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La eficiencia cualitativa del dinero- cantidad

La eficiencia cualitativa del dinero- cantidad
Con el cambio de esta cantidad, la fortuna adquiere cualidades completamente nuevas


Por: Andreas Boehmler | Fuente: www.arbil.org




Como efecto primero Simmel hace constar de nuevo ese fenómeno del "regalía de la riqueza": "Con el cambio de esta cantidad, la fortuna adquiere cualidades completamente nuevas". El "rico" corre menos riesgo especulando u invirtiendo respectivamente una determinada cantidad de dinero.

Además, al constituir el carácter de cantidad la divisibilidad omnímoda del dinero, el "pobre" toma riesgos desproporcionados en cuanto se "olvida" tanto de que para él el dinero tiene más carácter de consumo (fin) y menos de producción (medio) como de que en su presupuesto reina una "elasticidad cantidad-cualidad" distinta.

Luego Simmel se lanza a la apologética general108 de ese fenómeno. Aporta ejemplos de los ámbitos de lo físico, estético, histórico, jurídico, político, religioso... para volver a su propósito respecto de lo económico: mostrar que existe tanto un límite inferior como superior cuantitativo para suscitar (causar) reacciones de tipo cualitativo, es decir, suscitar reacciones tanto cognoscitivas como volitivas. Es el valor en su reducción a precio lo que determina la "entrada" de la conciencia y voluntad económicas.



Cuantificación y nivelación
En un primer paso, la reducción de toda calidad a cantidad en el dinero abre la brecha para la universalización del deseo. La reducción a cantidad hace comparable lo incomparable: lo cualitativo ("comparabilidad de los valores de umbral de la sensibilidad de disfrute"), y esta cuantificación permite que las cosas puedan situarse en un cosmos valorativo de carácter continuo109: "A pesar del carácter contínuo de la serie en que una economía evolucionada integra los objetos económicos (precisamente por convertirlos en económicos), ésta suele crear una diferencia tan general entre los objetos y el dinero (lo que las épocas del dinero-mercancía no suelen hacer) que resulta evidente el surgimiento del umbral de una conciencia que reacciona precisamente al valor en dinero". Resulta pobre, sin embargo, pensar que el precio sea la señal o el símbolo práctico por excelencia, el catalizador, que nos mueva a conocer y querer. Ciertamente, el precio implica un conocer y querer, pero su absolutización no lleva sino a la nivelación de todo conocer y querer, es decir, a su empobrecimiento. Se conoce y valora más, cuantitativa o extensivamente, pero no mejor, cualitativa o profundamente.



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