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Deontología del Abogado Ecuatoriano

Deontología del Abogado Ecuatoriano
La conducta de profesionales en diversas ramas se puede considerar desde un enfoque deontológico, sin perjuicio de ello, lo que pretende el autor, es hacer un acercamiento a la realidad del profesional del Derecho Ecuatoriano


Por: Nieves Galarza, Ricardo | Fuente: catholic.net



La Deontología se entiende como una rama de la ética, considerada como un “conjunto ordenado de deberes y obligaciones morales que tienen los profesionales de una determinada materia” , Se la conoce también bajo el nombre de "Teoría del deber”. La conducta de profesionales en diversas ramas se puede considerar desde un enfoque deontológico, sin perjuicio de ello, lo que pretendo es hacer un acercamiento a la realidad del profesional del Derecho Ecuatoriano.

Ya en este punto, determinar cuales serían los deberes y obligaciones regidos por la moral, a que estuviésemos llamados los Abogados Ecuatorianos, genera ciertas dificultades en la exposición del tema. En el Ecuador los Abogados somos constantemente relacionados con anti valores, sujetos de peyorativos sobrenombres roedoréscos, así como también responsabilizados de egoístas e inmorales comportamientos, llegándose incluso a considerar a la llamada “viveza” como un contumaz requisito para ser Abogado, criterio que se halla muy lejano de ser acreditado ni aportar a la verdadera misión del profesional del Derecho, más aún si consideramos que “la Abogacía no se cimenta en la lucidez del ingenio, sino en la rectitud de la conciencia” .

Siendo esto cierto, ¿que es lo que determina la oscura inclinación o el equilibrio en la conciencia del Abogado?, ¿su moral, su ética? y ¿que determina su propia convicción de proceder en base a lo Justo, encaminado por la ley que se muestra como la “promesa de la neutralidad en su aplicación, administración e interpretación” ?, ¿será acaso que se aleja del equilibrio por miedo?, miedo a terminar como el Padre Péricand del que nos cuenta Irène Nemisovski en su bellísima “Suite Francesa” cuando dejándose llevar de su corazón y cristianos principios, halla la muerte apedreado a manos de los niños y adolescentes a los que intentaba salvar la vida. ¿Miedo a terminar como Jesucristo, traicionado y crucificado? . Lo cierto es que parafraseando a Robbins la línea entre lo que está bien y lo que esta mal es cada vez más borrosa, impidiéndose que se defina claramente lo que constituye una buena conducta ética .

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Comentarios al autor: rnievesg@yahoo.com








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