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El concepto de productividad

El concepto de productividad
¿Qué es la productividad?, ¿Qué papel juega el dinero y el trabajo? Roberto Servitje nos habla sobre la mejor distribución de la riqueza.


Por: ROBERTO SERVITJE S. | Fuente: www.usem.org.mx



La creación de "empleo", simplemente, si bien ayuda a resolver problemas ingentes, también consagra la falta de productividad, el insuficiente poder adquisitivo, que perpetúa el círculo vicioso de no suficiente producción, no suficiente consumo.


Qué es la productividad.

Es por ello, ya entrando en materia, que considero que la productividad es indudablemente un asunto de máxima importancia en casi todos los órdenes: en el económico, en el profesional, en el social, así como también en todos los ámbitos, tanto nacionales como internacionales.

No quisiera que se entienda que pienso que la productividad es la panacea o un fetiche al que hay que supeditar muchas cosas.

Los grandes valores, sin duda, están por encima de todo, y no podemos ni pensamos que deban sacrificarse en aras de otros, mucho menos de la productividad.

Pero habiendo hecho esta aclaración, estoy profundamente convencido que la productividad es lo único que puede acercar a la humanidad a la consecución de sus más caros anhelos, anhelos de libertad, de cultura, educación, patrimonio, esparcimiento, confort y, finalmente, a su realización personal.

Considero la productividad la única llave que puede abrir el desarrollo al progreso sostenido. Es lo único que puede dotar al hombre de un multiplicador de los resultados a sus esfuerzos.

El trabajo, desde luego, es el generador de la riqueza, pero el trabajo productivo es su garantía.

Alguien ha dicho que "la productividad es infinita", y aunque la aseveración pudiera parecer exagerada, la realidad nos indica que siempre se puede lograr más productividad.

Los resultados de la productividad cumplen con su riquísimo contenido social, no sólo cuando facilitan el acceso a los satisfactores a un mayor número de personas, sino cuando comparten los beneficios quienes la generan. Esto es sinónimo de decir que contribuye de manera importante a una mejor distribución de la riqueza.

El ingenio del hombre dedicado a la tecnología o a la administración permite el avance constante de la productividad, sin ésta no se concibe el progreso económico, que a su vez permite el acceso a la salud, al descanso y a mucho de lo que puede llamarse la calidad de vida.

Productividad en la empresa
La empresa parece condenada a ser cada día más productiva o desaparecer, no hay la alternativa de mantener el statu quo; o avanza para no retroceder o sucumbe. Es, pues, un reto, y a ello tiene que comprometer su esfuerzo y su talento.

El aumento de la productividad no es un fin, sino un medio para alcanzar mejores niveles de bienestar para el hombre y de progreso para la sociedad.

Si como ya hemos dicho una de las metas es la de alcanzar una mejor distribución de riqueza, es requisito indispensable elevar los niveles de salarios y reducir los niveles de desempleo; estos dos objetivos, a su vez, sólo pueden ser una sana realidad aumentándose la productividad. Cuando esto se va consiguiendo, hay un alejamiento del círculo vicioso que difículta la demanda, la producción y, por ende, las economías de escala.

De ahí también esa necesidad de propiciar la formación, el desarrollo y la cultura de todo trabajador, para que a partir de la productividad pueda ser más.

Nuestro país no se ha distinguido por su productividad... al contrario, por razones ancestrales, por el fuerte crecimiento demográfico, por la escasez de tecnología, y sobre todo de capital, se acude al recurso de hacer las cosas con gente y no necesariamente de manera eficiente.

Tenemos un fuerte rezago en esta área que urge atender.

Afortunadamente, y aunque es doloroso, la apertura comercial ha venido a sacudirnos, evidenciándonos que no podemos competir con tecnologías obsoletas, sin economías de escalas y sin la activa participación de un personal capacitado y motivado
Vemos claramente la necesidad de invertir en sistemas y en información. Vemos la necesidad de desburocratizar, de achatar las pirámides organizacionales y de dar respuestas ágiles con valor y contenido a nuestros consumidores o usuarios.

En esto, la responsabilidad recae en las cabezas. No es necesariamente problema de los trabajadores... es un problema de liderazgo. Liderazgo que consiga los recursos, que adopte las tecnologías adecuadas y que tenga la capacidad y atingencia de rodearse de los colaboradores idóneos, involucrarlos y motivarlos.

Al sector empresarial le corresponde un papel trascendente en estos momentos de coyuntura... ser eficaz.

Obtener productividad es paradójicamente muy fácil y muy difícil. Me explico:

Es fácil, porque en nuestro medio y nuestra cultura están interconstruidas muchas prácticas y costumbres que son altamente improductivas, y que, por lo tanto, son fáciles de detectar y de corregir si hay la voluntad de hacerlo.

La apertura comercial ha venido a sacudirnos, evidenciándonos que no podemos competir con tecnologías obsoletas, sin economías de escala y sin la activa participación de un personal capacitado y motivado.

Herramientas de productividad.
Pero es difícil, porque una vez corregidos los obvios se necesitan herramientas más sofisticadas para avanzar a los niveles de productividad que podríamos calificar de primer mundo.

¿Cuáles serían esas herramientas? De manera simplista me permito proponer tres:

- En primer lugar, un PCT (Plan de Calidad Total).
Se dice que la calidad no cuesta, que lo que sí cuesta, y mucho, es la falta de calidad.

Este plan (nada fácil de implementar) es ya ampliamente conocido. Bien aplicado nos lleva a la administración a partir de datos reales (control estadístico), al análisis de las causas y los efectos, a la identificación de los parámetros y, finalmente, a que todos los procesos entren a control. Esto, sin duda, genera calidad y, por ende, productividad. Se dice que la calidad no cuesta, que lo que sí cuesta, y mucho, es la falta de calidad.

- Otra herramienta importante, y por cierto ahora de moda, es la reingeniería. Esta disciplina, como sabemos, consiste fundamentalmente en la revisión de los procesos, partiendo de base cero, es decir, olvidándose de los sistemas existentes y buscando instalar en su lugar aquellos que son considerados como las mejores prácticas.

La reingeniería, a mi juicio, es como el bulldozer que nos empuja inexorablemente a la calidad total y encontrar las maneras más eficaces de servir mejor a nuestros clientes, propiciando el que podamos ser para ellos la mejor opción.

- La última consideración, y que no quiero llamar herramienta, es la referente a la involucración de todo el personal en los objetivos y metas de la empresa.

La involucración.
La involucración, el ser parte de la empresa, participando eficazmente en sus diversos aspectos y en la medida de sus capacidades, es la mejor garantía de que se trabaje eficiente y entusiastamente para alcanzar objetivos comunes.

Las grandes limitantes a la productividad son el fruto de la incomprensión y hasta de la relación adversaria.

Es ilusorio que se puedan alcanzar elevados niveles de eficiencia con un personal desmotivado o antagónico; uno de los grandes secretos del éxito de los países orientales es la identificación de los objetivos personales de los trabajadores con los de su empresa.

Esta involucración no solamente responde a una tendencia innata de la naturaleza humana, sino que es apenas, en justicia, la manera como las personas deben ser tratadas. Solamente en un ambiente donde prevalezca esa actitud de involucración, confianza y afecto es en el que puede florecer la más genuina productividad.

Conclusión

Termino insistiendo en que la productividad es hoy para nosotros los mexicanos una preocupación de primer orden. Sabemos de sobra que las prioridades de este país están en la educación y en el campo, pero la necesidad de volvernos eficientes y productivos no puede esperar. Esta es tarea de todos los sectores y todos debemos responder a este reto en la medida que nos corresponda. La apertura económica, el TLC y, en consecuencia, la globalización que ya estamos viviendo, hace de esto una imperiosa necesidad.







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