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Toy Story III

Toy Story III
En este esperado estreno Toy Story 3, Andy ha dejado de ser un niño y tiene que dejar atrás su vida infantil para irse a una nueva ciudad a estudiar


Por: Olivia E. Núñez Orellana | Fuente: Arcol



Toy Story III

Dirigida por Lee Unkrich, Guión de Michael Arndt, Música de Randy Newman

Pixar Animation Studios / Walt Disney Pictures


Más de 10 años después de la primera entrega de la película Toy Story, lo irremediable ha sucedido. En este esperado estreno Toy Story 3, Andy ha dejado de ser un niño y tiene que dejar atrás su vida infantil para irse a una nueva ciudad a estudiar.

Todos sus entrañables amigos y compañeros de horas de juego: sus juguetes, está ahora olvidados en un baúl y Andy tendrá que decidir qué hacer con ellos. Tirarlos a la basura, dejarlos en el ático como artículos viejos o donarlos, son los posibles destinos de sus “amigos”, los juguetes.

El vaquero Woody, es el único que tiene asegurado su derrotero, pues Andy ha mostrado una preferencia por él y piensa llevarlo consigo a su nuevo hogar.

Entre preocupación y confusiones, los juguetes de Andy llegan a un lugar sorprendente. Un lugar que no habría imaginado, que promete ser el espacio óptimo para vivir interminables aventuras en la compañía de los niños que diariamente visitan el lugar. Se trata de la guardería Sunnyside, en donde suponen que encontrarán nuevos amigos y serán apreciados por unos y por otros, sin término.

Toy Story 3 es una historia de aventuras y descubrimientos que lleva a chicos y grandes a volver con la imaginación o el recuerdo, a esos años maravillosos en los que jugar era la actividad más importante del día y los juguetes eran “los incondicionales” que esperaban nuestra atención incansablemente.

Toy Story es una cinta que nos recuerda que, como primeras experiencias de vinculación y pertenencia, los juguetes se convierten en cierto momento de la vida, en los aliados que nos preparan para salir al encuentro de los demás.

Una película fascinante que retrata muy bien la fuerza de la imaginación para dar a nuestros juguetes cualidades de ternura, amistad y lealtad. Y cuando somos pequeños nos hacen apegarnos a ellos y otorgarles un lugar especial en nuestro aprecio. Nos recuerda también la fuerza del deseo de poseer que descubrimos desde pequeños, cuando consideramos como verdaderos agresores a “quienes se atrevan a quitarnos nuestros juguetes”.

Una historia llena de personajes entrañables que nos describe que la lección completa, de esos primeros años en los que descubrimos nuestras primeras experiencias afectivas -como es la vinculación con nuestros juguetes-, es precisamente aprender a desprendernos de ellos.

Una película que nos lleva reflexionar sobre la oportunidad que desperdiciamos de ayudar a los hijos a crecer, cuando permitimos que sus juguetes se conviertan en el pretexto para el egoísmo, la presunción y la autosuficiencia. En lugar de aprovechar esta etapa mágica, para que desarrollen la capacidad de compartir, la nobleza de cuidar lo que tienen y lo más importante…la generosidad de desprenderse de algo que aprecian, buscando hacer felices a los demás.

Cuando nos esmeramos por llenar la habitación de los niños de juguetes, cuando permitimos que maltraten y excluyan a sus amigos de sus juegos y cuando trivializamos el proceso de “desprenderse” de un juguete para adquirir insaciablemente otro más, lo que permitimos que suceda en su tierno corazón, es que se convierta en ambicioso, desconsiderado y egoísta.

Toy Story 3 es una historia llena de colores y emociones que apunta muy bien el no desperdiciar una oportunidad de verdadero desarrollo en los niños. Una historia divertida sobre la relación con nuestros juguetes -o lo demás que poseemos- que nos hace preguntarnos… ¿Qué tanto nos apartan o nos aleja de la posibilidad de descubrir a los demás?

Una ocasión para caer en cuenta de que a veces somos muy buenos para enseñar a nuestros hijos a “tener”, pero no les enseñamos a “desprenderse”. Esta segunda parte, desprenderse, cuando además se hace buscando el bien de los demás, nos da sin duda mayor felicidad que la primera







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