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La Comunicación Conyugal
El amor no es mágico, las buenas intenciones no son suficientes


Por: C. Morales Fuentes |




Proceso de Comunicación

El matrimonio te ofrece alguien para comunicarte y que te escucha como no te escucharía otra persona; es tú otro yo. La comunicación más íntima se da en el matrimonio. Se dan varios tipos de comunicación:

Comunicación física: el sentirse atraído por el otro no sólo por la belleza sino el encanto, la gracia, la mirada, el trato, el estilo, la figura, la exquisitez, la forma de hablar. La belleza humana tiene algo que no puede expresarse con simples palabras.
Tu rostro es como el espejo del alma. Los ojos, que ven, que hablan, que se sorprenden, que incitan, que se entregan, y alguno podría agregar, que fusilan, son el centro geométrico y afectivo de la cara; son de los elementos que más enamoran. Cuántas veces has oído “qué hermosa mirada”, nunca “qué orejas tan bellas”. ¿Cómo miras tú a tu cónyuge? ¿Qué reflejan tus ojos?
El movimiento de las manos, su reposo, su forma es también una incitación a cogerlas, a amarlas. Trasmiten calor, seguridad (a los quince años de casados, también sudor). ¿Qué trasmiten tus manos?
La figura refleja la forma de conducirse, proporciona atractivo, distinción.
Con toda tu persona te comunicas, coqueteas, das tranquilidad. Usemos todo nuestro cuerpo para comunicarnos.

Comunicación psicológica: Con las emociones, pasiones, sentimientos, motivaciones que mueven la vida, es decir, tu modo de ser. Qué duro es a veces comunicarnos con quien “no pasa nada”, para quien “todo está bien”.

Comunicación social y cultural: Qué importante romper la monotonía de la vida, al enriquecernos con un bagaje cultural, comentar libros, analizar una película, viajar juntos, etc.

Comunicación espiritual: Buscar objetivos comunes que nos rebasen, que nos abren al infinito. Tener una misma fé, es la mejor manera de mantener relaciones duraderas, que nos harán salir adelante en la vida. Es el creer y amar lo mismo.

Pero... qué ruido entra a veces en nuestra vida. La televisión, cuántas veces separa a las parejas dentro de su mismo hogar. Un señor decía: “no podemos estar mi mujer, la televisión y yo en la misma habitación”. Sacó entonces a su mujer.




 







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