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Septiembre, mes de la Patria
Un México que ha destacado por su fe y fidelidad a Dios y a su Iglesia


Por: Mónica Muñoz | Fuente: Catholic.net



Ya que iniciamos septiembre, me enfoqué en buscar la definición de una palabra que, como muchas, pareciera pasada de moda, sólo porque en los tiempos que vivimos ya no se da importancia a la tierra en la que nos ha tocado vivir y hasta hay quienes reniegan de su nacionalidad, por razones que desconozco pero que seguramente no serían lógicas.  Buscando en internet, encontré lo siguiente:

“El término patria es originario del latín “patr?a” que alude al país de origen o lugar donde se encuentran las raíces de un individuo. El diccionario de la real academia española define la palabra patria como la tierra natal o adoptiva, estructurada como nación, a la que se siente ligado o unido el hombre ya sea por vínculos afectivos, jurídico e históricos. Es decir patria es aquel lugar, país, nación, pueblo, tierra o región en el que una determinada persona ha nacido o al que se siente vinculada por razones o motivos legales, sentimentales o históricos.

Por ende la patria puede ser el lugar de nacimiento, el pueblo de sus ancestros o la tierra donde un individuo se estableció desde un cierto momento de su vida, usualmente desde su niñez.” (https://conceptodefinicion.de/ patria).

Con esta definición podemos entender que el amor por la patria tiene unas raíces muy profundas. Se trata del agradecimiento que la persona siente por el lugar que le ha visto nacer, donde ha crecido, dado sus primeros pasos, donde habitan sus seres queridos y ha aprendido a ser útil a la sociedad. Por ello, el amor al país tiene mucho sentido cuando de defenderlo se trata.

Con el paso del tiempo, hemos constatado con tristeza que este valor ha venido decreciendo, quizá justificadamente, debido a los problemas en los que nuestro país se ha visto inmerso, tanto por la inseguridad, el narcotráfico, las personas desaparecidas, la situación económica y política, la emigración, el descontento social, el desprecio por la vida, y más aún, como lo dijo San Juan Pablo II, por la pérdida del sentido del pecado. Todo este panorama desolador, provoca en el ánimo de muchos la sensación de desapego por la tierra de origen.



Sin embargo, es necesario recuperarlo para que los mexicanos agradezcan por pertenecer a esta nación que no tiene igual. Debe trabajarse en todos los ámbitos de la sociedad para desarrollar en los niños el sentido de orgullo y pertenencia a este país que durante mucho tiempo fue ejemplo para los demás países latinoamericanos, tanto por su cultura, costumbre y tradiciones, como por su gente. Y en especial, por ser el lugar donde la Virgen de Guadalupe quiso que se le edificara su casa, uno de los santuarios marianos más importantes del mundo, donde a diario se puede contemplar el milagro de su bendita Imagen impresa en la tilma de San Juan Diego.

Un México que ha destacado por su fe y fidelidad a Dios y a su Iglesia, admiración del Papa Santo, que dejó su corazón en México, al punto de expresar que “ya era mexicano”. Es deber de todos rescatar nuestros valores y ayudar a los más jóvenes a comprender la grandeza del amor a la patria, y que para ser dignos representantes de México ante el mundo, deben también de superar sus limitaciones y obstáculos para convertirse en personas de bien.

Pero lo más importante, hay que recuperar el amor por México porque aquí fuimos hechos hijos de Dios por el bautismo, lugar donde nos toca trabajar por los hermanos para que alcancemos la salvación, porque, como dice la Escritura, “Nosotros tenemos nuestra patria en el cielo, y de allí esperamos al Salvador que tanto anhelamos, Cristo Jesús, el Señor”. (Fil 3, 20). Amemos a México, don de Dios para nosotros y nuestros hijos.
 







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