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¿Queremos seguirle?
Dios nos tiene reservados distintos caminos.


Por: María Luisa Martínez Robles | Fuente: Catholic.Net



Reflexionamos

 

No sólo queremos seguir a Jesús, estamos dispuestos.

 

No es fácil, nos van a tachar de raros, anticuados y retrógrados. Él nos lo advirtió por eso no nos pilla de sorpresa, además no nos importa. Si ser raro es mantener unos ideales de los que estamos convencidos como es ir a Misa los domingos y comulgar, ayudar a los demás, no pensar nada más que en nuestro propio beneficio, lo admitimos, somos raros.



Si estar anticuado es escuchar, ayudar a nuestros padres, esforzarnos en el trabajo o en el estudio, no despilfarrar, no emborracharnos ni drogarnos, sí estamos anticuados.

Ser retrogrado significa: adjetivo/nombre masculino y femenino. Que es partidario de ideas o instituciones políticas o sociales propias de tiempos pasados. Lo somos si consideramos que nuestros ideales han cumplido veintiún siglos, adaptándolos a la vida actual. Yo diría que somos inteligentes porque:

Respetamos los ideales de los demás.

No les imponemos los nuestros.

No nos dejamos llevar por la multitud.



Valoramos el esfuerzo, la constancia, la honestidad, la prudencia, la justicia.

A pesar de todo ello tenemos muy claro que el único y el mejor camino es seguir a Jesús.

Para ello nos comprometemos a una tarea nada fácil.

Nos dice el Evangelio que se nos conocerá por nuestras obras. Que somos la sal de la tierra y la luz del mundo.

¿Cómo vamos a conseguir algo tan especial? San Agustín decía " dame fuerzas para lo que me pidas y pídeme lo que quieras" le pediremos ante todo que nos ilumine.

Luego cada día al levantarnos haremos lo que tengamos que hacer lo mejor que sepamos sin escatimar esfuerzo, sin egoísmo. Al acostarnos reflexionemos en lo que hemos fallado. Al día siguiente de nuevo, con ímpetu, empecemos el día como si fuese el último, con afán de superación.

Implicarnos en demostrar que somos cristianos no significa irnos a las misiones, no se nos pide grandes hazañas. Santa Teresa del Niño Jesús no salió del convento y es patrona de las Misiones.

Nosotros podemos seguir a Jesús desde nuestro trabajo, desde nuestra clase, en la familia y con los amigos.

Tampoco tenemos que hacer discursos teológicos o pasarnos el día rezando. Podemos decir una palabra amable a alguien que lo necesita, acariciar a nuestra madre o telefonear al abuelo, escuchar a un amigo.

En pocas palabras ver a Dios en los demás.

 

Actuamos

Para seguir a Jesús, tenemos que dar ejemplo. Él vino al mundo para enseñarnos cómo debíamos manifestarnos. En esta semana voy a procurar dar ejemplo a los que me rodean, haciendo en cada momento lo que tengo que hacer, sin distraerme, sin pereza.


Del santo Evangelio según san Marcos 2, 13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a caminar por la orilla del lago; toda la muchedumbre lo seguía y él les hablaba. Al pasar, vio a Leví (Mateo), el hijo de Alfeo, sentado en el banco de los impuestos, y le dijo: “Sígueme”. El se levantó y lo siguió.

Mi oración de hoy

No permitas que siga otro camino que no sea el que conduce a ti. Acompáñame y permanece a mi lado

Una bonita historia para pensar.

 

Texto original María Luisa Martínez Robles

Lo que Dios me pide

Era estudiante de magisterio. Le gustaba enseñar a los niños. Su colegio había habilitado unas aulas para niñas en un barrio marginal donde abundaba la pobreza. Ella sintió que necesitaba poner en práctica sus conocimientos e iba todas las mañanas desinteresadamente a enseñar a las niñas a leer y a escribir. A la salida de clase iban a rezar a una iglesia cercana. Era feliz, hacia lo que más le gustaba. A diario recibía el cariño y la alegría de sus alumnas. Como pago…algún dibujo, algún caramelo chupado, un trozo de tela mojado en colonia barata. Todo ello era mucho más valioso que un cuadro de Goya, una caja de bombones de diseño o un perfume francés.

Un día la Madre Superiora de su colegio la llamó a su despacho. Preguntó a la joven si no había pensado que tal vez Dios la pidiese algo más. Se sorprendió, ella estudiaba, enseñaba a leer a las niñas sin faltar un solo día, gratuitamente. Las llevaba a la iglesia a rezar. No comprendía que la Superiora la estaba invitando a tomar los hábitos.

Al entender el significado de sus palabras, con mucha decisión contestó.

  •  A mí, Dios me pide formar una familia, tener muchos hijos, educarles en la fe y permanecer siempre unidos.

Así lo hizo, sus hijos fueron catequistas, se casaron y  los hijos de sus hijos también recibieron los sacramentos.

Dios nos tiene reservados distintos caminos para seguirle. Lo importante es saber elegir el nuestro, el sendero que mejor sepamos recorrer, para llegar a encontrarnos con la Verdad y la Vida.







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