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Reanudar el desmantelamiento de arsenales nucleares

Reanudar el desmantelamiento de arsenales nucleares
El aunar esfuerzos comprende, en primer lugar, la obligación de compartir los conocimientos, de construir un consenso común a través del esfuerzo y el compromiso conjuntos afirma Arz. Mamberti


Por: . | Fuente: VIS



CIUDAD DEL VATICANO, 2 OCT 2008

El arzobispo Dominique Mamberti, secretario par las Relaciones con los Estados, intervino el pasado 29 de septiembre en la 52 sesión de la Conferencia General de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA), que se celebra en Viena (Austria) del 29 de septiembre al 3 de octubre.
En su discurso el prelado recordó que la IAEA trabaja para proteger y promover la vida "en uno de los ámbitos claves del ambiente humano: el uso pacífico de la energía nuclear", y que la historia de ese organismo atestigua la necesidad de "aunar esfuerzos para el bienestar de la familia humana".

El aunar esfuerzos comprende, en primer lugar, prosiguió, "la obligación de compartir los conocimientos, de construir un consenso común a través del esfuerzo y el compromiso conjuntos. Por eso, el trabajo de la IAEA en los tres sectores de su competencia: tecnología, seguridad y verificación, debería ser siempre el de unir y asociar, no el de dividir y oponer".



"La Santa Sede desea que todos los estados trabajen para (...) promover la seguridad e inocuidad nucleares y garantizar que los materiales nucleares no se usen para otros propósitos, ni que haya actividades nucleares no declaradas. Así se contribuirá no solamente a combatir el terrorismo nuclear, sino a la promoción de una cultura de la vida y de la paz que fomente el desarrollo integral de los pueblos".



El segundo aspecto de la obligación de trabajar juntos, señaló el arzobispo, es el de hacerlo "para el uso de una tecnología nuclear inocua y pacífica que respete el ambiente y tenga en cuenta a las poblaciones más desaventajadas". La globalización exige que se contribuya "no exclusivamente a un proyecto específico o a la tarea de determinados gobiernos u organismos, sino sobre todo al bien común de toda la humanidad. Por eso, el valor de un proyecto se mide por el impacto que tenga en los valores humanos y culturales, así como en el bienestar económico y social de un pueblo o nación".



Refiriéndose al desarme nuclear, tercer aspecto de la obligación, el prelado afirmó que no se debe permitir que el Tratado de no proliferación nuclear se limite, ya que es "la piedra angular del régimen global de no proliferación" y "un elemento importante para el desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos".



Por último, el secretario para las Relaciones con los Estados afirmó que la Santa Sede "alienta a todos los responsables en esta materia a reanudar con mayor empuje el desmantelamiento mutuo y progresivo de los arsenales nucleares existentes". "La seguridad mundial -añadió- no debe depender de las armas nucleares" y "la Santa Sede considera que el Tratado de prohibición general de los experimentos nucleares (CTBT) es un importante instrumento para conseguir ese fin".







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