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Jubileo de la Misericordia

Nacidos de la Misericordia
El Papa plantea unos elementos que ponen a la Misericordia como algo de lo que el hombre es capaz de acceder.


Por: Dr. Andhy Lopez | Fuente: Catholic.net



El pasado 11 de abril del presente año a las 5:30 de la tarde, hora local de Roma, víspera del domingo de la Misericordia, se publicaba oficialmente la Bula del Papa Francisco con la que se convoca al jubileo extraordinario de la Misericordia. Vale la pena recordar que el Domingo de la Misericordia fue proclamado el 30 de abril del año 2000 por San Juan Pablo II; dicha proclamación remonta su historia al año 1967 cuando siendo Cardenal preside la sesión en donde se finalizan las actas oficiales para el proceso de canonización de Sor Faustina. Posteriormente, en el año 1980 San Juan Pablo II publica la encíclica Dives in Misericordia en la que invita a redescubrir el sentido de la misericordia haciendo un llamado a todos al misterio de la misma. Años más tarde, en 1993 y 2000 el Papa Juan Pablo II beatifica y canoniza, respectivamente, a Santa Faustina.   

El año Jubilar empezó el 8 de diciembre en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Es por eso que vale la pena prepararse para esta experiencia que se convierte en el tiempo propicio de cambiar de vida, como el mismo Papa lo propone en la Bula Jubilar.

¿Cómo integrar el contenido de la Bula oficial para el Jubileo de la Misericordia en la praxis de la vida Cristiana?

¿Cómo integrarlo a la oración, acción pastoral, discipulado, vida de comunidad?

Para esto se hace necesario mirar algunos puntos de la Bula y luego buscar en la profundidad del concepto Misericordia la dinámica y objetivo de este tiempo de gracia, dejando unas claves para empezar a vivir sus gracias como anticipo a este gran acontecimiento Jubilar.   



El texto de la Bula Jubilar está enmarcado en un recorrido bíblico para delinear el contexto de la Misericordia y determinar, en la actualidad, cómo sigue siendo igualmente vital. Es un camino que va desde el acontecimiento de la zarza ardiente hasta la persona misma de Jesús, desde la perspectiva del Padre en la luz del Espíritu: “Sed misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso”. (Lc 6,36) Este recorrido le lleva a plasmar, en el numeral diez, que “la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia”. Es la conclusion de toda la experiencia de Dios rastreada en los textos de las Sagradas Escrituras que propone el Papa. Lo que se sigue es la construcción pastoral de una vivencia de la misericordia en clave teológica Trinitaria. De hecho, podría decir que, los numerales siguientes, son una teología pastoral de la misericordia. Y me atrevo a decir esto porque no es sólo lo que reflejan los numerales de la Bula, sino también, es lo que se ve reflejado en todas las homilías del Papa Francisco desde el día de la presentación de la Bula hasta hoy, incluso, integrando muy bien la bula Jubilar con el texto de la encíclica Laudato Si.   

Esa teología pastoral de la misericordia, que anteriormente había nombrado, tiene su fundamento en el numeral nueve de la bula: “la misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros”. Con estas palabras Francisco busca darle un giro a la experiencia Cristiana atestada de una concepción errónea de Dios y de su actuar en la historia. Por otro lado, pone la misericordia en una línea alcanzable e inteligible a la naturaleza humana. De hecho, la misericordia no es ajena a la naturaleza humana sino que por el contrario le es propia  precisamente porque fuimos creados y nacidos de la misericordia. Más adelante mostraré cómo estas dos palabras revelan una íntima relación.   

El Papa plantea unos elementos que ponen a la Misericordia como algo de lo que el hombre es capaz de acceder, algo así como capax misericordiae (capaces de la misericordia) Esto lo revela y confirman los dos elementos constitutivos de la misericordia como lo son “perdonar y dar” resaltado por el Papa en el numeral catorce de la Bula Jubilar. Perdoanr y dar son dos actos propios de Dios pero no ajenos al hombre. De hecho, el hombre, creado a imagen y semejanza, está llamado a hacerlos propios, parte de su identidad, de su esencia y naturaleza ya que vienen inscritos en su corazón.   

Perdonar y dar deben convertirse en centro de la oración cotidiana, personal y comunitaria. Allí, en el perdonar y dar, se deben buscar las gracias especiales que contiene el año jubilar. Pienso, fundamentalmente, que estas dos acciones se convierten en el plan fundamental de este tiempo. Ciertamente son dos elementos constitutivos de la vida Cristiana pero los que más cuestan llevar a la práctica; he aquí el primer punto de lucha para este tiempo de gracia. Deben ser el rostro de la vida del Cristiano asi como son el rostro de la naturaleza de la historia de la salvación, el don maravilloso dado en el Antiguo Testamento, la realidad vivificante del Nuevo Testamento y el "corazón palpitante del Evangelio" (12).  

El segundo punto de lucha que se propone en la Bula Jubilar, y que con relativa frecuencia es olvidado por todos, son las obras de Misericordia: "Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales". (15) Ciertamente el Papa las propone como reflexión durante el Jubileo pero nunca está demás hacerlas parte de la relfexión cotidiana, de seguro, se obtendran gracias adicionales.   
Por otro lado, el tercer punto de lucha es vivir la cuaresma de ese año Jubilar con especial intensidad experimentada desde la realidad del sacramento de la reconciliación, ocasión que aprovecha el Papa para insistir en que “los confesores sean un verdadero signo de la misericordia del Padre… Los confesores están llamados a abrazar ese hijo arrepentido que vuelve a casa y a manifestar la alegría por haberlo encontrado”. (17) Estos tres puntos tienen un caracter especial en la bula puesto que son reflejo de la acción del Padre.



De ahí que se desprende el lema “misericordiosos como el Padre”. Un lema que se debe llevar adherido a la experiencia de fe y vida Cristiana.   

Sin embargo, así mismo como el Papa lo puntualiza, es preciso recordar, la relación entre justicia y misericordia. Para Francisco estas dos realidades “no son dos momentos contrastantes entre sí, sino dos dimensiones de una única realidad que se desarrolla progresivamente hasta alcanzar su ápice en la plenitud del amor”, y por otro lado, “la misericordia no es contraria a la justicia sino que expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer”. No puede haber misericordia sin justicia y viceversa. Las dos caminan de la mano y deben notarse en la vida del Cristiano, pero sobretodo, deben estar presentes en la acción de la Iglesia, del discípulo, del misionero, del confessor, de la vida de fe. 

La teología pastoral de la Misericordia que desarrolla el Papa Francisco en la Bula, tiene sus raíces profundas en el significado y contenido de la palabra misericordia en su original hebreo. En hebreo esta palabra tiene unas características especiales que ayudan a entender la trascendencia y profundidad del año Jubilar y las gracias que dejará a la vida de los cristianos.   
En Ex 34, 6, se encuentran las características de la palabra misericordia. Aunque, más que características son atributos reales. Dice el texto: "el Señor, el Señor, Dios piadoso y clemente, lento de ira y grande en mercedes y en fidelidad". La sola traducción ya revela dichos atributos. Realmente estos atributos se encuentran en la raíz del verbo LeRajem (לרחם), que significa tener piedad o compasión, y de las palabras “querido/a, adorable” o “amado/a” ( )רחים con las que guarda una relación literal. De hecho esta relación literal se puede observar en Ex. 33,19. Aquí la palabra usada por muchas traducciones es compasión, bondad. En hebreo se usa la palabra (  ) טוּ ִב֙י ṭū-ḇî que viene a traducirse como bueno, bello, agradable. Esto tiene profundas connotaciones significativas puesto que, para un semita, no se puede amar sin ser misericordioso. La misericordia es la realidad amorosa del corazón de Dios, es la expresión más ínitma de su ser. En sí mismo, el amor, es un mar infinito de misericordia, no sólo de Dios hacia los hombres, sino también de los hombres hacia sus hermanos.   

Esta es la clave del año Jubilar de la misericordia: buscar que, no solo entre los cristianos, el amor sea una expresión viva de la misericordia con que nos ama el Padre, sino que esa misericordia sea base fundamental de todas las formas de amar. Un amor inmisericorde no abarca el contenido de las enseñanzas bíblicas ni de la predicación de la Iglesia. El año Jubilar quiere llevar al hombre a una nueva realidad amorosa, la de la misericordia, entendiendo que sin esta no puede haber una verdadera experiencia significativa de amor.   

Ese amor que es misericordia no agota aquí su significado y contenido. Por eso, y aunque parezca algo descabellado, la raíz de la palabra misericordia que antes había mencionado, LeRajem (לרחם), está relacionada con la palabra embarazo puesto que la palabra con que se designa al útero es Rejem ( . )רחם Esta acción o función que realiza el útero puede ser definida, también, como misericordiosa. Entonces misericordia implica un cierto tipo de cuidado, de crianza. Misericordia equivale al cuidado y atención especial que recibe el bebe en el vientre materno. Es la acción de engendrar la vida, protegerla y alimentarla. Este es otro de los propósitos del año Jubilar: dar vida. Una vida nueva. La misericordia es el vientre de Dios donde se concede la vida nueva en el Espíritu y los cuidados de la santa madre Iglesia.   

Por lo tanto, desde la experiencia de fe es preciso decir que se nace doblemente. La misericordia se encuentra unida al género humano desde su concepción y le da una identidad sublime, la identidad de haber nacido del amor hecho misericordia en el vientre de nuestras madres y el vientre de la Santa madre Iglesia. Así, con estas perspectivas, descubriremos un año Jubilar con un nuevo brillo, así mismo, la experiencia Cristiana, discipular, personal y comunitaria tendrán una realidad redescubierta en el vientre del Jubileo del que se nacerá a una nueva vida. Una vida restablecida por el amormisericordia. No queda otra cosa más que empezar a preparar el camino y disponer el corazón y la voluntad para abrirse a la experiencia de un año sobrenatural. 

Comentarios al autor: Dr. Andhy Lopez

 

 







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