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Una mentalidad eugenésica
Modificar genes en embriones plantea problemas éticos ineludibles


Por: Redacción | Fuente: ACI Prensa



La modificación genética de embriones, incluso en circunstancias especiales, ignora los complejos problemas éticos relacionados con la creación y destrucción de embriones humanos, sostuvo un experto en bioética y neurociencia católico.

“A primera vista, la modificación genética de embriones humanos para tratar enfermedades parece un proyecto loable. Pero la realidad es mucho más compleja”, aseguró a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– el P. Tadeusz Pacholczyk, Doctor en neurociencia y Director de educación del Centro Nacional Católico de Bioética (NCBC), en Filadeldia.

“El enfoque más probable para la modificación genética de un embrión o embriones requeriría su creación a través de la fertilización in vitro”.

Este paso, sostiene el sacerdote, “viola su dignidad humana y los vuelve ‘objetos’”, porque “los seres humanos tienen derecho a ser traídos al mundo no en el mundo frío e impersonal de la cristalería de laboratorio, sino exclusivamente en el amoroso abrazo corporal de sus padres”.

Las observaciones del P. Pacholzyck respondieron a una institución de expertos con sede en Londres que solicitó recientemente una mayor investigación sobre la modificación de genes embrionarios.



El 17 de julio el Consejo Nuffield de Bioética, organismo independiente fundado en 1991 para examinar e informar sobre cuestiones bioéticas ante los avances tecnológicos, tomó la posición de que cambiar el ADN de un embrión humano podría ser moralmente permisible si fuera en interés del niño y no empeorara la desigualdad social, desventaja, discriminación o división.

“Consideramos que la modificación del genoma no es moralmente inaceptable en sí misma. No hay ninguna razón para descartarlo en principio”, dijo a The Guardian, Karen Yeung, docente en derecho, ética e informática por la Universidad de Birmingham y presidenta del grupo de trabajo Nuffield.

El informe del consejo no abogó por cambiar la ley del Reino Unido para permitir la modificación genética. Por el contrario, alentó la investigación sobre la seguridad y eficacia de la modificación de genes, junto con la investigación de su impacto en la sociedad y un amplio debate sobre sus implicaciones.

El P. Pacholzyck dijo que los tratamientos genéticos propuestos no tratarían al embrión “como un paciente único, dentro del útero de su madre”, sino, más bien, involucraría “tratar al embrión como forraje de laboratorio”.

Muchos embriones tendrían que ser creados o descongelados simultáneamente, luego, “tratados como ‘productos’ y sujetos a ‘tratamientos’ genéticos para ver si tan solo unos pocos podrían terminar sobreviviendo y desarrollándose sin la enfermedad”, dijo.



“El uso de tecnologías de modificación genética en embriones impone un riesgo significativo para el embrión, simplemente en términos de los propios procedimientos mecánicos, los numerosos pasos de manipulación implicados y los riesgos de posibles cambios genéticos ‘apartados del objetivo’ que podrían esperarse razonablemente”, agregó el P. Pacholzyck.

“El permiso para la investigación sobre modificación genética –continuó el experto– abrirá las compuertas para una mayor subyugación de seres humanos embrionarios vulnerables, individuos en las etapas más tempranas de su existencia que serán creados en entornos inadecuados, manipulados, maltratados y que a menudo terminarán pereciendo como parte del experimento”.

Experimentos con embriones en la actualidad

Algunos experimentos indican que la modificación del ADN de embriones podría evitar que los niños hereden enfermedades de genes defectuosos.

Sin embargo, un estudio recientemente publicado en Nature Biotechnology sugiere que Crispr-Cas9, la herramienta actual más popular para la modificación del genoma, causa más daño al ADN de lo que los científicos creían anteriormente. El proceso de modificación podría alterar los genes sanos.

Independientemente de la efectividad, cualquier cambio exitoso en el ADN de un embrión podría afectar a todas sus células, incluidas las denominadas células germinales, como la esperma o los óvulos. Estos cambios serían heredados por cualquier descendiente del ser humano completamente desarrollado.

El profesor Dave Archard, presidente del Consejo Nuffield de Bioética, reflexionó sobre las recomendaciones de su informe.

“Enormes avances están ocurriendo en la investigación del genoma, y aunque tenemos que reconocer que los genes por sí solos no moldean a una persona, la posibilidad de utilizar la modificación del genoma en la reproducción para asegurar o evitar una característica en un niño ofrece un enfoque radicalmente nuevo que es probable que atraiga a algunos futuros padres”, y agregó que en su opinión se debe prestar mucha atención al bienestar de los involucrados, especialmente a los niños nacidos después del proceso de edición genética.

El año pasado, investigadores en Oregon anunciaron que habían alterado con éxito los genes en un embrión humano por primera vez en los Estados Unidos.

¿Qué dice la Iglesia Católica sobre la modificación genética en embriones?

La ética sobre la modificación de genes se ha considerado durante varios años. La Congregación para la Doctrina de la Fe abordó el tema en Dignitas personae, una instrucción de 2008 sobre ciertas preguntas bioéticas.

“El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida”, dice la instrucción.

También, el documento sostiene que la terapia genética para las células somáticas (que conforman el crecimiento de los tejidos y órganos de un ser vivo pluricelular, las cuales proceden de células madre) es, en principio, moralmente lícita, siempre que se respete la ética del tratamiento médico.

Por otro lado, advirtió también que distinta es la valoración moral sobre cualquier modificación genética producida a las células germinales (línea celular precursora de los gametos: óvulos y espermatozoides) “ya que los riesgos vinculados a cada manipulación genética son significativos y todavía poco controlables”.

“En el estado actual de la investigación, no es moralmente admisible actuar de modo tal que los daños potenciales consiguientes se puedan difundir en la descendencia”, continúa el texto.

Finalmente, Dignitas personae advierte contra una “mentalidad eugenésica” que apunta a mejorar el conjunto de genes, agregando que podría haber estigmas sociales y privilegios aplicados a personas con ciertas cualidades genéticas, cuando “tales cualidades no constituyen lo que es específicamente humano”.

 







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