Claro está que si podemos hacer algo práctico por desenlazar los nudos de estas situaciones, lo debemos hacer con prudencia y con valor, si fuera necesario. Pero a veces los nudos son demasiado complicados para poderlo desatar nosotros. Y ofrecer al Señor con humildad las molestias que nos causa tales situaciones y al mismo tiempo con confianza pedirle que, si es su voluntad, sea Él quien con su poder desate los nudos que el pecado o egoísmo humanos han realizado, es un acto de santificación que nos llena de una gran paz en medio del dolor.
Una tal actitud y oración de ofrecimiento la vemos en María sobre todo cuando Ella, al pie de la cruz, ofrece su Corazón Inmaculado al Padre, uniéndolo al de Su Hijo. Nosotros podemos ofrecer también los pequeños sufrimientos de cada día como oración al Padre, unidos a Jesús y a María. No temamos en ofrecer incluso "pajitas" como decía Santa Teresa, que hablaba del ofrecimiento de pequeñas cosas al Señor, porque, decía ella: "yo no soy para más" y el Señor "todo lo recibe" (Libro de la Vida, 31, 23). Sí,el Señor todo lo recibe. También las pequeñas pajitas de nuestros sufrimientos, que ponemos en el fuego de su Amor como ofrenda de amor nuestro.
Aprendamos a ofrecer al Señor todo, incluyendo la propia miseria. Ofrezcámosle a Él sobre todo esas situaciones nuestras, de parientes, de amigos, de nuestra comunidad, de nuestra patria que, por lo complejas que son, no pueden ser cambiadas de un momento a otro, pero que siempre están bajo el poder y la providencia divinos. El Señor todo lo recibe, también nuestros más pequeños ofrecimientos de amor que se convierten así en una oración sencilla y sincera.
Síguenos en nuestras redes sociales y comparte con nosotros tu opinión:?
?* Para mayor información, visita nuestra Comunidad de Catequistas y Evangelizadores.
* ¿Dudas, inquietudes? Pregúntale a un experto
* ¿Te gustó nuestro servicio? Suscríbete a nuestro boletín mensual
* Comparte con nosotros tu opinión y participa en nuestros foros de discusión":Foros de discusión de Catholic.net