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No se produjo el esperado cambio a favor de los países pobres en la Conferencia de Doha
La Santa Sede destaca el problema del “financiamiento sostenible”, necesario para preservar recursos para el futuro


Por: . | Fuente: VIS



Doha

La Conferencia sobre el financiamiento para el desarrollo promovida por las Naciones Unidas desarrollada en Doha, Qatar, concluyó sin el cambio integral acerca de las políticas a favor de los países pobres, esperado por tantos partidos. Sin embargo, se confirmaron algunos compromisos que ya habían sido asumidos en Monterrey, México, durante la reunión precedente. La comunidad internacional, por otra parte, no ha tomado aún decisiones específicas y originales sobre el financiamiento dirigido al desarrollo y al crecimiento de las naciones más atrasadas del planeta, ni están previstas acciones concretas con relación a la crisis financiera y de mercados que desde hace algunos meses está afectando a la economía mundial.

Sin embargo, entre las decisiones más relevantes asumidas por la Conferencia, está la de convocar otro meeting de alto nivel para el año próximo 2009, sobre cuestiones relacionadas con la crisis financiera y económica y sobre su impacto en el desarrollo. Dicha Conferencia deberá ser organizada por el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas y estar definida en su modalidad para el mes de marzo. La convocatoria a una nueva reunión es la prueba más concreta de que muchas cuestiones delicadas —sobretodo en el nivel financiero— necesitan de mayor reflexión, y quedan aún algunos nudos por desatar en la confrontación entre diversas naciones, entre norte y sur del mundo, entre países ricos y países pobres.

El Observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, Mons. Celestino Migliore, durante su intervención, fue bastante claro en pedir que la Conferencia tocase algunos de los grandes temas de la agenda internacional, entre los cuales indicó “el ansia por las consecuencias económicas y políticas de una crisis financiera sin precedentes y la persistente y devastadora presencia del terrorismo, como lo muestran los trágicos eventos de Mumbai, en India”.
“Estas crisis —agregó el Arzobispo Migliore—, constituyen un reto enorme” para que la comunidad internacional afronte los problemas de los países más pobres. “En su raíz —había explicado el Observador permanente de la Santa Sede en el Palacio de vidrio— la crisis financiera no es un fracaso de la ingenuidad humana, sino una conducta moral”. “Los efectos a corto plazo de tal codicia y la falta de prudencia” tendrán como consecuencia “que las naciones que estaban logrando salir de la extrema pobreza vuelvan a caer en ella”. De esta manera el Arzobispo puso en relación dos conceptos, el de desarrollo sostenible y el de financiamiento sostenible, ambos en la base de un posible cambio futuro en el gobierno de las crisis globales del planeta.

“Con frecuencia hablamos —afirmó Mons. Migliore— de desarrollo sostenible”, con el objeto de responder a las “necesidades del presente sin comprometer la capacidad, para las futuras generaciones, de satisfacer sus necesidades. Del mismo modo el financiamiento sostenible debería satisfacer las necesidades presentes y del capital, asegurando al mismo tiempo la preservación y el incremento de los recursos a largo plazo”. De allí el deseo expresado por la Santa Sede de que “el principio de un desarrollo financiero sostenible sea aplicado a los mercados financieros”.

Luego el representante de la Santa Sede solicitó también un nuevo rol de las instituciones financieras a nivel global: “La comunidad internacional debe nutrir asimismo un mayor respeto por las voces de aquellos países y de aquellos individuos más necesitados de asistencia financiera. Es necesario reorientar las instituciones de Bretton Woods, y los llamados países del g6 y del g20 deben garantizar un comportamiento de escucha y de respeto de la voz de quienes tienen mayor necesidad de desarrollo”.

Un modelo de desarrollo elitista, explicó el Arzobispo Migliore, “será siempre insuficiente a menos que se preocupe más por las personas cuya vida y cuyo país están en riesgo”. En los días pasados el Vaticano, a través del Pontificio Consejo Justicia y Paz, puso el acento sobre la urgencia de intervenir en las finanzas offshore, que juegan un papel escondido pero crucial en la actual crisis económica mundial







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