El Poder Ejecutivo a pedido de la asamblea de socios y directiva actual de la Mutualista Circulo Católico de Uruguay, fundada hace más de 100 años por insignes católicos y relacionada estatutariamente a la Iglesia Católica, acaba de aprobar una reforma de sus Estatutos por la que la institución se desliga de la vinculación eclesial.

Esta medida fue adoptada por el Gobierno por pedido de una mayoría circunstancial aunque antirreglamentaria, de la Mutualista. En efecto, en la citada asamblea no fue citado como correspondía el Arzobispo de Montevideo. Por ello, éste solicitó al Gobierno la intervención en la mutualista ante tamaña irregularidad. No puede resultar válida ninguna decisión social acordada en violación de los Estatutos que se preveían modificar. Esto no importó al Gobierno que igual aprobó la modificación de los Estatutos, que dejan desligada a la Institución a su fundadora y sostenedora: la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

De esta manera ahora la Mutualista, podrá adherir a los mandatos de la Ley de “Salud Sexual y Reproductiva” que obliga a todas las instituciones médicas a asesorar a las madres pre y post aborto, en tanto aún sigue siendo delito esa práctica nefanda en el Uruguay.

Resulta realmente insólito que se haya presionado por el Ministerio de Salud a la mutualista a tomar esa decisión como forma de no morir por inanición del Fondo Nacional de Salud, que negaba la inclusión de la mutualista católica al sistema ante la lógica imposibilidad de adherir ésta a la colaboración con el crimen del aborto.

Lo cierto es que, los obispos uruguayos ahora seguramente deberán por un lado recurrir administrativamente tamaña decisión del Estado de aprobar la reforma de estatutos del Círculo adoptada en violación de los mismos estatutos que se pretendían modificar, al no haber sido citado el Arzobispo a dicha asamblea, que finalmente tomó la cuestionada decisión. Y en su caso reclamar a la mutualista la devolución de los inmuebles que sean propiedad eclesial. Y por otro lado deberán accionar para que la institución quite de su nombre el apelativo de “católico” porque sencillamente ha dejado de serlo apartándose con su decisión a favor del asesoramiento al aborto, de la comunión eclesial.

Ha sido una responsabilidad compartida entre el Estado que presionó a la directiva de la mutualista para que adoptara esa decisión y la condescendencia de la asamblea de socios manejada por la Directiva.

Pro hombres como los Dres. Lenguas y García Pintos, desde el Cielo, no podrán creer lo que se acaba de perpetrar en su querido Círculo Católico.