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¿Pueden los empresarios ayudar a mejorar el deficiente sistema educativo actual?

¿Pueden los empresarios ayudar a mejorar el deficiente sistema educativo actual?
Paulino Quevedo H. habla sobre la educación y el papel que juegan los empresarios en el proceso formativo de las jóvenes generaciones


Por: Paulino Quevedo H. | Fuente: USEM.org.mx



Los niños pequeños padecen hoy la desatención de las madres que trabajan en empresas a tiempo completo, pues suelen ser enviados a alguna guardería. Esto es sólo la punta de un iceberg, de un problema mucho más grande y profundo, que es el de la educación en general, sobre todo en las etapas de la infancia y la adolescencia.

El problema de la educación se manifiesta en la empresa moderna de diversas formas. Otra es la de la sucesión en las empresas familiares, debido a que los hijos del dueño no han recibido la debida educación a fin de continuar con la empresa sin problemas de tipo personal o familiar. Esto constituye una seria preocupación para los dueños hacia el final de sus vidas.

Pero los hijos que trabajan en la empresa presentan problemas también desde antes del tiempo de la sucesión. Su solución puede abrir horizontes maravillosos.

El problema de la sucesión, quizás el más agudo, no es tanto de tipo empresarial, sino pedagógico: hay deficiencias en la educación de los hijos. La solución es más pedagógica que empresarial, pero se trata de una solución a largo plazo. Por eso al llegar al momento de la sucesión la solución pedagógica es ya inaplicable: la educación de los hijos no se puede improvisar ni precipitar. Y entonces no queda otro remedio que recurrir a soluciones de tipo empresarial, o empresarial-familiar, que son parches ante la ausencia, por falta de tiempo, de una solución adecuada.
Todo esto se deriva de fallas educativas previas, de siglos atrás, de errores pedagógicos fuertemente establecidos, en forma de falsos paradigmas, respecto al sentido más general y rico de lo que la educación debe ser.

Errores tan arraigados, tanto en el campo educativo como en otros, sólo suelen detectarse cuando nos duelen; y sólo suelen corregirse cuando les duelen a personas o a grupos que tengan la visión y la influencia suficientes como para afrontarlos y desterrarlos a base de proponer soluciones mejores y empeñarse en implementarlas.
Los seres humanos somos así.

La moderna Pedagogía ha venido descubriendo algunos derechos humanos y principios fundamentales que deben encauzar la educación.

Mencionamos los principales:
• El principio del paidocentrismo, que pide una educación personalizada, es decir, que esté centrada y gire alrededor del educando, de sus aptitudes e intereses, y no alrededor de los educadores ni de sus sistemas educativos, ni de ningunas otras cosas.

• El principio de solidaridad, que pide la mutua ayuda y colaboración entre los seres humanos en busca del bien común, evitando el individualismo y el egoísmo de grupos o sociedades.

• El principio de subsidiariedad, que indica el deber que tienen las sociedades mayores de respetar las capacidades de las sociedades menores y de los individuos, en vez de tratar de suplantarlas; y además, en caso de que éstos no puedan, el deber de ayudarles para que puedan.

• El paidoderecho, que es el derecho de los niños a ser educados personal y amorosamente por sus propios padres, salvo el principio de subsidiariedad. En este derecho se basa el derecho y deber de los padres de educar a sus hijos.
Increíblemente, estos principios y derechos son violados sistemáticamente por la escuela elemental y media establecida en nuestro tiempo. A esto se debe la gran mayoría de las deficiencias educativas, que, coherentemente, no deberían sorprendernos.

El paidocentrismo es violado por los programas escolares impartidos en común en grupos y en ciclos escolares prefijados.
La solidaridad es violada por la competitividad que se extiende cada vez más en el ambiente escolar a través del sistema de exámenes y calificaciones. Los alumnos empiezan a dejar de ayudarse entre sí a fin de que sus compañeros no les ganen en las calificaciones; y con motivo de éstas suelen llevarse mal con sus padres.

La subsidiariedad es violada por el hecho de que la escuela suplanta las capacidades educadoras de los padres de familia.

El paidoderecho es violado porque la escuela tiene de hecho el efecto de impedir que los hijos sean educados personal y amorosamente por sus propios padres, excepción hecha de los casos realmente subsidiarios.

No quieren ver ni entender estas realidades quienes tienen muchas escuelas elementales y medias, que para ellos son considerables intereses creados. Así les sucede a muchas iniciativas privadas cuyas escuelas son auténticos negocios; y también al Estado, a la Iglesia, etcétera.

La empresa, en cambio, no tiene este tipo de intereses creados, porque no tiene escuelas elementales ni medias. Por eso la empresa podría involucrarse en promover una educación elemental y media que respete los principios y derechos mencionados. Los primeros beneficiados serían los hijos de los dueños, luego los hijos de las mujeres que trabajan en la empresa y, finalmente, los hijos de todos sus colaboradores.

Este tipo de educación existe ya con el nombre de home schooling, en español educación hogareña. En Estados Unidos son ya alrededor de dos millones los niños y jóvenes que se educan de tal manera; y el sistema se inició ya también en Chile. Lo han iniciado padres de familia que no están de acuerdo con el sistema de la escuela tradicional, sino que ellos mismos diseñan el modo de educar a sus hijos.

Lo malo ha sido que la educación hogareña no ha sido atractiva para la mayoría de los padres de familia, tanto por ir contra lo establecido como por no haber sido promovida de una manera atractiva. La empresa podría hacerlo máximamente y difundirla dando a conocer sus beneficios; y también sacando de ellos el mejor provecho.

Todo depende de que los empresarios quieran involucrarse en llevar la educación de los hijos a un nivel de excelencia superior al establecido en la actualidad.







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