Menu



Reflexión del evangelio de la misa del lunes 23 de enero de 2017

Una familia dividida tampoco puede subsistir
Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos; y se manifestará por segunda vez para salvación de aquellos que lo aguardan


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo Coadjutor de la Diocesis de San Cristobal de la Casas |



Lecturas:

Hebreos 9,15.24-28 “Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos; y se manifestará por segunda vez para salvación de aquellos que lo aguardan”

Salmo 97 “Cantemos al Señor un canto nuevo”

San Marcos 3,22-30: “Satanás ha sido derrotado”

 



¿Cuál es nuestro pretexto para no acercarnos a Jesús? Hace dos días reflexionábamos con San Marcos cómo sus familiares lo juzgaban loco y ya nos cuestionábamos si también nosotros sentíamos que era una locura vivir su amor y su predilección.

En el pasaje de este día los escribas, supuestamente la gente más sabia, se oponen a Jesús y lo llaman  endemoniado. Y todo ¡porque expulsa demonios! ¿No nos parece una incongruencia?

Esto pretende Jesús hacerles entender a los escribas contando una parábola, pero parece que en lugar de aceptarlo, se niegan rotundamente. Hay quien frente a la luz se niega a aceptarla. O como dicen los viejitos, “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.  Estas actitudes pueden también encontrarse entre nosotros. Buscar pretextos para no aceptar a Jesús: que si la religión es causa de ver pecados en muchos lados, que si coarta la libertad (que más bien llamaríamos libertinaje), que si Jesús era de otros tiempos y ahora nos ha llegado la modernidad.

¿Cuál es tu excusa para no aceptar a Jesús?

Ciertamente Jesús jamás decepciona a quien lo sigue sinceramente.



Claro que exige conversión y cambio, claro que va en contra de muchos de los “valores” que proclama el mundo neoliberal, claro que defiende a la persona por encima de todos los bienes terrenos…  Este pasaje termina con una afirmación que a muchos les causa problema. Dice primeramente Jesús que todos los pecados se perdonarán, que se perdonarán todas las blasfemias… siempre y cuando haya arrepentimiento.

¿Cuál es el pecado que no se puede perdonar? La blasfemia contra el Espíritu Santo. ¿En qué consiste? En negar el poder de Dios para perdonar, en no aceptar el regalo de su gracia, en resistirnos a su amor. Así como lo hacen los escribas en este pasaje que para no recibir a Jesús lo acusan de endemoniado.

A nosotros nos puede pasar también: no aceptar el gran amor que Dios nos tiene, no recibirlo en nuestro corazón, no dejarnos amar, no aceptar el regalo de la vida plena que nos ofrece. Hoy abramos nuestro corazón y sintámonos amados por Dios. Convirtámonos en templos de su Espíritu Santo.







Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |