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¿Por qué el demonio está tan desatado?
Enfrentarse con el demonio requiere altas dosis de penitencia y oración constante


Por: José María Zavala | Fuente: Blogs de Religión en Libertad



El 10 de septiembre de 2012, publiqué un extenso artículo en Religión en Libertad titulado "Se busca exorcista". Tan sólo ocho meses después, el entonces arzobispo de Madrid, cardenal Rouco, nombró nada menos que ocho exorcistas, algunos de los cuales han sucumbido ya por el camino...

Enfrentarse con el demonio requiere altas dosis de oración constante; y no todos los sacerdotes, por desgracia, salen airosos de esos encendidos combates contra el maligno, nunca mejor dicho.

Aun así, la Iglesia sigue necesitando hoy legiones de exorcistas. Con razón, el profesor del CEU San Pablo y experto en masonería, Alberto Bárcena, hombre de Dios donde los haya, nos advierte: "El satanismo está ahora presente en Occidente como no lo había estado nunca".

En España, sin ir más lejos, sufrimos ya demasiado a menudo una profanación eucarística, una exposición blasfema o un cartel ofensivo contra la Madre de Dios. La última barbarie cometida ha sido en la capilla de la Universidad Autónoma de Madrid, como en su día lo fue en la de la Universidad Complutense.

¿Y quién odia más que nadie a Jesucristo y a la Santísima Virgen María? El demonio, el único capaz de sembrar odio en los corazones de quienes están apartados de Dios. Odio a Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida.



¿Nadie se ha preguntado por qué un hombre que vino a predicar Amor, con mayúscula, y acabaron crucificándole pese a ser inocente provoca tanto odio más de dos mil años después? ¿Por qué molesta tanto Jesucristo en la sociedad de hoy? La respuesta es obvia: porque es Dios, y quienes no están con Él, están contra Él, y corren el riesgo de hacerle el juego al demonio.

¿Cuál es acaso la mayor evidencia de una afectación diabólica en sus diferentes grados, hasta llegar al máximo de la posesión?, le preguntaba en su día a don Gabriele Amorth, exorcista oficial del Vaticano, para mi libro Así se vence al demonio (LibrosLibres). "La aversión a todo lo sagrado", me contestó él, rotundo. Pues eso mismo es lo que está sucediendo hoy en España. Pero aversión sólo al Cristianismo. Por algo será... 

Los obispos españoles deberían concienciarse de la necesidad imperiosa de nombrar exorcistas para combatir al maligno. Sobre todo, cuando la inmensa mayoría de las 69 diócesis españolas carecen de un exorcista.

Tan sólo 25 diócesis -el 36 por ciento del total- han dispuesto de un exorcista en algún momento de su historia, pero únicamente 18 lo conservan hoy.

Por orden alfabético, y sin ánimo de abrumar al lector, he aquí las 44 diócesis sin exorcista aún, enumeradas por el padre Antonio Doñoro: Albacete, Astorga, Ávila, Barbastro-Monzón, Burgos, Calahorra y La Calzada-Logroño, Ciudad Real, Ciudad Rodrigo, Córdoba, Coria-Cáceres, Girona, Granada, Huelva, Huesca, Ibiza, Jaca, Jerez de la Frontera-Asidonia, León, Lleida, Lugo, Málaga, Menorca, Mondoñedo-Ferrol, Oviedo, Palencia, Salamanca, San Sebastián, Sant Feliú de Llobregat, Santander, Segorbe-Castellón, Segovia, Sevilla, Sigüenza-Guadalajara, Solsona, Tarazona, Tarragona, Terrassa, Teruel y Albarracín, Tortosa, Tui-Vigo, Valladolid, Vic, Vitoria y Zamora.



Como no se haga algo urgente, el demonio seguirá campando a sus anchas, mientras los exorcistas son cada día una especie más en extinción.

 







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