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Lo que ocultan los ideólogos de género de la masturbación
Transtornos, inmadurez, soledad y egoísmo


Por: . | Fuente: caminocatólico



Lo dice Jesús Poveda, médico y profesor universitario: “Educar es sacar lo mejor del individuo. Si la educación sexual se basa únicamente en potenciar los impulsos sexuales, se reducirá al hombre a esta dimensión, obviando otras como son su capacidad de desarrollo emocional, psíquico e intelectual”. Esta educación es causa de muchos trastornos de maduración en la persona. Poveda aclara que como todo hábito, puede convertirse en dañino y causar una patología.

(Marta Santín / Alba) La moral sexual trata de mostrar al ser humano el verdadero sentido de la sexualidad humana. Así lo explica José Noriega en su libro El destino del Eros. “La masturbación no encauza al sujeto a una salida de sí mismo para dirigirse a otra persona, no conduce a una excelencia de vida en plenitud: está vacía de una realidad verdaderamente humana, de una reciprocidad en la que el hombre pueda encontrar una verdadera compañía. No ordena a la persona a una plenitud de vida, sino que la encierra en la soledad“.

Juan Pérez Soba, catedrático de Teología Moral de la Facultad de San Dámaso de Madrid, afirma que la moral sexual enseña al hombre a encontrarse con su propia dignidad, le conduce al amor recíproco y complementario. “Las personas que buscan auto-complacencia mediante la masturbación, terminarán convirtiéndose en seres insatisfechos, fragmentados, encerrándose en un mundo imaginario. Se ha perdido el valor humano de donación a la persona amada, el valor intrínseco de la sexualidad, dando paso únicamente a la búsqueda de los placeres individuales. Lo paradójico es que esto no ha traído una sociedad más feliz, sino más egoísta”.

La ideología de género promete felicidad con la práctica de la masturbación. Sin embargo, estudios clínicos de psiquiatras y psicólogos, avalan lo contrario. Hasta el mismo Freud, padre del pansexualismo, lo pensaba: “El masturbador incurre en riesgo de bloquear el desarrollo y maduración de su psicoafectividad”.

El psiquiatra Enrique Rojas, en su libro Enciclopedia de la sexualidad, señala que “la masturbación no sólo no libera al hombre sino que termina neurotizándolo. Podrá compartir la vida con otra persona, pero amándose más a sí mismo. Por ese camino, no llegará a la plenitud personal”. Aclara Rojas que la masturbación no causa daños físicos, pero sí psicológicos.

William Kraft, profesor de Psicología en Pittsburgh, Pennsylvania, sostiene que su experiencia clínica le ha permitido percibir la seductiva naturaleza de la masturbación, ya que es un medio fácil para explorar las sensaciones genitales sin comprometerse en una relación interpersonal. “Cuando este acto se convierte en la principal fuente de intimidad y satisfacción, perjudica el crecimiento espiritual. Se pasa a vivir en el mundo de las personas ficticias en el que todo es posible y no hay límites“.

Otros psicólogos relatan el caso de matrimonios fracasados porque uno de los dos, esclavizado por la masturbación, se negaba a las relaciones sexuales.