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Mercantilización de la persona es consecuencia de la mundialización

Mercantilización de la persona es consecuencia de la mundialización
Intervención del Profesor Philippe De Woot en la que habla de las consecuencias de la mundialización en la economía de mercado; entre ellas la afectación de la dignidad de la persona.


Por: Profesor Philippe De Woot |



B. Intervención del Profesor Philippe De Woot
Profesor Emérito de la Universidad Católica de Lovaina
Miembro de la Academia Real de Bélgica


Una de las explicaciones fundamentales a la actual mercantilización de la persona humana hay que buscarla en el modelo de desarrollo que adoptara Occidente y que en forma progresiva se mundializa o se « globaliza », para retomar la reciente terminología.

Este sistema se hace cada vez más poderoso y cada vez menos finalizado. En otros términos: nuestro sistema está basado en la economía competitiva del mercado, por lo tanto en el intercambio y en la competencia. Esta competencia está basada en la innovación tecnológica que reposa en la tecno-ciencias. La medida de la performance de este sistema es principalmente financiera: la norma de esa performance es la rentabilidad (el R.O.I., return on investment); esta se estima en relación a los proveedores de fondos, es decir a los accionarios.
Hay dos fenómenos que en la actualidad refuerzan este modelo: la mundialización y la aceleración de las tecno-ciencias.

El espacio de la acción económica deviene cada vez más internacional; así puede escapar a las regulaciones aún esencialmente nacionales, mientras que las regulaciones internacionales son prácticamente inexistentes, aunque Europa comienza a fijar algunas reglas. Consecuentemente, la globalización extiende su campo de acción económica y disminuye las reglas a las cuales podría estar sometido.

Las tecno-ciencias son el segundo motor que fortalece la acción y el poder de los actores económicos.

Hoy día, las empresas hacen más lugar a la investigación fundamental y aplicada que las universidades. Se apropian cada vez más rápidamente de los conocimientos científicos para transformarlos en tecnología y convertirla en poderosas armas competitivas. Para retomar la frase de Schumpeter, «La competencia que realmente cuenta no es la competencia por los precios, sino la competencia que destruye el producto viejo para remplazarlo por el nuevo». Es el fenómeno de destrucción creadora que el fortalecimiento de las investigaciones y de los desarrollos acentúa profundamente. Este sistema tiene muchas ventajas a nivel económico: ha creado grandes riquezas para las necesidades solventes, está animado por un dinamismo y una creatividad única en la historia del mundo. Es un sistema eficaz para la creación de riquezas, pero también es muy brutal debido precisamente a este fenómeno de la destrucción creadora.

§ La globalización es responsable del hecho de que este sistema se ejerce cada vez más en un vacío político y ético. Lo que se cuestiona no es el aspecto de los intercambios - estos son un factor de civilización en la historia humana - sino la ruptura entre lo político y lo económico: a partir del momento en que el juego económico global se desarrolla en un espacio que escapa al Estado-Nación, ya no está realmente bajo control, bajo la gobernancia de una voluntad política porque el Estado o la Nación siguen siendo el sistema político del mundo actual. Por lo tanto funciona por sí mismo y de allí a caer en una lógica puramente instrumental – el sistema es bueno porque funciona– sólo hay un paso.

La primera característica de la globalización es pues la ruptura entre lo político y lo económico.

§ La segunda es que esta situación ocasiona el vacío ideológico o vacío ético.

 Desde hace una veintena de años, bajo la influencia del Presidente Reagan y de la Sra. Thatcher, el mundo ha sufrido la influencia de un pensamiento ultraliberal actualmente dominante: menos de Estado, menos regulaciones, privatización, liberalización, libertad de intercambios, iniciativas, libertad financiera universal. Según la escuela de Chicago, este sistema de libertad económica conduce inevitablemente a la democracia y naturalmente al bien común: «dejen hacer, no se opongan, dejen emprender y verán florecer no sólo la riqueza, sino también las relaciones internacionales, la democracia y la libertad». Hay allí un salto lógico extremadamente peligroso. Detrás de las ventajas de la globalización y bajo el ropaje honorable de los intercambios internacionales se ha creado una ideología excesivamente poderosa que compete al pensamiento único, es decir a una lógica puramente instrumental: lo que importa no es hablar del bien común, sino hacer funcionar correctamente un sistema que debe conducir en forma automática al bien común. No se trata de saber si ese sistema tiene defectos. Este pensamiento único corresponde a una actitud realista y no política o ética: las cosas son como son Por lo tanto es un modelo de desarrollo que a nivel global está desprovisto de valores, y su finalidad es su propia performance. Esto es precisamente lo que llamo el vacío ideológico o vacío ético.

La globalización es lo que revela los límites, las desviaciones y los peligros de este sistema.

§ La primera desviación es la aceleración del juego competitivo. Este deja al costado del camino todo aquello incapaz de adaptarse: muchas instituciones, sistemas educativos, administrativos, políticos, son superados por la aceleración del modelo al servicio del cual, por otra parte, tienden a someterse. Esto provoca catástrofes cuyos resultados comienzan a ser evidentes: por ejemplo la contaminación. Si China se convierte en una sociedad automovilista como la occidental, el sistema climático no podrá resistir. El peligro para el planeta representado por esta aceleración resulta perfectamente evidente.

 
§ La globalización ocasiona también desviaciones o efectos en la orientación del sistema. Como ya lo dijéramos, está orientado hacia su propia performance, evaluada en función del beneficio. Debido a esto, las necesidades no rentables/solventes no son tenidas en cuenta. Un ejemplo: la investigación farmacéutica en los Estados Unidos invierte infinitamente más dinero para curar la obesidad y la impotencia masculina que para las enfermedades tropicales que diariamente causan la muerte de miles de personas. Las enfermedades huérfanas, como se les llama, no son rentables. Si se proyecta esto al nivel del planeta, se descubren todos los problemas de desigualdades y de pobreza que este sistema ni siquiera trata: nunca hemos sido capaces de crear tantas riquezas, pero nunca como ahora existen tantos pobres en la tierra. Tampoco, nunca hemos acumulado tantos conocimientos científicos y técnicos, y nunca el planeta ha estado tan amenazado como ahora.


• La tercera desviación es la invasión de la palabra mercantil.

La dominación cultural es en este caso un ejemplo que afecta a los medios y la producción artística, sobre todo el cine. Es lo que Haberman llamó la colonización del mundo vivido por la lógica de la competitividad.

Para terminar, una pregunta: ¿Existen vías posibles de evolución? La respuesta es: Sí, pero las mismas dependen de un esfuerzo y de un formidable compromiso responsable de los dirigentes y de los militantes. Lo que resulta evidente es que es necesario volver a poner lo político y lo ético en el centro del juego económico y creer en la posibilidad de transformar el sistema, sin perder ni la creatividad ni el dinamismo. Esta vía es la de la reforma, de la evolución. Sólo será posible a dos condiciones: que los actores económicos cambien de cultura y que se instale una gobernancia internacional.

Una nueva cultura económica consiste en primer término en redefinir las finalidades del progreso económico y técnico. Este es sólo una de las formas del progreso de la humanidad. Hay otras: el progreso social que depende a menudo del progreso económico, el progreso cultural, el progreso político, el progreso espiritual... El progreso económico no es un fin en sí mismo. Debe ser definido, y para eso hay que responder a la triple pregunta: ¿Progreso económico y técnico para quién? ¿Para qué? ¿Cómo? Es por no haber respondido a esta triple pregunta que Prometeo, la figura misma del empresario, fue encadenado.

Esta cultura comprende también la adopción de una ética que supere la simple integridad, es decir lograr resultados sin robar demasiado, sin matar demasiado, sin estafar demasiado. Es necesaria una ética del futuro en el sentido del cuestionamiento de Hans Jonas: «¿Qué mundo queremos crear juntos con los enormes medios que disponemos hoy día a nivel científico, tecnológico, financiero, organizacional, empresarial, etc.?»

Se trata finalmente de abrir el diálogo. Hay que dejar de creer que solamente son los actores económicos los que saben cual es el bien común de la humanidad. El bien común debe ser definido en forma democrática. Esto implica nuevas formas de concertación, sobre todo con las ONG, que hasta un cierto punto son portadoras de la conciencia de los problemas del siglo XXI.

Si bien este cambio de cultura es una condición necesaria, no será sin embargo suficiente para mejorar fundamentalmente el modelo. Deberá instalarse una gobernancia mundial: hay que igualar los juegos de la competencia, devolver a los poderes públicos la gestión de los problemas fundamentales para el futuro del planeta, como la contaminación, el uso de las ciencias y de las tecnologías o la solidaridad mundial. He aquí los problemas de gobernancia. En lugar de repetir «menos de Estado, menos de gobierno, más libertad», se debería actuar para devolver a los poderes públicos – si posible mundiales – la autoridad necesaria para tratar estos problemas. Para eso se requieren dirigentes, pero también el compromiso de cada uno de nosotros. Se trata de una tarea extremadamente compleja, difícil y aleatoria. Pero, para retomar las palabras del Cardenal de Retz hablando de Richelieu: « Él distinguía mejor que nadie lo extraordinario de lo imposible ». Estamos llamados a hacer lo extraordinario. Con los valores que nos animan, lo lograremos.

Extraído de:
CCIC Centro Católico Internacional de Cooperación con la UNESCO
París, Francia.

Sitio Web: http://www.ccic-unesco.org


Si deseas profundizar en el tema te invitamos a visitar el sitio http://www.compartiendo.cl/







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