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¡No te estanques! Búscate un tiburón

¡No te estanques! Búscate un tiburón
José Martínez Colín nos ofrece un análisis sobre el esfuerzo, la suerte y la voluntad


Por: José Martínez Colín | Fuente: Yoinfluyo.com



martes, 04 de mayo de 2010

Para saber

En ocasiones, ante un acontecimiento negativo que no esperábamos y que suponga poner mayor esfuerzo es probable que no lo aceptemos o que nos enfademos y consideremos aquello como algo que habrá que soportar como “mala suerte”.


Sin embargo, si profundizamos un poco descubriremos que aquello nos puede beneficiar realmente. Cuando nuestra voluntad lucha por superar aquella dificultad, nuestra persona podrá adquirir ciertas virtudes, tales como la paciencia, la fortaleza, fidelidad, perseverancia, la constancia, etcétera.

Para pensar

Los japoneses siempre han gustado del pescado fresco. Pero las aguas cercanas a Japón no han tenido muchos peces por décadas.

Se cuenta que para alimentar a la población, los barcos pesqueros se fabricaron de mayor tamaño para ir mar adentro, pero mientras más lejos iban, más era el tiempo que les tomaba regresar a entregar el pescado. Si el viaje tomaba varios días, éste ya no estaba fresco.

Para resolver el problema, las compañías instalaron congeladores en los barcos pesqueros. Sin embargo, los japoneses percibieron la diferencia entre el pescado fresco y el congelado y no les gustaba este último.

Entonces, las compañías instalaron en los barcos tanques para los peces. Así podían meterlos vivos en los tanques y mantenerlos hasta llegar a la costa. Parecía que era la solución definitiva, pero después de que los animales estaban un tiempo en el tanque, dejaban de moverse. Estaban aburridos y cansados.

Los consumidores japoneses también notaron la diferencia, porque cuando los peces dejan de moverse por días, pierden frescura. ¿Cómo resolver el problema?

Las compañías pensaron entonces en que para mantener el sabor fresco seguirían poniendo a los peces dentro de los tanques, pero ahora introducirían también… ¡un tiburón pequeño!

Claro que el tiburón se comería algunos ejemplares, pero los demás llegarían muy, pero muy vivos. ¡Los peces fueron desafiados! Tenían que nadar durante todo el trayecto para mantenerse vivos.

Algo semejante sucede en la vida. Tan pronto una persona alcanza sus metas, tales como empezar una nueva empresa, pagar sus deudas, encontrar una pareja maravillosa, o lo que sea, empieza a perder la pasión y el interés. Ya no necesitará esforzarse tanto y se relajará.

Para vivir

Siempre tendremos dificultades y serán bienvenidas si las sabemos mirar como oportunidades para encontrar nuevos caminos, para escuchar otras opiniones, para aprender nuevas maneras de ver la vida, para fortalecer nuestro espíritu y sacar lo mejor de nosotros mismos.

Así que si descubrimos un “tiburón en el tanque”, pensemos que gracias a él nos mantendremos vivos, nos hará conocer nuestro potencial. Por eso una educación en donde se le facilita todo al hijo o alumno, no logrará “extraer” lo mejor de él. Experimentan el mismo problema las personas que se ganan la lotería, o quienes heredan mucho dinero y nunca maduran.

Como el problema de los pescadores japoneses, la solución es sencilla teniendo presente que las personas prosperan más cuando hay desafíos en su medio ambiente. En vez de ver como enemigos esos “pequeños tiburones”, sepamos aprovechar su forzosa convivencia para crecer en las virtudes.







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