No soy muy listo

(Inteligencia)

José iba a un buen colegio. Los profesores le querían mucho. No faltaba nunca y era buen compañero. Atendía en clase aunque le costaba seguir el ritmo  de sus compañeros. Los demás aprendían con facilidad y a él le costaba mucho trabajo aprender.

No se rendía, si tenía que estar más tiempo, lo empleaba. En ocasiones se desanimaba porque apenas le quedaba tiempo para jugar. Su madre le decía que siguiese intentándolo porque a ella lo que le importaba era su esfuerzo y su constancia.

 José le contestaba "mamá es que yo no soy muy listo" Su madre le abrazaba y le decía "hijo para mí eres el mejor, si me hubiesen dicho como quería que fueses, si hubiese podido hacerte a la medida, hubiese dicho: "igual que José” Se reía porque su madre era siempre así.

Le hubiese gustado ser como Antonio, siempre sacaba muy buenas notas, era brillante y dominaba las matemáticas. Era rebelde y su madre se pasaba el día discutiendo con él. Sus compañeros se apartaban de sus juegos ya que hacía alarde de su capacidad para aprender y ganar.

Pasó el tiempo y  José hizo Derecho. Con mucho esfuerzo consiguió un trabajo de abogado y  defendía a los demás, organizaba la manera de demostrar su inocencia. Formó una familia y era feliz. Un día fue a visitar a un cliente y a la salida, en la cárcel, se dio cuenta de que una señora le miraba. Era la madre de Antonio. Le contó que había hecho unos sucios negocios y llevaba allí cuatro años. Se acordó de lo brillante y lo inteligente que era. Había desperdiciado ese talento. Él que no se consideraba tan capaz, con esfuerzo y constancia había conseguido muy buenos resultados.

Se fue a casa pensando que es muy importante saber aplicar bien nuestros conocimientos, nuestras capacidades y nuestra inteligencia.  

La inteligencia no consiste en saber muchas cosas, hay que saber utilizar bien nuestros conocimientos.

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