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Cómo enseñar a los hijos a elegir bien

Cómo enseñar a los hijos a elegir bien
La importancia de enseñarle a los hijos a elegir bien sostendra un futuro sólido y cimentado en sus elecciones, es importante conocer las circunstancias y las ventajas para una gran elección.


Por: Francisco | Fuente: www.micumbre.com



Cómo enseñar a los hijos a elegir bien

ESCUELA PARA PADRES

• 40 Virtudes y valores humanos que hay que tener en cuenta, para elegir bien

• 18 Situaciones especiales, donde el ejercicio de la elección, tiene que estar muy bien preparado

• 10 Preguntas indispensables, para elegir bien

Elegir bien no es fácil, hay que aprenderlo y qué mejor que los padres para enseñarlo. Elegir bien es preferir algo o alguien para un fin y es una capacidad de los humanos, que deben desarrollarla para evitar en lo posible los errores. Para elegir bien, hay que estar muy bien preparado. No todos y siempre, podemos elegir, pues hay muchas ocasiones, en que otros eligen por nosotros. Entonces suele ser cuando llegan los problemas, graves o pequeños, si es que, lo que otros han elegido, no coincide con nuestra elección o necesidad.

Los políticos, las empresas, el mercado en general, elige a cada persona por distintos conceptos, para ofrecerle sus productos, servicios o ideas. Para eso se hacen los análisis demográficos, para tener muy centrados los objetivos, a los que se quiere comunicar algo. Continuamente somos elegidos para algo, aunque no nos demos cuenta. Por eso los padres, tienen que educar a los hijos en el arte de elegir bien, con buena información, con serenidad, sin prisas, pero sin pausas.

El derecho a la libre elección, tan deseada por todos, conlleva la responsabilidad de aceptar los hechos y consecuencias de lo elegido. Cuando uno elige, sin estar bien preparado para saber elegir, tiene muchas probabilidades de equivocarse y después, no suelen valer los lamentos, hay que apechugar con las consecuencias.

Escuchar a los padres los pros y los contras, previos a cualquier decisión, es una ventaja muy grande, que servirá para acercarse más al éxito. Las mejores elecciones suelen realizarse, cuando se tiene buena información y se tiene la cabeza lo suficientemente fría, para no dejarse influenciar desde el exterior y evitando los prejuicios almacenados. Es cierto que debemos escuchar y sopesar todas las opiniones razonables, que nos ayuden a ejercitar la capacidad de elección, principalmente, las de personas bien formadas.

Vivimos en la era del conocimiento y de la información. Quienes tengan más desarrolladas estas capacidades, podrán elegir mejor al tomar sus decisiones. Para elegir bien es imprescindible o muy conveniente, ser enormemente analítico e intentar ver la elección y sus consecuencias, bajo todos los ángulos posibles. Las precipitaciones pueden y suelen llevar a errores irreparables. Aunque siempre no se tenga el tiempo, ni los elementos para profundizar en el tema de la elección, antes de dar el veredicto. Por eso las personas que están entrenadas a ser ágiles de mente y a estudiar, lo más rápidamente posibles, una síntesis de todas las posibles alternativas, tienen muchas más posibilidades de acertar, que los que precipitadamente eligen, aunque algunos lo hagan para no cansarse, con el problema que les plantean o por desprecio al mismo.

Desde la cuna los niños saben elegir, entre otras cosas, comer o no comer. Su primer no a la comida, es fruto de una elección, seguramente inconsciente, pero real. Las madres enseguida saben lo que sus hijos eligen y cuándo lo eligen. En cada edad, las elecciones tienen diferentes pesos en su vida. No siempre, ni todos tenemos la oportunidad de poder elegir. De pequeños, la mayoría de las veces los padres, para su mejor beneficio, eligen por los hijos. A medida que van siendo mayores, la elección les va tocando a los hijos y por lo tanto, también el asumir los errores y aciertos. De ahí la necesidad imperiosa de estar bien educados, en las técnicas para elegir bien. Esas técnicas enseñadas por los padres, pasan de ser costumbres a ser hábitos y después a ser virtudes. Es una buena costumbre enseñar a los hijos a que, el que parte algo, para compartir, debe ser el último en elegir.

Los padres tienen que enseñar a elegir a los hijos, dándoles desde pequeños dos o tres opciones similares para que elijan entre ellas, bajo el supuesto, que cualquiera de ellas será buena para ellos. Sin olvidar que en cada ocasión, los hijos deben ejercitar la costumbre, de explicar los motivos y fines por los cuales, han elegido determinada solución. Para ello deben tener una edad con cierta madurez, en que sean ya capaces de argumentar su elección.

40 Virtudes y valores humanos que hay que tener en cuenta, para elegir bien: Es perfecto tener la oportunidad de poder elegir libremente, lo que se quiere hacer en el presente y en el futuro, pero no se debe olvidar, que esa circunstancia, conlleva una serie de responsabilidades, que están reflejadas y soportadas por el conocimiento y la práctica, de las virtudes y valores humanos, indicados a continuación, que si no se tienen bien asentadas, será muy difícil que puedan aprender a elegir bien:

Aceptación. Adaptabilidad. Amabilidad. Aprender. Austeridad. Autodisciplina. Bien común. Disciplina. Civismo. Conciencia. Conocimiento. Cortesía. Criterio. Desprendimiento. Dignidad. Disposición. Ecuanimidad. Educación. Ejemplo. Ética. Generosidad. Honradez. Igualdad. Integridad. Justicia. Lealtad. Magnanimidad. Moderación. Moral. Objetividad. Orden. Paciencia. Puntualidad. Rectitud. Responsabilidad. Respeto. Sabiduría. Sinceridad. Solidaridad. Templanza. Tolerancia. Verdad.

Es muy difícil elegir, sin dejarse llevar por las presiones externas, que continuamente nos bombardean. Esas presiones no siempre son de información, para que podamos elegir libremente, pues apelan a nuestros instintos, para conducirnos conscientes o inconscientemente, a los objetivos que ponen los que nos presionan.
18 Situaciones especiales, donde el ejercicio de la elección tiene que estar muy bien preparado. Cada una de estas situaciones, requiere un artículo aparte, en función de las características de cada persona y familia.

1. Elegir a los amigos.

2. Elegir a los socios para los negocios.

3. Elegir el lugar y la calidad de la casa, donde se pretende vivir.

4. Elegir la dependencia o no, de las adicciones al tabaco, alcohol y drogas.

5. Elegir la escuela o colegio para los hijos.

6. Elegir la forma de alimentarse y los productos.

7. Elegir la forma de comportarse con educación y buenos modales.

8. Elegir la forma y fondo del noviazgo, matrimonio o soltería.

9. Elegir la profesión para el futuro.

10. Elegir la universidad donde estudiar.

11. Elegir las inversiones financieras.

12. Elegir las opciones políticas y a sus candidatos.

13. Elegir llevar las cosas en orden, desorden o como se vayan produciendo.

14. Elegir los empleos que se ofrecen o la forma de buscarlos.

15. Elegir los productos o servicios ofrecidos que se quieren comprar.

16. Elegir si hacer, no hacer o cómo hacer y cumplir, un presupuesto de gastos e ingresos familiares.

17. Elegir si quiere hacer, cuándo y cómo realizar, el papel de víctima o de victimario.

18. Elegir una religión para practicarla.

Previo a la decisión de elegir, hay que tener las herramientas intelectuales, muy bien preparadas y la serenidad necesaria, para hacer una buena síntesis y análisis de todas y cada una de las partes que componen la decisión a tomar, así como de sus posibles consecuencias. Distinguiendo lo que beneficia y lo que perjudica, a la persona, a la familia o a la sociedad. Hay que elegir entre ser oveja o ser pastor. En la sociedad hay muchos listillos, que quieren ser pastores y que les sigan las ovejas, para así poderlas llevar al matadero. Para conseguirlo, intentan darles todo hecho, anulándoles la personalidad y no enseñándoles, que si se educan, todos tenemos la capacidad de elegir y en muchas ocasiones, incluso la posibilidad de hacerlo, aunque algunos ni lo intenten. El saber elegir es complementario, del poder elegir. Si no se tiene buena información, se puede encontrar con la desagradable situación, de que otros si la tienen y entonces, estar en franca inferioridad, a la hora de poder decidir.

Los padres tienen que tener criterio para saber elegir, para después poder enseñar a practicarlo. Pues hay consumidores tan habidos de comprar, todo lo que les ofrecen por Internet o televisión, que les han disminuidos la capacidad de saber elegir, lo que les convienen, lo que necesitan y lo superfluo. Incluso compran productos o siguen recetas, que les garantizan la inmortalidad. Las eligen, las compran y las consumen.

10 Preguntas indispensables para elegir bien.

1. ¿Por qué debo hacerlo?

2. ¿Para qué no debo hacerlo?

3. ¿Cuándo debo hacerlo o no hacerlo?

4. ¿Dónde debe hacerlo o no hacerlo?

5. ¿Qué gano y que pierdo, si lo hago o no lo hago?

6. ¿A quién puede beneficiar o perjudicar, la decisión de mi elección?

7. ¿Es lícito o moral inhibirme de elegir y dejar que las cosas pasen?

8. ¿Tengo suficiente información y serenidad para elegir bien?

9. ¿Me enfadaré o aprenderé si me doy cuenta que he elegido mal?

10. ¿Debo permitir que otros elijan por mí?

Los hijos desde muy pequeños, es necesario que se acostumbren con entrenamientos de los mecanismos de la elección, para que cuando tengan que elegir algo, sepan porqué lo hacen y las razones por las que lo han hecho o lo van a hacer. Las preguntas anterior se pueden hacer varias veces, seguidas y en cascada, para cada ocasión. Así se acostumbrarán a pensar, antes de hacer o no hacer las cosas y a no dejarse llevar, por el primer impulso, es decir, que sepan que van a tener que contestarse a ellos mismos o a sus padres, los motivos por los que han elegido algo. Educarles en que deben buscar todas las alternativas posibles, para poder empezar el ejercicio personal de la elección. A mayor número de alternativas localizadas, muchas más posibilidades de elegir mejor. Después tendrán que ejercitarse en el método, para sopesar las ventajas e inconvenientes, de cada una de las alternativas localizadas.

Los padres deben ensañar a sus hijos que el cansancio, la falta de tiempo, el pesimismo y el desaliento, no deben ser obstáculos para que cuando tengan que elegir, se abandonen, y no hagan el esfuerzo de poner todas sus energías, en hacer y pensar lo que tienen que hacer. Hay demasiados intereses en distraer y cansar a las personas, para que no tengan fuerzas, cuando tienen que tomar decisiones importantes, para de esta manera, quitarles sus derechos, conveniencia y placer de informarse, analizar y elegir.

Desde muy pequeños, algunas veces los padres tienen que elegir por los hijos, siempre en beneficio de ellos, y también enseñarles a elegir, para que cuando sean mayores puedan hacerlo con plena libertad y conocimiento. Los padres no deben permitir que los hijos hagan las cosas que no les corresponden porque todavía no saben elegir. Los padres tienen la obligación de tomar las decisiones más convenientes y decidir por ellos, sin esperar a que sean mayores, para que puedan decidir, porque a lo peor, cuando son mayores y no se han entrenado a elegir y a elegir bien, asumiendo las responsabilidades correspondientes en función de su edad física y mental, eligen mal. Los hijos tienen que estar educados, en la virtud de saber elegir.

Los padres practicando con el ejemplo, influyen enormemente en el proceso de aprendizaje, para formar la capacidad de elegir de los hijos, la cual es una fase muy importante en la educación de ellos. Tienen que hacer el esfuerzo necesario, para dedicarles el tiempo ineludible para enseñarles y para que aprendan, sin prisas, pero sin pausas. Explicando a los hijos el porqué de ciertas elecciones, con el lenguaje correspondiente a cada edad.

Elegir bien es un derecho, que implica responsabilidad, confianza, madurez y saber asumir y llevar bien los errores cometidos, en las elecciones realizadas. No siempre los padres toman mejores decisiones que los hijos, pues a medida que estos crecen en edad, formación y conocimientos, tienen que darse cuenta que si los hijos han sido bien educados, las decisiones tomadas por ellos, pueden ser tan acertadas o más, que las que hubieran podido tomar los padres, con su mejor buena voluntad. Cuando los padres enseñan a elegir bien a los hijos, también deben enseñarles a asumir las responsabilidades que conlleva lo elegido, les hayan gustado o no los resultados.

Los padres comprometidos con la educación, formación y práctica de las virtudes y valores humanos de los hijos, deben en conciencia, enseñarles a elegir bien, buscando su perfeccionamiento y desarrollo moral, intelectual, físico y psíquico. Teniendo en cuenta que su ejemplo, es la llave para demostrar que lo que enseñan, previamente, lo han realizado personalmente. Es muy difícil enseñar a elegir, si previamente no se han entrenado a hacerlo. Educar es enseñar a responder adecuadamente, y al final, siempre se responde ante alguien.

Los padres deben enseñar a sus hijos algunas de estas opciones, que diariamente tienen que elegir: Al levantarse elegir si van a estar de buen humor todo el día, o si van a estar de mal humor. Cuando les ocurre algo malo, elegir si van a ir de victimas para siempre, o si van a aprender algo de esa situación, para que no les vuelva a ocurrir. Si oyen a alguien quejarse, si van a elegir sumarse a sus lamentos o intentar ver su lado positivo. Enseñarles que la vida es una elección constante, y que tienen que elegir cómo reaccionar, ante las diversas situaciones y cómo esa elección, va a afectar a otras personas positiva o negativamente. Cualquier sacrificio que cueste elegir, es el costo de oportunidad de hacerlo o que se lo den hecho.

Los hijos cuando tienen bien formado el criterio, tienen la oportunidad de elegir el hacer o no hacer, incluso la de poderse equivocar. Tienen que aprender a desarrollar su crecimiento personal, intelectual y moral y a hacerse responsables, de sus propias decisiones, equivocadas o acertada, pues tarde o temprano, no tendrán quien pueda decidir por ellos. Entonces sabrán cuál es el inventario de las capacidades que han desarrollado.

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