Me vieron cruzar
Por: Daniela Sandí Torres. | Fuente: Catholic.net
Hoy les quiero contar una historia; sé que estoy en medio del proceso, pero la cuento justo por eso, porque quiero dentro de un tiempo escribir el final.
Este año ha sido de cambios, y en abril empecé otro; desde hacía días me sucedía que no me sentía bien conmigo, me veía en el espejo y juro que me daban ganas de llorar, un día fui a buscar un pantalón y no encontraba tallas, la ropa que tenía me estaba dejando de quedar, el autoestima estaba bajando, algo no andaba bien.
Después de mucho pensarlo, el 16 de abril (para ser exacta) me armé de valor (y lo digo así, convencida de que fue armarme de valor porque creo que cuando nos enfrentamos a nosotros mismos es cuando más fuerza necesitamos) y le escribí a una nutricionista, necesitaba un cambio.
Cuando inicié el proceso con Fabi estaba en 31,6 % de grasa corporal, y destaco este dato porque fue el que más me alarmó y creo que a mi nutricionista también; así que evidentemente, lo que seguía era iniciar una dieta e incluir los ejercicios.
Confieso que los primeros días me costó mucho el cambio de porciones, pero sobretodo el ejercicio; cabe destacar que para entonces (y desde hace 22 años) yo no realizaba ninguna actividad física, mi mayor esfuerzo ha sido viajar en bici en contra del viento acá en Liberia, pero después de ahí, me he quedado solo en las intenciones de hacer algo, nada más.
Empecé desde cero, empecé caminando, sin embargo; conforme las semanas avanzaron fui sintiendo la necesidad de hacer algo más, en el camino me di cuenta que yo era capaz de realizar cambios y que habían cosas que quería hacer, que siempre había querido pero nunca me había animado, no encontraba el valor para echarme al agua.
Hace dos semanas decidí iniciar una, empecé a entrenar con el equipo de volleyball de la U, estoy dando los primeros pasos ahí y sé que me falta muchísimo por aprender, por mejorar, pero el hecho de tener un espacio ahí me motiva a llegar los días de entrenamiento y dar todo lo que tengo, porque si me dieron la oportunidad yo quiero dar lo mejor.
Y por otro lado, mucho más reciente, se me metió en la cabeza que quería correr, nunca lo había hecho, pero como ahora tengo más confianza en mí, así que me mandé al agua, acá en la casa donde vivo “mi roomie” me está ayudando con eso, tengo que aclarar que tan solo llevo tres días en esto, y evidentemente el proceso va despacio, pero es que me llena de felicidad ver que soy capaz de aquello que durante muchos años ni siquiera me pasaba por la mente y que cuando lo pensaba mi única respuesta era “jamás, no sos capaz”.
¿Qué ha pasado desde que inicié el proceso a la fecha?, resulta que ya logré bajar un poquito el porcentaje de grasa, ahora estoy en 29,3%; y entre otras cosas, tengo que confesar que ahora duermo muchísimo mejor que antes, los picos de ansiedad que me daban con tantísima frecuencia se han reducido demasiado, y todo esto me ha ayudado a darme cuenta que soy capaz de muchas cosas, todo está en proponérmelo y trabajar en ello, pero que soy capaz de lograrlo.
¿Que sigue? Sigue todo, el proceso con mi nutricionista no ha terminado, sigo trabajando en ello, tengo también muchísimo qué trabajar en volleyball, me encantaría contarles un día que juego un partido; y también quiero contarles un día que participo en una carrera, así que seguiré trabajando en eso; y por supuesto, la U no está de lado, gran parte de mi esfuerzo y motivación está en Alimentos.
De paso, me di cuenta que estaba dejando de lado cosas que me gustaba, por encerrarme en la monotonía, así que retomé el hábito de leer, de sacar los ratos para sentarme a conversar, me he esforzado por invertir nuevamente en vivir.
¿Por qué cuento todo esto? Porque en el camino he conocido a muchas personas y he visto que en ocasiones nos guardamos lo que sentimos y pensamos porque no nos creemos capaces, porque los miedos nos ganan la jugada, porque a veces puede más lo que digan los demás; lo cuento porque así a como me he ido levantando cuando me caigo, sé que muchas otras personas lo pueden hacer, sé que también son capaces; lo cuento porque así a como estoy trabajando en mis sueños, me encantaría saber de historias de otras personas que siguen sueños; lo cuento porque me he dado cuenta que no estoy sola en el mundo -y aunque a veces la ansiedad me quiera convencer de lo contrario- cuando alzo la mirada me topo con palabras de aliento, con apoyo y amor; y si me encuentro a alguien que lo necesite quiero devolverle apoyo y amor.
No estoy sola en el mundo, vos no estás solo en el mundo, estamos juntos; caminamos, nos caemos pero nos levantamos.
No te rindas
No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,
No te rindas por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola,
porque yo te quiero.
– Mario Benedetti.