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Ante las crisis económicas, ¡La familia y la amistad!

Ante las crisis económicas, ¡La familia y la amistad!
Raúl Espinoza Aguilera se pregunta si existen otros valores en los que se pueda crecer como persona más allá de la realidad económica


Por: Raúl Espinoza Aguilera | Fuente: Yoinfluyo.com



La pregunta que quedaba flotando en el aire en esa animada tertulia era la siguiente: ¿el hombre es sólo –pura y llanamente– una realidad económica? ¿No existen otros valores que posee donde se pueda crecer como personas, como por ejemplo en la familia y en la amistad?


Recientemente un grupo de amigos tuvimos una reunión informal. Surgió de modo espontáneo el tema de la gran cantidad de recortes de personal que están ocurriendo –de modo particular, en los últimos meses– en empresas tanto nacionales como internacionales; que son muchos los profesionistas que están buscando empleo, y que en este 2009 no es tarea fácil conseguir un nuevo y bien remunerado trabajo.

Comentábamos que los medios de comunicación hablan de una crisis económica sin precedentes en la historia moderna, y que la mayoría de los empresarios están buscando reducir gastos fijos en todas las áreas. Aún con estas medidas, los expertos en Economía afirman que este año habrá un decrecimiento económico.


La pregunta que quedaba flotando en el aire en esa animada tertulia era la siguiente: ¿el hombre es sólo –pura y llanamente– una realidad económica? ¿No existen otros valores que posee donde se pueda crecer como personas, como por ejemplo en la familia y en la amistad?

Quizá –hoy como nunca– se pueda desarrollar, dentro de estos turbulentos tiempos, la virtud de la solidaridad y el sentido humanitario entre los ciudadanos, y particularmente, entre los familiares y amigos.

Afirma el escritor Sem Tob en sus célebres “Proverbios Morales”, que “No hay mejor riqueza que la buena hermandad, ni peor pobreza que la soledad”.

Tuve la suerte de conocer un colegio y labor social, enclavado en el municipio de Ixtapaluca, Estado de México, llamado “Educar, A.C.”, con más de mil 600 alumnas y alumnos de kinder, primaria, secundaria y bachillerato. Hice amistad con un buen número de padres de familia de este centro escolar debido a que les daba cursos de formación en valores y de orientación para la educación de sus hijos.

Me fui enterando –con admiración– de cómo, a pesar de sus limitaciones económicas, esas familias poseen un gran sentido de la solidaridad. Cuando, por ejemplo, alguien pierde su trabajo, sus hermanos y demás familiares lo suelen apoyar durante los meses que sea necesario hasta que consiga un nuevo empleo.

Si alguien se enferma y necesita dinero para comprar costosas medicinas, se cooperan entre todos para sacar adelante al necesitado de ayuda. Si una madre con hijos pequeños tiene necesidad de trabajar, los abuelitos o las tías se encargan de atender a los infantes, etc. Todo ello llevado con la mayor naturalidad.

Me parece que esto es una riqueza espiritual de nuestro pueblo que muchas veces –como se dice– “no son noticia” ni aparecen en algunos noticieros sensacionalistas, pero que sin duda es una maravillosa y estupenda realidad.

En el reciente “Encuentro Mundial de las Familias” se insistió en la idea de que las familias tienen también que ser solidarias con otras familias necesitadas tanto en el aspecto de la transmisión de valores humanos y espirituales, como en el material y económico.

Comentábamos también que, además de la familia, otro tesoro –de inexpresable valor– que tienen las mujeres y los hombres de nuestro tiempo, es la amistad.

El genio de la Filosofía en la antigüedad griega, Aristóteles, en su “Ética a Nicómaco”, sostiene que “la amistad es una especie de virtud, o por lo menos, va siempre escoltada por la virtud. (…) Es además una de las necesidades más apremiantes de la vida; nadie aceptaría la existencia sin amigos, aún cuando poseyera todos los demás bienes. (…) Todo el mundo conviene en que los amigos son el único asilo donde podemos refugiarnos en la miseria y en los reveses de todo género (…)”.

Y concluía: “La amistad no sólo es necesaria, sino que además es bella y honrosa. Alabamos a los que estiman a sus amigos por el cariño que se dispensa a ellos. Me parece uno de los más nobles sentimientos que nuestro corazón puede abrigar”.

El tener muchos amigos enriquece indudablemente a la personalidad. Estimula, por otra parte, a pensar generosamente en cómo servirles y ayudarles. Se dice que las verdaderas amistades se prueban en los apuros económicos, en las enfermedades, en la muerte…

Incluso me parece que también es prueba de verdadera amistad cuando un amigo corrige o reprende a otro amigo cuando ha cometido un grave error o se ha descarriado en su vida actuando irresponsablemente, por ejemplo, para con su esposa, sus hijos, en sus deberes laborales, etc.

Porque, aunque de momento le haga pasar un rato desagradable con aquella corrección, en el fondo lo que está buscando es su mejoría, su propio bien. Si no fuera un amigo de verdad, no le importaría en absoluto lo que hace o deje de hacer. Porque, como dice un autor de nuestros días: “El amigo es el otro yo”, y tanto como a nosotros mismos, estimamos a aquel amigo.

Finalmente, el acto supremo de amistad es acercarlo a Dios y procurar su salvación eterna. De esto se desprende que cuando existe una verdadera amistad, nunca debe empujar al otro a cometer una ofensa al Creador.

Miguel de Cervantes Saavedra nos dejó escrito este interesante pensamiento: “Los buenos amigos han de probar a sus amigos y valerse de ellos como dijo un poeta ‘usque ad aras’, que quiso decir: ‘que no se habían de valer de su amistad en cosas que fuesen contra Dios’. Pues si esto opinó un pagano sobre la amistad, ¿cuánto mejor lo debe hacer un cristiano, que sabe que por ninguna amistad ha de perderse la amistad divina?”.

En suma, en esta reunión concluíamos que, si bien en este año no puede haber un crecimiento económico, constituye un reto y una oportunidad de crecer en otras facetas de la personalidad humana, tanto en el perfeccionamiento individual, como en el desarrollo dentro del entorno familiar, en cultivo de las verdaderas amistades, y en ser cada vez más solidarios con la comunidad.







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