Menu



Educar con el cine

Educar con el cine
M.ª Ángeles Almacellas Bernadó es Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación, ofrece, a título de ejemplo, 22 películas para la formación humana, que constituyan, un material práctico y válido para educar con el cine.


Por: María Ángeles Almacellas | Fuente: arvo



El cine encierra en sí mismo un enorme potencial formativo si lo utilizamos con un método pedagógico adecuado. Se convierte así en un inestimable recurso para ensanchar las bases de la formación humanística de niños y jóvenes, y orientarles en temas como el materialismo desenfrenado, la violencia, la promiscuidad sexual y el consumo de alcohol y drogas. Si les ayudamos a captar la honda vida humana que encierran las historias que ven en la pantalla, aprenden a interpretar la vida. "Educar con el cine" quiere servir de apoyo para padres, profesores, tutores, animadores de grupo, cine-forum, etc.; expone de forma sencilla este método de interpretación y añade el comentario de 22 películas para distintas edades, además de un guión de sugerencias para la reflexión y el diálogo.

Prólogo

Una larga experiencia me ha llevado a la conclusión de que, en la actualidad, lo que procede no es tanto «enseñar» valores a niños y jóvenes cuanto «ayudarles a descubrirlos». De esta forma, ven a salvo su libertad de búsqueda y su capacidad de iniciativa, y se persuaden interiormente de la importancia de los grandes valores para su vida. Lograr esa forma de persuasión interior es ineludible, pues lo decisivo en la formación no es tanto conseguir que los alumnos aprendan determinados contenidos cuanto que fragüen convicciones profundas acerca de las cuestiones básicas de la existencia. Es distinto saber y estar convencido. Uno se convence de algo cuando lo ve con esa penetrante mirada interior de la que nos han hablado los grandes maestros de la vida intelectual y espiritual, desde Plotino y san Agustín hasta Thomas Merton y Romano Guardini, dos pedagogos de alto estilo. «Nuestra época va comprendiendo claramente -escribe Guardini- que "formar" es algo distinto de "enseñar", algo distinto de la adquisición de la ciencia y la ordenación del saber […] No se trata de exponer normas ya listas -agrega-, sino de ayudar a buscarlas y descubrirlas», de forma que quien las conozca se encuentre interiormente comprometido con ellas y, cuando las exponga, «hable de una verdad que le afecta» 1.

Esta búsqueda que desemboca felizmente en convicciones firmes ha de realizarse, a mi entender, a través de doce descubrimientos, que se centran en torno a dos sobremanera significativos: el del encuentro y el del ideal de la unidad. Descubierto este ideal, podemos descubrir por dentro y rápidamente los principales aspectos de la vida humana: en qué consiste la verdadera libertad -la libertad interior o libertad creativa-; cómo hemos de colmar de sentido nuestra vida; de qué forma podemos ser eminentemente creativos, aun no siendo genios; a qué grado de madurez nos eleva el pensamiento relacional; qué fecundidad muestran el lenguaje y el silencio cuando los vivimos como vehículos del encuentro; cuál es la articulación interna de los procesos de vértigo o fascinación y éxtasis o creatividad; qué función ejerce la afectividad en nuestro desarrollo personal.

Este proceso de búsqueda, jalonado de sorpresas incesantes, halla un refrendo impresionante en los grandes relatos literarios y cinematográficos. En su genial obra Dies irae, C. Th. Dreyer nos muestra a dos jóvenes que se ven llevados por la corriente de una forma de atracción que en su tiempo y su entorno resultaba un amor imposible. Una tarde llegan a un lago, saltan a un bote, el joven agarra los remos con fuerza y pregunta a su amada: «¿A dónde vamos?». Ella contesta, abatida: «A donde nos lleve la corriente». En aquel lago no había corrientes de agua que pudieran arrastrar una barca gobernada por un joven fornido. En realidad, la joven quería aludir a la fuerza de arrastre que posee el proceso de vértigo espiritual que estaban viviendo. Obviamente, sin conocer a fondo lo que son los procesos antagónicos de vértigo o fascinación y éxtasis o creatividad, no podemos captar el tema de esta impresionante obra, más allá de su mero argumento.

En la película El silencio, de I. Bergman, una joven indica a su hermana que está encantada porque tiene relaciones íntimas con un extranjero y, como no sabe su lengua ni él la suya, no pueden comunicarse. ¿Podría estar contenta esa jovencita si adivinara a qué abismo se estaba asomando en todo momento al ignorar lo que significa de veras el lenguaje? Si esta película nos insta a penetrar en el misterio del lenguaje, ejerce en nuestra vida un papel formativo de primer orden.

Las historias narradas por el cine de calidad son verdaderamente instructivas cuando no prendemos la atención en su argumento y nos esforzamos en descubrir el tema que se expresa en lo más hondo del mismo. Posiblemente, al admirar esa joya cinematográfica que es Ben-Hur, la inmensa mayoría de las personas piensa en la escena de la carrera en el circo. Es, ciertamente, admirable. Pero el momento cumbre de la obra, desde el ángulo educativo, es, a mi entender, el de la balsa. El implacable cónsul romano trataba a Judá Ben Hur -condenado injustamente a galeras- como un mero galeote y le llamaba, sencillamente, «41», número del remo que el desventurado joven debía mover esforzadamente al ritmo marcado por el mazo del capataz. En el fragor de la batalla naval, el cónsul estuvo a punto de perecer ahogado. Sólo el arrojo de Judá Ben Hur pudo salvarle la vida. Al encontrarse con él en la balsa, sus primeras palabras fueron éstas: «Oye, 41, ¿en realidad, cómo te llamas?». Deseaba encontrarse con él, en sentido riguroso, es decir, iniciar una relación amistosa, y para ello el primer paso era llamarle por su nombre propio y, de esa forma, tratarle como persona. Vista esa escena con la debida penetración, constituye toda una lección de ética, que ningún espectador avisado podrá olvidar de por vida.

En la película Camino al paraíso, un grupo de mujeres de clase media alta se halla en el horror de un campo de concentración. Varias de ellas organizan un coro, a pesar de la prohibición de reunirse. Un día, deciden ofrecer un concierto a sus compañeras de infortunio. Momentos antes de comenzar, los temidos guardias son alertados y se desplazan precipitadamente hacia la carpa en que se hallan las prisioneras. Se teme lo peor. Pero, al irrumpir ellos en la estancia, suena el primer acorde del tiempo lento de la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Antolin Dvorák. Los guardias se detienen, con el rostro iluminado por el asombro. En un instante milagroso, la aparición de la belleza transformó el ánimo de unos seres aparentemente refractarios a todo lo noble y convirtió el infierno del campo en un paraíso. Al revelarnos el poder transfigurador del arte, esta escena constituye una invitación enérgica a elevarnos al reino de lo admirable: el hogar de la belleza, la bondad y la justicia.

Todo esto lo conoce admirablemente la autora de este libro, María Ángeles Almacellas, doctora en Filosofía y profesora de enseñanza media, y sabe aplicarlo con buen tino a las tutorías escolares. Su larga experiencia como educadora ha desarrollado en ella un instinto especial para subrayar los pasajes de los cuentos y las películas que pueden constituir para niños y jóvenes lúcidas claves de interpretación de la vida, de las que cabe extraer pautas de conducta certeras. Con el método seguido en los análisis realizados en esta obra, cada película de calidad se convierte para nosotros en una atractiva y luminosa lección de ética.

Sin la menor duda, este libro puede ser una guía utilísima para padres y educadores, en su empeño de ayudar a sus hijos y discípulos a descubrir la estrecha relación que media entre los grandes valores y la felicidad.

1. Cf. «El bien, la conciencia y el recogimiento», en La fe en nuestro tiempo, Cristiandad, Madrid 1965, pp. 122, 124, 128.


ALFONSO LÓPEZ QUINTÁS
Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

Analizamos seguidamente 22 películas con un doble propósito: ilustrar prácticamente cuanto acabamos de exponer sobre el contenido formativo del cine, y ofrecer un material que puede ser útil en el ámbito familiar y brindar recursos para la programación de las tutorías, los grupos de reflexión, las sesiones de cine forum, etc. En cualquier caso, los libros ya mencionados Descubrir la grandeza de la vida y El secreto de una vida lograda 1, constituyen una excelente base para planificar y fundamentar la formación integral de niños y jóvenes.

Al seleccionar las películas, hemos tenido en cuenta la edad de los destinatarios (de menor a mayor), desde Buscando a Nemo, para niños muy pequeños, hasta 28 días y Mi gran boda griega, que por algunas escenas especialmente fuertes y, sobre todo, por su temática, exigen cierta madurez. De este modo, hemos querido abarcar todos los niveles de edad escolar. Conviene observar que entre las once primeras películas, de dibujos animados, directamente dirigidas a niños, hay algunas que son adecuadas también para reflexionar con preadolescentes y enormemente atractivas para los adultos, como Shrek, Babe, el cerdito valiente y, sobre todo, Pinocho. El modo de analizar y comentar la película puede ser más o menos profundo según la edad de los destinatarios. No dialogaremos igual sobre El Rey León con un niño de ocho años que con uno de once. Las tres últimas películas (28 días, A propósito de Henry y Mi gran boda griega) tratan temas de gran interés para adolescentes y jóvenes, pero exigen una buena preparación previa para poder analizarlas a fondo. No han de presentarse antes de tercero de Secundaria.

En la selección, no nos hemos guiado tanto por la calidad cinematográfica cuanto por el contenido de la historia. Es decir, hemos procurado que el tema de la película fuera de interés formativo y no sólo algunas de sus escenas. Por ejemplo, Solas, del director español Benito Zambrano, tiene un momento impresionante cuando María, la mujer que pensaba abortar, en diálogo con su vecino reclama su derecho a tener el hijo y cuidado. Si en una tutoría se trata el aborto, dicha escena puede perfectamente verse y comentarse y, sin duda, será un buen material. Pero el tema general de la película (la angustia que provoca la miseria moral de algunas mujeres, humilladas por un varón prepotente y egoísta) no es previsible que conecte demasiado con los intereses y las inquietudes de los adolescentes.

Sin embargo, para tratar las consecuencias de movernos en el nivel del encuentro, o bien en el del dominio y la posesión, no hemos dudado en analizar A propósito de Henry, de más calidad que Mr. Deeds, por ejemplo, que aborda el mismo tema, pero es más adecuada para niños de entre 11 y 13 años aproximadamente.

Se nos han quedado fuera muchísimas películas excelentes y apropiadas para la labor educativa. Optar y elegir supone siempre dejar algo, a menudo muy valioso, y mi caso no es una excepción. Pero nuestra meta no es formar cinéfilos, ni siquiera transmitir conocimientos sobre el séptimo arte. No porque no sea materia importante, sino que el cine, como tal, no es nuestro objetivo, sólo lo utilizamos como un recurso pedagógico. No pretendemos informar sobre cine, sino «educar con el cine».

Esto explica también la inclusión de ciertas películas cuyo principal mérito, al decir de algunos críticos (sin duda, algo exagerados), es ser muy taquilleras, como Harry Potter y la piedra filosofal, Spider-man o Como Dios. Pero, al ser un foco de atención de los jóvenes, más vale que les enseñemos a vedas con ojos críticos y sacar provecho de ellas. También, con frecuencia, la familia se pone a ver en la televisión una película que no ha elegido y sobre la que no tiene prácticamente ninguna información (salvo una breve crítica en el periódico), y que ofrece historias o, al menos, escenas fuertes de cualquier tipo (violencia, falta de escrúpulos, sexo...). En tal caso, es muy conveniente que los padres las comenten a fondo con los hijos para evitar el influjo nocivo sobre ellos si las reciben pasivamente sin interpretadas bajo un prisma ético valioso. De este modo les enseñamos a tener capacidad de discernimiento a propósito de tantas conductas que carecen de fundamento moral, pero son presentadas, dolosamente, como signo de progreso: las relaciones prematrimoniales, las llamadas «parejas de hecho», el divorcio, el aborto en algunos supuestos, etc. Lo mismo sucede con las series o programas de bajísima calidad artística y humana que contemplan muchos adolescentes y constituyen, de hecho, un verdadero fenómeno de masas. En algún caso, puede ser práctico grabar un capítulo para analizarlo y «desmontarlo» por dentro, para que los jóvenes vean su inconsistencia como realidad, adivinen las consecuencias lógicas que cabe esperar de las actitudes de los personajes y busquen alternativas más prometedoras. Si se trata, por ejemplo, de programas del tipo Gran Hermano, el análisis de El show de Truman es totalmente adecuado.

Dos de las películas que presentamos no han llegado a la gran pantalla y se han comercializado directamente en vídeo o DVD: The war (La guerra) y la más reciente El cielo no puede esperar. Ambas pueden dar mucho juego con preadolescentes, ya que la sociedad en que se están despertando a la vida no les orienta sobre cómo llenar su existencia de sentido y establecer relaciones valiosas con los demás. Mucho más ligera, pero de gran delicadeza y belleza, es Por siempre jamás, que además trata el tema de la libertad. Y no podíamos dejar fuera la oscarizada tercera entrega de El Señor de los Anillos, que nos permite abordar el tema del compromiso, la amistad y la lealtad.

No hemos pretendido ser exhaustivos, sino ofrecer, a título de ejemplo, 22 películas para la formación humana, que constituyan, así lo esperamos, un material práctico y válido para educar con el cine.

1. Alfonso LÓPEZ QUINTÁS, Descubrir la grandeza de la vida. Nuevo proyecto formativo, Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra), 2003; El secreto de una vida lograda, Ediciones Palabra, Madrid, 2003.


ANÁLISIS DE 22 PELÍCULAS


Buscando a Nemo

La edad del hielo

Babe, el cerdito valiente
La Cenicienta
Dumbo
Shrek
Hermano Oso
La Bella y la Bestia
Hércules
El Rey León
Pinocho
Spider-man
Harry Potter y la piedra filosofal
El Señor de los Anillos: El retorno del Rey
The war (La guerra)
Por siempre jamás
El cielo no puede esperar
Como Dios
28 días
A propósito de Henry
Mi gran boda griega
El show de Truman



--------------------------------------------------------------------------------


Titulo: Educar con el cine. 22 películas
Autor: M.ª Ángeles Almacellas
ISBN: 84-8469-118-7
PVP: 12,50/13 € (sin Iva/con Iva)
Páginas: 228
Colección: Yumelia
De interés: General.


EIUNSA



--------------------------------------------------------------------------------


(*) M.ª Ángeles Almacellas Bernadó es Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación, Licenciada en Filología Hispánica, Diplomada en Formación Teológica, profesora de la Escuela de Pensamiento y Creatividad (fundada por el profesor López Quintás), miembro del Centro de Estudos Medievais-Oriente & Occidente de la Universidad de Sao Paulo de Brasil (Departamento de Filosofía y Ciencias de la Educación - Facultad de Educación), y profesora de educación secundaria en un colegio de Madrid.
Autora de diversos libros como "Educar la inteligencia. Descubrimiento de los valores a través de la literatura y el cine", Argentina 2000, en colaboración con la profesora argentina Teresa Elena Piscitello, en 1998 obtuvo el Primer Premio Nacional de Investigación Pedagógica del Consejo General de los Ilustres Colegios Oficiales de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de España, con el trabajo "Enseñanza de valores y crecimiento personal desde el análisis literario".











Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |