hacia retemblar la tierra. Nos sentíamos pequeñitos e inseguros a pesar de estar en cabañas con muy buena seguridad. Alguien dijo: “¿Seremos capaces de no escuchar la voz de Dios que nos habla en esta tormenta? Porque el corazón se nos estremece y se nos hace pequeño ante tanta majestuosidad”. ¿Escuchar a Dios hoy? Dios sigue hablando por muchos signos y nosotros muchas veces no somos capaces de escucharlo. Al pobre Job, ya entendemos que es un libro didáctico, lo lleva al centro de la tormenta y le hace comprender que sus quejas no tienen fundamento, que sus lamentos son nada frente a la grandeza de Dios.



A Job que ansiaba una respuesta, el Señor se la da a través de la naturaleza. ¿A nosotros? Quizás estemos como las ciudades bíblicas que a pesar de haber recibido grandes muestras del Señor, son incapaces de aceptar a Jesús como su salvador. Pretextos para no escuchar a Cristo, todos los tenemos. A algunos les parecen exageradas las condenas puestas en la boca de Jesús, pero no olvidemos que no es Jesús quien condena, cada persona se condena a la oscuridad cuando no quiere escuchar la palabra. No podemos quedarnos sólo pensando en los otros que no escucharon la Palabra, también nosotros vamos cavando condenación cada vez que nos cerramos al mensaje.

La ruina con que amenaza a aquellas ciudades no es tanto material, sino espiritual y definitiva. Cada vez que tapamos nuestros oídos a la Palabra, nos acercamos más al abismo. Esto es tan claro, que lo comprobamos fácilmente en todas las situaciones actuales: quien se cierra a la verdad y a la justicia, quien no escucha la Palabra de Dios pronunciada en muchísimas formas, siembra oscuridades y se ahoga en su propio egoísmo.

La Palabra de Dios nos abre a la construcción de un hombre nuevo, fraternal y compañero de todos los hombres. Que hoy nos abramos nosotros a esta Palabra. ¿Qué quiere Dios de ti, en esto momento, en esta situación? ¿Cómo te está hablando?

 









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