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Cardenal Martino: La Iglesia en América debe contrarrestar lo negativo de la globalización

Cardenal Martino: La Iglesia en América debe contrarrestar lo negativo de la globalización
Para el cardenal Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, la Iglesia en América está llamada «a colaborar con los medios legítimos a la reducción de los efectos negativos de la globalización».


Fuente: Zenit.org



CIUDAD DE MÉXICO, martes, 30 marzo 2004 ( ZENIT.org ).- Para el cardenal Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, la Iglesia en América está llamada «a colaborar con los medios legítimos a la reducción de los efectos negativos de la globalización».

Entre éstos se encuentra «el dominio de los más fuertes sobre los más débiles, especialmente en el terreno económico, y la pérdida de los valores de las culturas locales en favor de una mal entendida homogeneización».

Se trata de un aspecto que amplía la misión eclesial de «promover una mayor integración entre las naciones, contribuyendo a crear una verdadera cultura globalizada de la solidaridad».

En estos términos el purpurado afrontó el lunes pasado --en el contexto de su visita pastoral a México-- el tema del compromiso de la Iglesia a favor de los pobres en un mundo globalizado.

En un encuentro con los estudiantes y profesores de la Universidad Iberoamericana con ocasión del 60º aniversario de su fundación, el cardenal Martino se remitió a los fundamentos bíblicos de la opción preferencial de la Iglesia por los pobres, subraya un comunicado del dicasterio.

Tal opción --nunca exclusiva o discriminatoria frente a otros grupos-- «tiende a hacer todo lo posible para que pueblos enteros, que están excluidos o marginados, entren en el círculo del desarrollo económico y humano».

De acuerdo con el purpurado, «es necesario no sólo dar a estos pueblos lo superfluo de las sociedades de la abundancia, sino también y sobre todo cambiar los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que hoy rigen las sociedades».

Igualmente recalcó la contribución de la Doctrina Social de la Iglesia en la solución de los problemas de la actual economía globalizada, destacando que su visión moral en esta materia «se funda sobre las tres piedras angulares de la dignidad humana, de la solidaridad y de la subsidiariedad».







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