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Historia de las semanas sociales

Historia de las semanas sociales
Conocer el origen de las semanas sociales y algunos movimientos afines en nuestro país, para que, recordando estos antecedentes históricos, sigamos promoviendo nuestro compromiso social.


Fuente: Apostoloteca




1.- objetivo

Conocer el origen de las semanas sociales y algunos movimientos afines en nuestro país, para que, recordando estos antecedentes históricos, sigamos promoviendo nuestro compromiso social.

2.- veamos nuestra realidad

En plenario se pueden responder las siguientes preguntas:
1.- ¿Qué acontecimientos sociales han ocurrido en nuestra comunidad y que hayan sido capaces de movilizar a gran parte de la población?
2.- ¿La Iglesia ha participado en esas movilizaciones? ¿De qué forma?
3.- aprendamos nuestro tema

3.1 Antecedentes históricos

La Encíclica «Rerum Novarum» (León XIII, 1891), denunciaba ciertos males que aquejaban la sociedad de su tiempo:

- Los avances en los distintos campos de la ciencia habían provocado en la humanidad una búsqueda desmedida por las cosas nuevas, sacrificando muchos valores éticos y morales.
- Al lado de las nuevas libertades que unos pocos poseían, estaban las nuevas esclavitudes de una multitud de obreros.
- No faltaron los conflictos sociales entre obreros y patrones, a causa de la desigualdad de oportunidades entre unos y otros.
- El liberalismo capitalista y el socialismo se presentaban como alternativas de solución. A la postre ninguno de los dos logró resolver la situación de injusticia que imperaba.
- Los mismos cristianos se habían dejado llevar por el vértigo de lo novedoso y habían cerrado sus ojos a la deshumanización de la vida económico-social, tratando de cubrir con la limosna las graves faltas a la justicia.

3.2 La Rerum Novarum empieza a repercutir en los católicos franceses.

Animados por semejante documento, los católicos franceses empezaron a organizar diversos grupos y círculos de estudio que, a la postre, servirían como vehículo para dar a conocer el pensamiento social cristiano.

A partir de 1904, a este tipo de experiencias impulsadas por los católicos franceses, se les empezó a llamar «Semanas Sociales». Estas “semanas” eran la ocasión para encontrarse todas las fuerzas vivas de la sociedad, y reflexionar juntos sobre la situación social que imperaba en ese tiempo.

Desde entonces se divulgaron estas experiencias por toda Europa y América, aunque con distintas modalidades.

3.3 En México surgen movimientos afines
En México se dio una cierta desatención a la encíclica Rerum Novarum de León XIII. Las razones que tuvo la Iglesia de México para esta desatención fueron tres:

a) Los católicos adujeron que el problema del socialismo -que era el que preferentemente atacaba la encíclica- no les correspondía, ya que dicha ideología no se daba en el país.

b) El recelo ante toda novedad (misoneísmo), especialmente a todo lo que pudiera hacer referencia a la modernidad, así viniera de los católicos de Europa o del mismo Papa. Agustín Yáñez retrató admirablemente este misoneísmo en su novela “Al filo del Agua”.

c) La política de conciliación, en voga durante el porfiriato, hizo que la Iglesia mexicana se mostrara un tanto tímida en sus pronunciamientos sobre la cuestión social.

Así, el ascenso y consolidación del régimen y la instauración de la conciliación, hizo ver a los católicos que en México no había cuestión social alguna que resolver y, por tanto, la encíclica Rerum Novarum quedaría en reserva “por si se presentaba en lo futuro”.

Sin embargo, y a pesar de la política de conciliación, en 1891 algunos católicos mexicanos trataron de dar una respuesta apropiada a la Rerum Novarum fundando “La Liga Católica”, que tomó como lemas, primero “Por Dios y por la Patria”, y luego “Dios, Patria y Unión”. Entre los objetivos de la Liga aparecen el revivir los antiguos gremios, moralizar a sus asociados (abogados, sacerdotes, médicos, farmacéuticos, profesores, ingenieros, comerciantes, estudiantes, artesanos, empleados y dependientes) y crear cajas de ahorro. Al parecer, esta organización no duró más de tres años.

Los primeros años del siglo XX consignaron la aparición de agrupaciones laborales inspiradas en los principios católicos. Mencionamos algunas:

1900: Sociedad Mutua de San Crispín, Guadalupana, en Aguascalientes; y la Sociedad de Obreros Hijos del Trabajo en Nuevo Laredo.

1901: Círculo Leonés Mutualista (León), el Círculo Católico de Obreros y la Sociedad Obrera Católica de San Bartolo (Morelia).

1902: Círculo de Obreros Católicos (Puebla), Asociación Guadalupana de Artesanos y Obreros Católicos (Guadalajara), Sociedad de Obreras Católicas (Matamoros) y la Sociedad Mutualista de Dependientes (Guadalajara).

Sin embargo, no fue la proliferación de agrupaciones laborales en lo que más influyó la nueva encíclica, sino en la celebración de congresos y reuniones nacionales. Mencionemos algunos de ellos: Congresos Católicos: Puebla (1903), Morelia (1904), Guadalajara (1906) y Oaxaca (1909).
Congresos Agrícolas: Tulancingo (1904 y 1905) y Zamora (1906).
Semanas Sociales: León (1908), México (1910 y 1911) y Zacatecas (1912).
Dietas Obreras: México (1911) y Zamora (1913).

Después de 1913 dejaron de realizarse este tipo de movilizaciones. Más tarde surgirían otros intentos de vivir la dimensión social de la fe, bajo otras circunstancias políticas y sociales.

El señor Francisco Trasloscheros, reconocido militante poblano, resume hacia 1909 cuáles fueron los resultados de algunos de esos congresos y reuniones nacionales:

«Real y positivamente tales asambleas han sido el campo de unión (...). Por todo el territorio los congresos van reuniendo lo mejor y más granado de los católicos (...). Tampoco puede negarse que por toda la nación se va generalizando el gusto por el estudio de las cuestiones sociales y surgiendo por doquier escuelas, publicaciones, sociedades obreras, ligas de todas clases, círculos, etc., etc., de modo que, aunque suponiendo que no se lleven a cabo todos los acuerdos tomados, se nota un unánime despertar por todas partes (...). Creo que espantados con alborozo quedaríamos si tuviéramos a la vista el catálogo de todas estas obras».

4.- manos a la obra

1.- ¿Es posible que en nuestra comunidad podamos organizar una movilización social más o menos generalizada?
2.- Si es posible ¿de qué tipo de movilización sería?
3.- ¿Quiénes podrían participar, y de que forma, en esa movilización?

5.- oremos

Señor, Dios nuestro, escucha la oración que te dirijimos por nuestra patria, a fin de que la prudencia de sus gobernantes y la honestidad de los ciudadanos, mantengan la concordia y la justicia y se alcancen el verdadero progreso y la paz. Por Jesucristo nuestro Señor.


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