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Sembrando Esperanza III

2. Cuando nuestra vida se nos hace pesada y monótoma
La vida nos da oportunidades maravillosas para renovarnos, pero lo más importante es tomar la decisión de hacerlo


Por: P. Dennis Doren, L.C. | Fuente: Catholic.net



En la vida se puede dar que una situación comience a provocar en nuestro modo de actuar y ser una especie de separación entre lo que queremos ser y lo que actuamos cada día, vamos perdiendo la coherencia. En vez de ir caminando con la armonía de dos líneas paralelas en la que una depende de la otra, se toma una proyección de separación. En el arranque de esta separación está la rutina, el cansancio, ese ir tomando la vida como viene, sin proyección, sin relieve, dejando que los acontecimientos la desborden en la apatía e indiferencia, dejamos de ser dueños y señores que imprimen en las acciones un rumbo trascendente, definido y claro; entonces los grandes ideales toman un aspecto borroso e incoloro. Hay que dejar el vestido pesado de la rutina y endosar el vestido ligero del ideal, de la acción motivada, de la acción penetrada por una conciencia de amor.

 “Renovar”: es dejar como nuevo algo que ya tiene años, desperfectos, Volver a su primer estado, también significa “mejorar”, “fortalecer”, “restablecer”. No se trata de “maquillar”(cubrir defectos o desperfectos, pero sin arreglarlos). Todos tenemos la necesidad de renovarnos, es decir, quitar esas capas que se han ido incrustando en nuestra vida y que hoy la hacen difícil y no le permiten caminar o volar.

RENOVARSE ES EL VOLVER A LAS RAÍCES de la PROPIA VIDA PERSONAL y de la vida con su sentido y riqueza, renovarse es volver a tener brillo en las propias convicciones y valores: Dios, Fuente de toda Vida, la Vida Eterna. Jesucristo, ese mismo Dios, Hecho Hombre para resolver nuestros  problemas  e inquietudes más hondas, la familia, para dedicarle con cariño lo mejor de nuestro tiempo. La renovación es la ley de la vida, lo que no se renueva se muera y si tira.. renovamos, el carro, renovamos la televisión, renovamos tantas cosas, ¿cómo no renovarnos nosotros?.

El águila es el ave de mayor longevidad de su especie. Llega a vivir 70  años.

Pero para llegar a esa edad, a los 40  años, deberá tomar una seria y  difícil decisión.



A los 40  años sus uñas están apretadas y flexibles, sin conseguir tomar a  sus presas de las cuales se alimenta.

 Su pico largo y puntiagudo se curva apuntando contra su pecho,  sus alas  están envejecidas y pesadas, y sus plumas gruesas. Volar se hace ya muy  difícil, entonces el águila tiene solamente dos alternativas: morir o  enfrentar su dolorido proceso de renovación, que durará 150 días.

Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí en un nido cercano aun paredón, en donde no tenga la necesidad de volar.

Después al encontrarse en el lugar, el águila comienza a golpear con su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo, después de arrancarlo, esperará el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una  sus uñas.

Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumarse, arracándose una a una sus plumas viejas, después de cinco meses sale para el famoso vuelo de renovación que le dará  30  años mas de vida! .
En nuestra vida muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación para continuar un vuelo de victoria, debemos desprendernos de  costumbres,  tradiciones y recuerdos que nos causaron dolor y que hoy nos tienen medio paralizados.



Solamente libres del peso del pasado podremos aprovechar el resultado  valioso  que una renovación siempre nos trae. ¿Qué renovar?. El ideal y el sentido de la vida, la comunicación con mis seres cercanos, los detalles, la admiración, el cariño, los proyectos planeados para la familia… la fidelidad, la gratitud, etc. Todas son oportunidades maravillosas para renovarnos, pero lo más importante es tomar la decisión de hacerlo, de forma que emprendas el gran vuelo de renovación, hoy y siempre…

 

 







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